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La vida de una escritora pionera

El Teatre Gaudí presenta 'George Sand (Mi vida es la vuestra)'

sand apertura

sand apertura / ULISES FONTANA

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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En pleno 2021, es habitual que las mujeres escriban novelas, pero en el siglo XIX era toda una odisea. Recordemos que, por ejemplo, Caterina Albert tuvo que publicar bajo el seudónimo de Víctor Català para ver sus obras editadas. En este sentido, una de las pioneras fue George Sand, sobrenombre de Amantine Aurora Lucile Dupin, que también fue una revolucionaria que luchó por los derechos de las clases trabajadoras y de las mujeres. Si queremos conocer más a fondo la apasionante trayectoria de esta artista lo mejor es acudir a la sala pequeña del Teatre Gaudí donde los fines de semana puede verse George Sand (Mi vida es la vuestra), interpretada por la uruguaya Analía Puentes, que colabora en la dramaturgia con Camilo Zaffora y dirigida por Jessica Walker, el mismo equipo que revisó la historia de María Antonieta con excelentes resultados.

El escenario está ocupado por un piano, interpretado por Elke Sanjosé, y por todas partes podemos ver partituras y cartas, por el suelo y colgadas del techo. A la derecha, una mesita en la que sobresale una pluma. La pianista va de chaqué con un sombrero negro mientras que Puentes luce una combinación negra. El blanco y el negro son los principales colores de la función, como si quisieran remitirnos al blanco del papel y el negro de la tinta. Empieza rememorando su relación con su madre, que fue quien le “mostró el mundo” y le enseñó a “amar a la naturaleza”. También, en este prólogo, evoca su amistad con otros artistas de la época como Balzac o Flaubert.

Hay partituras por todas partes, incluso colgando del techo.

Hay partituras por todas partes, incluso colgando del techo. / ULISES FONTANA

Padre aristócrata y madre humilde

Poco después va analizando su vida de forma cronológica y reniega de la etiqueta de aristócrata que le pusieron. Su padre sí lo era, pertenecía a una familia relacionada con reyes y condes, pero su madre es la gran olvidada y la que más influyó en ella aunque se vio obligada a vivir con su abuela paterna. Para seguir con el relato, se pone una camisa blanca y una americana negra sobre la ropa que llevaba y un sombrero. Y es que una de las particularidades de esta artista es que le gustaba vestirse de hombre (“no soy una señora, no soy un señor y me visto como me da la gana”, explica).

Analía Puentes se va desdoblando en diversos personajes para ilustrar sus experiencias. Al principio era la madre y ahora se convierte en su marido, el baron Dudevant (con el que se casó con tan solo 18 años), que le reprocha su comportamiento, su vestimenta, sus contactos con gente poco recomendable como actores y socialistas y la ofendió hasta lo más íntimo cuando le dijo una frase imposible de escuchar para alguien que adora escribir: “ni una palabra más”. Igualmente se convierte en el juez que se ocupa de su divorcio para, más tarde, volver a Sand para que defienda sus argumentos.

La actriz se desdobla en diferentes personajes, como el del juez.

La actriz se desdobla en diferentes personajes, como el del juez. / ULISES FONTANA

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Sus amantes y la reivindicación

Explica el origen de su nombre artístico y cuenta cuatro verdades sobre el matrimonio, critica a los moralistas y descubre los placeres y los sinsabores del amor con su colega Alfred de Musset, su amante, con el que establece una compleja relación de dependencia. Considera su romance con el compositor Frédéric Chopin como menos pasional y más maternal, un hombre atormentado que tocó fondo en Mallorca para acabar concluyendo que, en realidad, a la única persona a la que ha amado es a su madre.

La obra repasa también la vida sentimental de la escritora.

La obra repasa también la vida sentimental de la escritora. / ULISES FONTANA

Es una reivindicación de este personaje histórico no siempre bien visto que es importante descubrir por las puertas que abrió a las mujeres para que fueran concebidas como algo más que las criadas del patriarcado. Independiente, valiente, atrevida, desafiante pero, como bien muestra Puentes, también vulnerable. La actriz desgrana las palabras con delicadeza, respeto y admiración mientras la pianista aporta elegancia al espectáculo con la música, sobre todo de Chopin, con su popular Nocturno.

La pianista Elke Sanjosé acompaña musicalmente la trama con piezas clásicas.

La pianista Elke Sanjosé acompaña musicalmente la trama con piezas clásicas. / ULISES FONTANA

Su historia es la nuestra

En una hora hemos conocido a fondo una figura más relevante de lo que pensábamos, que era mucho más que la amante de Chopin, que creó novelas que han aguantado el paso del tiempo, que se avanzó a su época y es hoy más contemporánea que hace dos siglos. Y todo ello servido por una actriz y un equipo empeñados en rehacer nuestra perspectiva sobre las vidas que nos contaron y valorar a quienes dieron un paso al frente en el pasado. Al fin coincidiremos en el subtítulo. Sí, su historia es la nuestra o la que nos gustaría que fuese nuestra.