El regreso del fantasma del pasado

La infancia es una de las épocas más complejas de nuestra vida. Empezamos a absorber conocimientos y a descubrir algunos de sus secretos, pero también es una etapa en la que podemos tener problemas que nos marquen para siempre. Este es uno de los temas principales de L'habitació blanca, un drama con elementos fantásticos escrito por Josep Maria Miró y dirigido por Laureano Perotti que, tras presentarse con éxito en la última edición del Grec, regresa ahora al escenario de la Sala Flyhard hasta el 27 de septiembre.

El pequeño escenario está únicamente ocupado por una mesa y tres sillas y, a ambos lados, unas cortinas metálicas blancas, el espacio en el que se mueven los cuatro personajes. Cuando se abren las luces vemos a una anciana (Francesca Piñón) sentada en una silla siendo interrogada por un treintañero, Carles (Albert Prat). Pronto descubrimos que es el vigilante de un supermercado y que sospecha que la mujer pretendía llevarse algo sin pagar. Su tono cambia cuando descubre que se trata de la señorita Mercè, que fue su maestra cuando era un niño y le enseñó a leer y escribir.

La escritora y el arquitecto

De repente aparecerá una joven, Laia (Paula Blanco), está embarazada y se dedica a redactar textos para otros. También fue alumna de Mercè y está molesta porque cada día a la misma hora se halla en la puerta del edificio donde trabaja como para querer reprocharle algo, pero nunca sube a decirle nada. Es muy descreída, manda a la mierda la nostalgia y desconfía de la felicidad. Saca continuamente cigarrillos de una cajetilla aunque nunca se los fuma, lo hace para contener su nerviosismo.

El tercer estudiante que se cruza con ella es Manel (Marc Rodríguez), un arquitecto que se la encuentra en la puerta de su domicilio y, aunque hace muchísimos años que no la ve, ella insiste en que la invite a subir a su casa y conocer a su mujer y sus dos hijas. Resulta muy obstinada y él ya no sabe como quitársela de encima.

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Secretos y enigmas

Estas tres situaciones van alternándose en la obra y van siendo comentadas por los tres personajes jóvenes, entre los que surgen enfrentamientos. También aparece en la conversación un tal Albert, un joven pelirrojo a quien apodaban Pumuki en referencia a una serie de dibujos animados. En el ambiente planean muchos enigmas: ¿por qué esa mujer ha regresado a sus vidas? ¿qué es lo que pretende? ¿por qué Mercè, que recuerda perfectamente detalles de todos ellos, es la única que no se acuerda de Albert?

La habitación blanca, en referencia a la clase donde estudiaron, esconde muchos secretos que tardarán en ser desvelados. Eso sí, el texto deja también algunas incógnitas que el espectador deberá intentar resolver por sí mismo. Una pieza enigmática, meticulosamente escrita por Josep Maria Miró, que nos pone frente al espejo de nuestra infancia, que resalta la importancia de esos primeros años en nuestra conducta futura y los traumas que puede también suponer. Y, frente a ellos, la presencia espectral de la maestra que, como los fantasmas de Cuento de Navidad, parece que haya vuelto para hacerles reflexionar.

Los actores y el pasado

Piñón consigue mantener ese halo de misterio que provoca la inquietud e incomodidad tanto de los otros personajes como del público. Prat aporta vulnerabilidad a su Carles que se ve convertido en un tipo duro sin serlo, mientras que Blanco es la más severa, la intransigente, la más segura de sí misma (aparentemente). Finalmente, Marc Rodríguez ofrece una inesperada evolución ya que arranca con un tono algo cómico al que ya estamos acostumbrados en el televisivo Polònia (arrancando algunas carcajadas) para luego pasar a mostrar su lado más oscuro y conmover con su monólogo sobre la pérdida.

Una obra que no elude la complejidad, que va creando una tensión ascendente en la que deseas saber más sobre lo que ocurrió, cómo y por qué y hay que tener algo de paciencia porque la información se va suministrando paulatinamente. Las secuelas del pasado que vuelven a taladrar a sus protagonistas, los sueños de un futuro mejor no siempre cumplidos, el reencuentro con los errores infantiles. Una habitación que podría ser blanca, pero que está repleta de claroscuros.     

<div class="ep-film"> <div class="thumb"> <img alt="item" class="loading" src="https://estaticos-cdn.elperiodico.com/clip/clip/061597d1-17f7-4191-9eb9-12948b75aaa6_media-libre-aspect-ratio_default_0.jpg" pinger-seen="true" data-was-processed="true"> </div> <div class="txt"> <h3>'L'habitació blanca'</h3> <p><strong>¿Dónde?</strong> Sala Flyhard (Alpens, 3).</p> <p><strong>¿Cuándo?</strong> lunes, jueves y viernes, a las 20 h.; sábados, 20.30 h. y domingos, 19 horas. Hasta el 27 de septiembre.</p> <p><strong>Precio:</strong> 20 euros.</p> <p><strong>Más información:</strong> <a href="https://www.salaflyhard.com/habitacioblanca" target="_blank">Sala Flyhard.</a></p> </div></div>