Será el año de Perpinyà

XAVIER Febrés

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El próximo 12 de enero, Perpinyà debutará como capital cultural catalana del año 2008. A la capital rosellonesa le ilusiona. Prepara un centenar de actos dentro de este programa. Sin ninguna intención de dejar de ser francesa, quiere acercarse a la Catalunya peninsular y a Barcelona. No siempre le hacen caso, a este lado de la frontera.

Por alguna razón enquistada, algunos la consideran una somnolienta ciudad de provincias, un confín desdibujado. Se equivocan. Quizá la capitalidad cultural del 2008 va a ayudarla en alguna medida a que se valore su realidad actual. Rosellón tenía 230.000 habitantes en el año 1954 y llegó a los 413.000 en el año 2005, casi duplicados. Del total, 115.000 viven en el término municipal de Perpinyà, y 287.000, en el distrito metropolitano.

El empuje del alcalde Jean-Paul Alduy, el hijo Alduy (para distinguirlo del padre, Paul Alduy, que lo precedió en el cargo durante más de 30 años, entre 1959 y 1993), imagina un poderoso polo de desarrollo alrededor de la nueva estación perpiñanesa del TGV. Cuando llegue, situará la ciudad a tres cuartos de hora de trayecto del centro de Barcelona.

El alcalde Alduy ocupa un lugar destacado dentro del partido de la actual mayoría del presidente Nicolas Sarkozy, pero tiene que hacer muchos esfuerzos para ser escuchado en Barcelona. En la cumbre hispanofrancesa del 2001 que se celebró en Perpinyà, Alduy habló con el entonces presidente Jo- sé María Aznar. El alcalde declaraba: "Le expliqué cómo veía el enlace del TGV con Barcelona y nuestros proyectos. Me escuchó amablemente y al final me preguntó: '¿Y no teme que sus ciudadanos puedan pedir la anexión a Catalunya?'. Yo le respondí: 'Señor presidente, hoy en día las fronteras no se desplazan, se borran'".