Político socialista francés

Manuel Valls: «Prohibir el burka a medias es una debilidad»

Este diputado y alcalde de la 'banlieue' nacido en Barcelona hace 47 años y modelado en el Gabinete de Jospin opta a ser candidato a la presidencia en el 2012.

Manuel Valls

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ELIANNE ROS

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Cuando en la escuela francesa le preguntaban por la profesión de su padre y decía que era pintor –el artista Xavier Valls–, demasiadas veces le indicaron que no debía avergonzarse de ser hijo de un obrero de la construcción. Manuel Valls cuenta esta anécdota en su libro Pouvoir (Poder), que presenta hoy en Barcelona. Sin resentimiento. Al contrario. Su libro es un canto de amor a su patria de elección y su hoja de ruta para una izquierda menos elitista y con los pies en el suelo.

–Para volver a poner a Francia en movimiento, conciliar eficacia económica y justicia social y hacer reformas eficaces hace falta una mirada nueva y dar un nuevo sentido a la izquierda. Creo que encarno esta capacidad de renovar la izquierda, por eso quiero ser presidente.

–Un catalán, no nacido en Francia, ¿puede llegar a dirigir la República?

–Alguien que ha nacido en el extranjero, que es hijo de un catalán y de una suiza-italiana y cuya lengua materna no es el francés, puede, porque así lo ha decidido, aspirar a la más alta responsabilidad del país. Esa es la grandeza de Francia. Soy un francés de sangre mezclada, como el actual presidente. Pero quiero encarnar, a través de lo que soy, de mi doble cultura, una Francia más sosegada. No quiero enfrentar a unos ciudadanos contra los otros como hace Nicolas Sarkozy.

–Después de haber trabajado con Royal en el 2007, ¿considera que ha llegado el turno de una nueva generación de la izquierda?

–Estoy convencido. La izquierda necesita la energía de una nueva generación que conoce bien la realidad de los barrios populares, que habla de la reforma de la escuela, de reconciliar a la izquierda con la empresa... Soy unoutsider, no soy el favorito de los sondeos, pero a veces la experiencia de gobierno puede ser un hándicap. No quisiera que la elección del candidato se haga solo entre antiguos ministros, como Strauss-Kahn, Aubry o Royal.

–¿Cómo es la izquierda desacomplejada que reivindica?

–Es una izquierda que dice que Sarkozy ha fracasado en su política de seguridad, que la violencia no deja de aumentar, que la proliferación de armas en labanlieue [los suburbios] es muy inquietante, que la delincuencia afecta a los más débiles, que para combatir el fracaso escolar hay que destinar a profesores con más experiencia a los barrios más difíciles y pagarles mejor.

–No son buenos tiempos para el socialismo europeo.

–La crisis ha provocado una demanda de regulación, de intervención pública. Eso debería haber llevado a la izquierda a ser más fuerte y, sin embargo, sucede lo contrario, lo que obliga a redefinir su papel. No podemos gobernar en el 2012 con las recetas de los años 80 y 90, es decir, con la semana laboral de 35 horas o con más Estado.

–En temas como la seguridad, el burka y las 35 horas se aleja del discurso oficial de su partido. ¿Eso no dificulta su candidatura?

–El candidato a las presidenciales será elegido en unas primarias abiertas a todo el cuerpo electoral. Eso significa que los problemas internos del PS pesan menos en la designación. Yo estoy en línea con lo que piensan los electores de izquierda, que necesitan un lenguaje claro.

–¿Por eso defiende una prohibición total del burka?

–El burka no tiene nada que ver con el islam, y niega la identidad de la persona. Si defendemos la dignidad de las mujeres, lo que hace falta es la prohibición total. Prohibir a medias es un acto de debilidad.

–Muchos creen que prohibir no es de izquierdas.

–Hay una demanda de progreso, de justicia social, pero también de orden, de autoridad y de reglas. Si en nombre de la libertad todo es posible, incluso hacer retroceder los valores del progresismo, no hemos entendido lo que ocurre. La seguridad es una libertad, no podemos ser débiles con esto.

–¿Eso explica que las clases populares francesas voten a la ultraderecha de Le Pen?

–Sí, no se han sentido comprendidas por las élites gobernantes.

–Algunos le consideran el Sarkozy de la izquierda.

–Si significa lo que representaba el presidente en el 2007, innovador, dinámico... lo tomo como un cumplido. Rechacé la proposición de Sarkozy de entrar en el Gobierno. Estoy por el diálogo entre partidos, pero no por la confusión de papeles. No me gusta el clima tan violento que existe en España entre el PSOE y el PP. Tampoco que Aubry compare a Sarkozy con Maddoff, es una actitud que desacredita a la política.

–Cuenta en su libro que Carla Bruni le pidió que derrotara a su marido para poder tener una vida normal.

–También explico que Sarkozy intervino para decir que no podríamos ganarle porque somos sectarios. Si queremos responder positivamente a la súplica de Carla Bruni, aunque no la creo en absoluto, la izquierda debe ser abierta, moderna, popular y generosa. Hoy la gente no se reconoce en las etiquetas tradicionales de la izquierda y la derecha.