QUÉ HACER HOY EN BARCELONA
Jugando a convertirse en director de orquesta
El Museu de la Música ofrece una original experiencia interactiva
Eduardo de Vicente
Periodista
Todos hemos tenido alguna vez el sueño de convertirnos en estrellas de la música. Incluso hay concursos de gente imitando a profesionales tocando la guitarra, lo que se denomina air guitar. Y seguro que alguna vez hemos fingido convertirnos en directores de orquesta y conducir a toda una filarmónica. Ahora podemos hacerlo realidad virtualmente sin necesidad de saber leer una partitura, tan solo siguiendo el ritmo adecuadamente. Es una experiencia que puede vivirse en el Museu de la Música y, de paso, descubrir este interesante centro que permite repasar la historia de este arte. dedicado, básicamente, a los instrumentos de todo tipo. Tienen un archivo de más de 2.000 de los que tan solo exhiben una cuarta parte, pero es una muestra completísima desde los más conocidos a los más exóticos. Pongámosle un poco de ritmo a nuestra vida y démonos un paseo por sus instalaciones.
¿Dirigimos la orquesta o la banda?
Esta nueva atracción puede disfrutarse al final de la visita. Se trata de una instalación interactiva titulada Dirige la orquesta, dirige la banda. Para ello debemos penetrar en una pequeña estancia frente a una pantalla envolvente y situarnos enfrente sobre un círculo que está marcado. Una vez allí se nos abrirán dos opciones: podemos dirigir a la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya interpretando Ode and die Freude, más conocida como el Himno de la Alegría de Beethoven o a la Banda Municipal de Barcelona con el preludio de Carmen. Podemos mover los brazos a nuestra manera para darle el tempo adecuado. En la parte inferior, hay un semicírculo que nos indicará si lo estamos haciendo bien (verde), regular (naranja) o fatal (rojo). Si cumplimos con nuestro cometido, la formación nos felicitará al final.
La historia y la evolución de la música
Repasemos ahora el museo propiamente dicho que se inicia con una serie de cilindros transparentes en los que podremos ver un montón de instrumentos que ejemplifican la evolución de la música con explicaciones sobre cada periodo: como fenómeno universal (del conocido violonchelo a piezas africanas como el mbe’i o el n’go), el lenguaje de los sonidos (con el saragi de Calcuta o los tambores del Nepal), el sonido del tiempo del pasado (sobre todo instrumentos de viento como flautas, el rossinyol, clarinete, oboe o saxofón) o la música como lenguaje (con objetos tan insólitos como el rebab marroquí, el kurtal de Calcuta o el palo de agua ecuatoriano). Algunos de ellos tienen formas muy originales.
Al llegar a la segunda estancia vemos a nuestra derecha como se dedica la parte lateral a ir explicando la historia de la música desde el inicio de los tiempos en La permanencia del sonido, de la tradición oral a la grabación digital. Estas informaciones nos irán acompañando durante todo el trayecto, así como vídeos cortos que nos permiten profundizar en los temas. Aquí, los instrumentos se suceden protegidos por unas vitrinas. Encontraremos la viola de arco o de rueda, el laúd o el arpa, los de grandes dimensiones (clavicordio del siglo XVIII, claviórganos y órganos) así como los más identificados con el barroco (violas, oboe o violonchelo) o el clasicismo (timbales, fagot o trompa).
Órganos, guitarras y sintetizadores
También hay un ejemplar histórico, se trata del piano de cola Pleyer construido en 1948 que regaló un melómano a Pau Casals y con el cual compuso muchas de sus obras en el exilio en Prada de Conflent. En el lateral izquierdo se encuentran los más espectaculares, grandes órganos o pianos con funciones también decorativas con forma de mesa, armario, escritorio o jirafa. Llegamos al siglo XIX con nuevas corrientes y el predominio de saxofones y los trombones, pero también la última moda, los primeros aparatos para grabar o reproducir música como el gramófono o el fonógrafo.
El museo presume, y con razón, de tener una de las más importantes colecciones de guitarras clásicas, desde el siglo XVI a nuestros días con ejemplos como las construidas por Antonio de Torres, la guitarra Fender o la guitarra Francisco Pagés que perteneció a Victoria de los Ángeles. Ya hemos entrado en el siglo XX y, con él, la guitarra eléctrica, el bajo, la batería o el sintetizador que permiten nuevos sonidos. Paralelamente, el magnetófono, el ecualizador o el ordenador Atari y del gramófono pasamos a los tocadiscos y a los muebles compactos que combinan varios de estos elementos.
Músicas exóticas y otras experiencias
El último tramo se dedica a las músicas más exóticas con el título Música als dits. La primera parte está dedicada a los instrumentos africanos, para luego seguir con los asiáticos y, más concretamente, los japoneses. Todo un mundo repleto de formas y sonidos diferentes. Cabe mencionar que también hay algunos espacios interactivos, que ofrecen una audio guía para recorrerlo, así como una sala específica donde se pueden tocar algunos instrumentos y que resulta especialmente atractiva para ir con niños. Un viaje fantástico, repleto de notas y colorido, por la historia de la música.
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