"La ONU participó en un genocidio en Irak"

MARC MARGINEDAS

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En 1999, Hans van Sponeck, entonces coordinador humanitario de la ONU en Irak durante la aplicación del programa Petróleo por Alimentos, dejó la organización tras comprobar cómo sus informes sobre los efectos del embargo en la población se extraviaban misteriosamente. Desde entonces, ha denunciado los sufrimientos de civiles inocentes causados por las sanciones más abrumadoras padecidas jamás por un país. El alemán Von Sponeck acaba de publicar un libro (Autopsia de Irak: las sanciones, otra forma de guerra) en el que analiza la situación creada en Irak durante esa época "que equivale a un genocidio".

--Cuénteme en números los efectos sobre los civiles iraquís de 13 años de embargo internacional.

--Se vendió petróleo por valor de 64.000 millones de dólares. De ellos, 43.000 millones quedaron disponibles para asistencia humanitaria. 28.000 millones llegaron al país de forma efectiva y, aunque suene a mucho dinero, no es nada si se expresa como media de dinero recibido por persona y día, que fue de 51 céntimos al día. ¿Y para qué? Para comida, para medicamentos, para agricultura, para electricidad, para sanidad, agua, educación, comunicaciones y alojamiento. Por eso, los indicadores socioeconómicos fueron muy pobres. Hubo un aumento progresivo de la mortalidad infantil. Antes de las sanciones, fallecían 25 de cada 1.000 recién nacidos. Hacia el final de las sanciones, la cifra llegó a los 131. Entre el 60% y el 65% de la población en edad laboral no trabajaba. Indicadores como el agua disponible por persona o las horas de electricidad cayeron muy deprisa.

--Mucha gente decía que las sanciones eran necesarias para poner en cintura a Sadam Husein.

--A priori, estoy de acuerdo. Sadam Husein no era ningún ángel y tenía que ser contenido. Pero uno no toma un rifle y dispara contra un objetivo equivocado. Las víctimas de las sanciones fueron los civiles. Sadam Husein no tenía que preocuparse por su bienestar, ni su Gobierno, ni sus funcionarios de alto rango.

--¿La ONU tuvo otras opciones?

--La palabra clave es diálogo. Pero EEUU quería aislar al país. Y cuando se aísla a un país, se crea una incubadora. Sadam Husein, en su pequeño mundo, podía hacer lo que quería. Por eso, las sanciones fueron contraproducentes.

--¿Intenta usted con su libro advertir al mundo de que no cometa el mismo error con Irán?

--Ahora sabemos que tales sanciones económicas no protegen a inocentes. Y no hay que repetir lo mismo con otros países, incluyendo a Irán.

--¿Y cree que sus consejos son tomados en cuenta?

--Sí. No solo gracias a mí. Hay demasiada evidencia que lo corrobora. Son necesarias sanciones inteligentes, es necesaria una mejor preparación: no se puede imponer sanciones sin conocer la condición del país. Hay ciertas lecciones aprendidas que la ONU ya utiliza cuando aplica programas humanitarios en países bajo sanciones. Es un paso adelante operativo. En el plano político no hay progresos.

--¿Por qué?

--Porque hasta ahora el Consejo de Seguridad de la ONU estaba dominado por un único país --EEUU-- apoyado por un país más pequeño --el Reino Unido--, y los programas de la ONU eran de hecho programas norteamericanos o británicos. Y eso explica mucho. La ONU necesita ser reformada para impedir otro Irak en Irán, Afganistán o Birmania.

--Usted dimitió. Puede que hubiera sido mejor trabajar dentro del sistema en lugar de abandonarlo...

--Lo intenté. Pero si uno comprueba que no llega a ningún sitio, si te humillan, si uno admite que, haga lo que haga, no hay diferencia, entonces llega a una conclusión: "Si continúo, soy parte del problema".

--¿De qué crímenes es culpable la ONU en Irak?

--Trabajé 32 años en la ONU y nunca pensé que mi organización pudiera ser acusada de participar en algo que equivalía a un genocidio. Si un organismo sabe lo que está ocurriendo y no modifica su estrategia, entonces ese organismo no está lejos de ser culpable de violar la ley internacional. Los resultados están ahí. Podían haber hecho algo. En marzo hubo un encuentro de ocho profesores en la Universidad de Columbia, en EEUU. Todos ellos eran especialistas en genocidio. Había unanimidad en afirmar que el Consejo de Seguridad de la ONU había participado en crear condiciones que equivalen a genocidio. Es muy duro admitirlo. Porque la ONU es una institución que no promueve el genocidio.

--¿Qué productos de primera necesidad no pudo importar Irak?

--La elevada mortalidad infantil te- nía mucho que ver con el agua sucia. Siempre tuvimos problemas para importar productos químicos destinados a purificar el agua, para importar herbicidas para los agricultores, para conseguir vacunas para la gripe aviaria, para importar ciertas medicinas contra el cáncer con la excusa de que podían ser utilizadas en fabricar armas biológicas.