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La Bodega d’en Rafel: última ronda en un clásico de Barcelona

Este histórico hervidero de buen ambiente y comida casera de Sant Antoni se despide después de más de 30 años de mesas hasta los topes

Bodega d'en Rafel

Bodega d'en Rafel / Ferran Sendra

Albert Fernández

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Es el momento de saborear cada anchoa, sonreírle a las croquetas y venerar el jamón. Toca homenajear el capipota y las albóndigas, apurar el vaso y pedir otra ronda, porque podría ser la última que tomemos en La Bodega d’En Rafel (Manso, 52). Este clásico de Sant Antoni se despide después de más de 30 años de barras ajetreadas y mesas hasta los topes. El carismático Rafael Jordana baja la persiana, en parte ahogado por las penurias de la pandemia, pero sobre todo para dedicar tiempo a su familia.

Mientras el barrio lamenta la pérdida de este histórico hervidero de buen ambiente y comida casera, Rafel sigue sacando cada café con calma sonriente, más preocupado por vender la lotería de Navidad que por dar una fecha definitiva para el cierre, que podría ser en Nochevieja o el junio que viene. Por el momento, aún pueden verse señores emplatados de la mañana a la noche, currelas volcados sobre sus guisos lamentando la escabechina culé, o modernos apretados en las mesas de mármol, bien de vermut y tapitas mientras comentan la última de Leos Carax.

Más que nunca, conviene empaparse de cada gesto y conversación, contemplar las fotos de la parroquia bebiendo en porrón o las baldosas con escenas medievales. Y acariciar con la palma abierta ese sacrosanto mantel de papel que tanto echaremos de menos cuando nos toque pagar la última en el Rafel.

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