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Balada triste de una depresión

El Teatre Gaudí estrena el drama musical 'La vida en pedazos'

pedazos plano

pedazos plano / MARÍA PALAZÓN

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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Una de las cualidades que mejor definen a algunos artistas es el inconformismo. Si consiguen tener éxito no lo aprovechan para seguir en la misma línea, toman un camino diferente, experimentan y sorprenden a su público. Estos días se estrena en el Teatre Gaudí, La vida en pedazos, un nuevo musical de creación de pequeño formato de Suerte en mi vida Producciones, los mismos que se han pasado varios meses triunfando en esta misma sala con la comedia dramática romántica juvenil Barcelona 24 H. Quienes esperen ver algo similar, que se vayan olvidando, porque ahora ofrecen un triste drama familiar sin concesiones, una apuesta valiente, arriesgada y más madura.

Sus artífices, Marc Flynn (actor) y Dídac Flores (compositor y pianista) cuentan ahora con la colaboración de Sergio Toyos (dramaturgia) Xènia Reguant como directora, la ascendente cantante Clara Altarriba (Mamma Mia, That’s a musical) y ni más ni menos que toda una estrella del género de gran formato como Marta Ribera (Chicago, Cabaret), que aporta su veteranía y experiencia a un montaje creado, básicamente, por veinteañeros entusiastas. Como si fuera una película empieza y acaba con los créditos proyectados sobre unas pantallas laterales.

Marta Ribera interpreta a Carolina, una mujer que padece una depresión.

Marta Ribera interpreta a Carolina, una mujer que padece una depresión. / MARÍA PALAZÓN

El abandono y la depresión

El escenario representa diversas estancias de una casa familiar corriente, el comedor con un sofá, una mesita con tres sillas y un aparato de vídeo; la cocina con ollas, tazas, cafeteras, hornillos y la nevera y lo más insólito, el lavabo con el inodoro y un espejo de pared. También hay un perchero y un espacio para las fotos familiares. En el prólogo, Carolina (Marta Ribera) nos resume su vida y descubrimos su trayectoria como maestra de historia y su relación con su marido, un pianista que la abandonó, volvió con ella y le pidió el divorcio.

Sufre una profunda depresión tras esta nueva separación que también influye en sus hijos, Pablo, un empleado de banca, y Marta, que siempre ha cuidado de ella, lo que casi le ha impedido tener una vida propia. La acción se centra en el día en que la madre cumple 57 años y el siguiente, pero no está para fiestas. Los chicos insisten en que visite a un psicólogo para que pueda pasar página, pero ella se niega.

La madre mantiene frecuentes discusiones con su hijo (Marc Flynn).

La madre mantiene frecuentes discusiones con su hijo (Marc Flynn). / YOUTUBE

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Sueños rotos y sorpresas

Pablo lamenta tener que abandonar sus sueños por ella (Vuela), mientras que Marta se confiesa ante su profesor de piano (el propio Dídac Flores) y simula decirle a su madre lo que calla (No te separes de mí) y es que, pese a sus continuas discusiones, la quiere y se preocupa por ella (Me faltas). La conclusión a la que llegan es que nadie puede ayudarla sino ella misma y está conduciendo al abismo a sus propios hijos que ya no saben qué hacer.

Marta (Clara Altarriba) se confiesa con su profesor de piano (Dídac Flores).

Marta (Clara Altarriba) se confiesa con su profesor de piano (Dídac Flores). / MARÍA PALAZÓN

El segundo acto es el de las sorpresas, las revelaciones sobre los secretos familiares que destapa un vídeo y que provoca que, en los últimos minutos, la tensión y la intensidad vaya en aumento. También plantea si es mejor callar algunas verdades o revelarlas, lo que puede provocar que el mundo de sus hijos se desmorone y acaben con las vidas rotas como los pedazos de fotografías que encuentran por la casa.

Los hermanos encuentran fotos rotas como sus vidas, hechas añicos.

Los hermanos encuentran fotos rotas como sus vidas, hechas añicos. / MARÍA PALAZÓN

Un musical diferente

El tema que aborda este musical no es fácil, los personajes son incómodos, viven angustiados y lo transmiten, hay mucho dolor, violencia verbal y no hay ni un momento de humor para salir de la desesperanza. Las canciones no son pegadizas ni suelen tener estribillo, se limitan en su mayoría a ilustrar musicalmente las reflexiones de los atormentados personajes aunque también en algunos pasajes dejan espacio para el lucimiento de los cantantes. Todo ello provoca que sea una auténtica rareza, una obra nada complaciente que se ve con tanta amargura como respeto. Definitivamente, un salto al vacío que te deja hecho pedazos.   

El enfrentamiento también se produce entre los dos hermanos.

El enfrentamiento también se produce entre los dos hermanos. / YOUTUBE