La cacerolada nació facha

JOSEP Pernau

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Los diccionarios se quedan cortos en la definición de la palabracacerola.Reconocen que es un utensilio de cocina, pero no dicen ni palabra de la función política y social de censura que desempeña en manos de las masas ciudadanas, cuando la gestión del político o del concesionario de un servicio público deja mucha que desear.

En Barcelona, la percusión contra una cacerola ha servido de desahogo de la ciudadanía víctima del gran apagón, que la compañía Fecsa-Endesa no supo atajar a tiempo. Durante más de una semana, la ciudad fue un ruidoso concierto de protesta, que alcanzó momentos álgidos, de acuerdo con el principio de que la cacerolada, cuanto más desafinada, mejor. En momentos así, la ciudadanía se siente realizada.

Acciones como la llevada a cabo en Barcelona por los abonados a las eléctricas dignifican una actividad nacida de la conspiración contra el progresismo. Por un vuelco ideológico de la historia, Brasil tuvo un trienio progresista, contra cuyos dirigentes,Janio QuadrosyJoao Goulard,la CIA urdió un plan ultraconservador. Así, en 1963, se puso en marcha la cacerolada, y un año después se abría un largo turno de militares represores, que Washington bendecía, pues ni a los obispos cató- licos dejaba en paz. Después, en los primeros años 70, en Chile, la cacerola llamaba a la movilización de los enemigos del presidenteAllendey era el sonido de fondo del golpe deAugusto Pinochet.

La cacerolada nació en la indignidad americana y Europa la reconvirtió por el camino del progreso. Hoy, el principio de que el cliente siempre tiene razón se complementa con una actitud de fuerza, que, en el caso de Barcelona, no se borrará de la memoria colectiva. El 2007 será para siempre el año de las cacerolas.