Canción triste de una historia de amor
¿Qué hacer hoy, 9 de octubre, en Barcelona?
El Tantarantana estrena 'Te deix, amor, la mar com a penyora'
Eduardo de Vicente
Periodista
En 1975, la escritora mallorquina Carme Riera escribió uno de sus relatos cortos más famosos, Te deix, amor, la mar com a penyora, una historia de amor con final sorpresa, ya que lo que los lectores suponían una relación heterosexual era, en realidad, un romance entre dos mujeres. La compañía Les Fugitives acaba de estrenar una adaptación teatral de este cuento, tierna y delicada, que puede verse en la sala Àtic 22 del Tantarantana solo hasta el 24 de octubre. Una pequeña joya de imprescindible visionado y una de las mejores propuestas de la presente temporada.
El suelo del escenario está cubierto de arena y también hay esparcidas algunas conchas y muchos libros. A la izquierda, una silla y una mesa con una máquina de escribir y a la derecha, una butaca. En el fondo hay un baúl y, a su lado, se encuentra la cantante y pianista Clara Gorrias que nos introduce musicalmente en la obra mientras se proyecta una imagen y, como si fuera una película, los créditos iniciales.
Una atracción inesperada
La narradora es Aina, una mujer embarazada (Gina Clotet) que nos explica la relación que la marcó cuando tan solo tenía 15 años (Judith Corona) con una profesora, María (Rafaela Rivas), que se fijó en ella por su incipiente talento. Entre ambas nacerá una atracción derivada de su mutua pasión por la literatura y su gran sensibilidad como demuestra la hermosa escena de la puesta de sol. La primera parte es romántica, elegante y luminosa para luego derivar hacia el drama.
La joven Aina, inocente y curiosa, descubre junto a su maestra, un mundo nuevo, repleto de colores y se siente libre. Todos la tratan como una niña y ella es la única que le habla como a una persona de su edad. Por su parte, María ve en esa niña el talento que ella nunca creyó tener, la pureza y la espontaneidad que ha perdido. Frente a ellas, una sociedad restrictiva y oscura (recordemos que estamos en los 70) que no admite a quienes se apartan de las normas establecidas.
Los recursos y la música
El desdoblamiento en dos del personaje permite que la Aina adulta le confiese a María lo que no podía decirle entonces y viceversa, un recurso muy inteligente para revelar, años más tarde, los secretos que hay que callar en el presente por el bien de la otra persona. Rivas, en un registro muy distinto a sus papeles cómicos en el Versus Glòries (Separacions, Angle mort), sonríe con los ojos en la primera mitad para endurecer la mirada en la segunda mientras que Corona sabe quitarse su edad de encima para encarnar a una niña ingenua y ansiosa por crecer. En tercer lugar, Clotet aporta sobriedad al principio que se va convirtiendo en sentimiento y emoción.
Capítulo aparte merece la interpretación de Gorrias tanto a los teclados como cantando, incluso a cappella, o creando la ambientación sonora. Escuchándola nos da la impresión de que, mientras vemos la obra, estamos en una cala mallorquina y una brisa marina nos acaricia el rostro y el alma gracias a los sonidos que nos transmite. Sus canciones, dulces y amargas, son mucho más que un complemento o un contrapunto, son un elemento poético indispensable.
Las creadoras y el viaje del espectador
Las directoras son Laia Pujol y Maria Ten, que proponen una puesta en escena imaginativa en la que las actrices se mueven con naturalidad por el espacio buscando el rincón más íntimo al tiempo que la cercanía con el espectador. Ten firma también la dramaturgia junto a la actriz Judith Corona, las tres creadoras de la compañía Les Fugitives, que pretenden plantear espectáculos reflexivos y feministas y celebran su quinto aniversario con este estreno y La dona que va cridar tant que es va buidar en la Sala Fènix, actualmente también en cartel.
Del amor al dolor, de la realidad a la ficción. Un tránsito que los espectadores hacen al mismo tiempo que los personajes entendiéndolos, identificándose con ellos, amándolos. Cuando las luces se apagan se produce el silencio, entre el respeto y la sensación de haber vivido algo más que un espectáculo teatral. Sales de la sala flotando, como en una nube, dos palmos por encima del suelo. Es el producto de un esfuerzo conjunto donde se nota que han cuidado hasta el más mínimo detalle para llevar al público por una montaña rusa de sensaciones. Tan solo puede verse durante estas semanas y es uno de esos montajes que merecerían eternizarse en la cartelera por lo tocado que te deja. La función ha finalizado pero nos ha dejado un regalo, una prenda, el recuerdo de una preciosa historia que se ha quedado grabada para siempre en nuestro corazón.
<div class="ep-film"> <div class="thumb"> <img alt="item" class="loading" src="https://estaticos-cdn.elperiodico.com/clip/clip/fd99cd95-588a-4078-92c7-b72cb201ad96_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" pinger-seen="true" data-was-processed="true"> </div> <div class="txt"> <h3>'Te deix, amor, la mar com a penyora'</h3> <p><strong>¿Dónde?</strong> Sala Àtic 22 del Teatre Tantarantana (Tantarantana, 24).</p> <p><strong>¿Cuándo?</strong> jueves a sábado (20 h.) y domingo (18.30 horas). Hasta el 24 de octubre.</p> <p><strong>Precio:</strong> de 15 a 21 euros.</p> <p><strong>Más información:</strong> <a href="http://tantarantana.com/production/te-deix-amor-la-mar-com-a-penyora/" target="_blank">Teatre Tantarantana.</a></p> </div></div>
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