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Las mujeres pintan mucho

El MEAM presenta 80 obras femeninas en 'Women Painting'

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meam obrir / MEAM

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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El arte es otro de los sectores en los que más se ha olvidado a las mujeres. Si nos ponemos a recordar pintores famosos tenemos los nombres de Dalí, Picasso, Goya, Velázquez, El Greco, solo por citar algunos… Bien, pues hagamos lo mismo con ellas. Nombres de pintoras famosas como, por ejemplo, Frida Kahlo… Un, dos, tres responda otra vez… y se hace el silencio porque más allá de la artista mexicana no hay ningún otro nombre popular, señal de que algo hemos hecho mal como sociedad.

Para paliar este desconocimiento el MEAM (Museu Europeu d’Art Modern) ofrece una completa exposición, Women Painting compuesta por unas 80 obras de 70 artistas figurativas de todo el mundo, algunas creadas especialmente para esta muestra, que nos sorprenderán. Un simpático robot nos puede acompañar durante la visita y explicarnos detalles de las pinturas.

Un simpático robot nos puede hacer de guía de la muestra.

Un simpático robot nos puede hacer de guía de la muestra. / EPC

Para empezar

En la primera sala, junto a un cartel explicativo podemos ver las primeras pinturas: la delicadeza de la irlandesa Molly Judd en Feeding a thirsty man; la novia con un ramo de Kaja Norum; los dos retratos con perfiles opuestos de Brianna Lee, The calling; la mujer integrada en la naturaleza de Midnight blue, de Francien Krieg; el cuerpo sin cara sosteniendo un rostro y rodeado de caras El desvelo, de Victoria Nare o el tatuaje en la espalda con el éxtasis de Santa Teresa, de Bernini, firmado por Agnieszka Nienartowicz.

El díptico 'The calling', con dos retratos con perfiles opuestos.

El díptico 'The calling', con dos retratos con perfiles opuestos. / BRIANA LEE

También hallaremos el retrato con un cuerno Relic’s return de Mary Jane Ansell; Last call, de Stephanie Deshpande con tres hombres en una mesa, uno de ellos desmayado; la joven con bata Moon shine de Tanja Gatn o la niña con el conejo blanco (White rabbit) de Tanya Atanasova y destacan los dos dibujos a bolígrafo de Lola Vendetta, sobre la menstruación. Tanto en este espacio como en los restantes se han añadido esculturas creadas por mujeres que pertenecen a la colección permanente del museo.

'Moon shine' de Tanja Gant (izquierda) y 'Last call', de Stephanie Deshpande.

'Moon shine' de Tanja Gant (izquierda) y 'Last call', de Stephanie Deshpande. / EPC

Retratos familiares

A continuación visitamos un espacio en el que predominan los retratos familiares como el tierno Family, de Michelle Doll, con una pareja y dos niños acostados en la cama; Sisters, dos hermanas maduras, de Jaq Grantford; la seductora mujer con velo Yo soy, de Almudena Mahiques; la sencillez de Miss Márgenes, de María José Cortés o Megan Reed y su Perfect world, una mujer desnuda de cintura para arriba con la cara roja y entre pétalos de rosa.

'Miss Márgenes' (izquierda), 'Yo soy' (centro) y 'Sisters'.

'Miss Márgenes' (izquierda), 'Yo soy' (centro) y 'Sisters'. / EPC

Her inheritance representa a una joven que sostiene como herencia el globo terráqueo, de Kelly Birkenruth; la Madonna della Stella, una virgen con un peinado muy contemporáneo de Melinda Borysevicz, artista de la que hace un retrato June Stratton; el Jaguar tatuado en un brazo, de Elizabeth Barden; las tres mujeres superpuestas de The three Graces, de Celia Liberace o el desnudo de una mujer estirada Lis, de la catalana Alba Fabre.

'Her inheritance, la Tierra como herencia de una joven.

'Her inheritance', la Tierra como herencia de una joven. / KELLY BIRKENRUTH

El amor y las ancianas

En el tercer espacio veremos los trazos de La violinista, de Isabel Garmona; el bello retrato Resilient like bamboo, de Omalix Arlette; el carboncillo Novis initis, de Kasia Uminska, que parece una foto; el exotismo de una joven en A new dawn, de Nadine Robbins; la buceadora de Beached, de Teresa Elliott; la desesperación femenina en Geist, de Patricia Guzmán; la cariñosa escena de amor femenino en One to listen and one to love, de Ali Cavanaugh o la combativa Mujeres luchando y oteando el horizonte, de Susana Ragel.

Una mujer fotografía 'One to listen and one to love', de Ali Cavanaugh.

Una mujer fotografía 'One to listen and one to love', de Ali Cavanaugh. / MEAM

Las ancianas ocupan parte de esta sala con la expresiva abuela de Irene y su carácter, de Josefa Medina; la campestre Esperando un rayo verde de luz (Virginia Bersabé); la humilde Abuela eating rice with beans and soupe de Luisiana Mera (que también ofrece Christmas, que parece una fotografía en blanco y negro de una comida familiar, y un autorretrato en la habitación de un hospital de Leipzig) o tres perfiles de Viktoria Savenkova: con el rostro ajado de Nina, Doors (una joven de espaldas) o 4AM (una mujer con los ojos cerrados).

'Christmas' es un cuadro hecho con carboncillo que parece una fotografía.

'Christmas' es un cuadro hecho con carboncillo que parece una fotografía. / LUISIANA MERA

Revolución y las obras de Roda

El siguiente grupo de obras van del exotismo de la tropical Nep Tuna, the fish whisperer, de Teresa Bruchter, entre flores y peces a la original Venus Veticordia de Claudia Kaak con una niña transmutada en la Venus de Botticelli. Carmen Mansilla presenta Rosalía en el estudio, una mujer entre objetos, la revolucionaria Es tiempo de derribar castillos y degollar reyes o, más adelante el desnudo con cuatro brazos, El alma; éstas dos últimas combinadas con palabras y frases alusivas.

'Es tiempo de derribar castillos y degollar reyes' (izquierda) y 'La llorona'.

'Es tiempo de derribar castillos y degollar reyes' (izquierda) y 'La llorona'. / EPC

Kim Peters muestra a una chica con los ojos cerrados en Sleeper; la mirada desconfiada de Fanny o la despreocupada Nicole, ambas de Anne-Christine Roda; las dos caras de un rostro en Dual, de Vania Comorettti; el anciano de This too will pass de Catherine Creaney; la tristeza de La llorona, de Sandra Malvar; la Sublimación de Valentina Ceci, pintada a bolígrafo o el niño de rojo en Bridges turn, de Stanka Kordic.

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El espacio central acoge a la aviadora de Kathrin Longhurst y 'The flower of fem', de Anne Wypch.

El espacio central acoge a la aviadora de Kathrin Longhurst y 'The flower of fem', de Anne Wypch. / EPC

Un espacio central de lujo

En el lujoso espacio central, donde hay sillas y podemos tomarnos un descanso, vemos piezas de cerámica entre pájaros en Tempus ad requiem XXXVI, de Lorena Kloosterboer; el recelo que preside Emily Tumbleweed, de Annie Murphy-Robinson o el retrato de Viktoria de Michele Murtaugh; The flower of fem, de Anne Wypch, muestra la unión de una joven desnuda con una planta y Kathrin Longhurst se ocupa de plasmar el rostro de una aviadora.

La artista holandesa presenta 'Tempus ad réquiem XXXVI'.

La artista holandesa presenta 'Tempus ad requiem XXXVI'. / LORENA KLOOSTERBOER

En la sala del fondo hallemos el rostro de una mujer orgullosa entre rosas Expiration data, de Zarina Situmorang; la simetría de Stephanie Rew en Duality; la elegancia con aroma indio de Manu, de Nanette Fluhr; el desgarro representado por Sofía Zuluaga o las Musas de Rosa Díaz, que parecen inspiradas en la película de Bergman, Persona.

El óleo 'Musas' parece inspirado en la película 'Persona', de Ingmar Bergman.

El óleo 'Musas' parece inspirado en la película 'Persona', de Ingmar Bergman. / ROSA DÍAZ

Junto al piano

Un piano comparte protagonismo con los siguientes cuadros: la mujer frente a la máquina de She will rise, de Lesley Thiel; Daniele Astone y sus Threads (una mujer desnuda con hilos rojos); la sofisticada Moon Goddess de Vicki Sullivan; la pintura de Milixa Morón con una mascarilla al lado (que parece actual pero data de 1977) o la mirada al frente de A careful listener, de Elena Burykina.

Detalle del cuadro 'She will rise'.

Detalle del cuadro 'She will rise'. / LESLEY THIEL

Está la pintura de Kamille Corry de un hombre en camiseta; la ventana lisboeta de Susanna Storch; el colorido Time de Cristina Troufa; la chica pecosa de Anna Gordienko; el autorretrato durante la cuarentena de Carolina Souss en su estudio; el exotismo de la viajera de Natalie Holland y La danza de la vida y la muerte de Patricia Watwood, un desnudo junto a un esqueleto.

Una visitante junto al autorretrato de Carolina Souss pintado durante la cuarentena en su estudio. 

Una visitante junto al autorretrato de Carolina Souss pintado durante la cuarentena en su estudio.  / MEAM

Mujeres de todas las edades

Para finalizar, en la última sala, Amaya Corbacho muestra Inseparables con la naturalista imagen de una joven y un caballo en el campo; Erika Elan, las gotas que caen por la cara de una mujer (Multitudes); Sara Scribner ofrece dos perfiles de una niña con caperuza roja y un pájaro del mismo color en Red bird; La ciudad, de Soledad Fernández, representa a dos mujeres desnudas entre una sábana; Ofelia Andrades dibuja a tres féminas de distintas edades entre móviles, risas y copas y Victoria Steel, la idílica estampa de una joven con un ramo.

'Multitudes', de Erika Elan (izquierda) e 'Inseparables', de Amaya Corbacho.

'Multitudes', de Erika Elan (izquierda) e 'Inseparables', de Amaya Corbacho. / EPC

Christina Mastrangelo ha hecho un díptico con cuerpos subiendo en Ascension; Freydis Aarseth se ha fijado en el desmaquillaje en Mask off; Rasha Alem se ha centrado en el velo de una figura infantil y La Piedad, de Marta Zapirain es una joven con la mirada baja junto a un texto. Una completa muestra con ejemplos muy distintos tras la cual podemos afirmar sin ninguna duda que las mujeres también están en la primera línea de la pintura. Las mujeres pintan mucho en este mundo y siempre te sorprenden y te hacen pensar.

Dos personas frente al díptico 'Ascension', de Christina Mastrangelo.

Dos personas frente al díptico 'Ascension', de Christina Mastrangelo. / MEAM