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'DOMVS': la nueva generación del teatro musical

Nueve jóvenes interpretan un concierto teatralizado de Núria Llausí

domus obrir

domus obrir / PAULA COSTAS

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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Catalunya tiene una gran tradición en el teatro musical, desde los primeros años de Dagoll Dagom, una compañía contemporánea creadora de grandes éxitos como Antaviana o Mar i Cel, hasta la actualidad donde se van forjando jóvenes talentos en escuelas especializadas en el género. Y la verdad es que no paran de surgir artistas prometedores que garantizan su futuro. El último ejemplo podemos verlo en El Maldà, donde este lunes y el próximo se representa DOMVS, un conjunto de canciones escritas especialmente para este espectáculo por Núria Llausí (Ànteros), también directora, en un montaje con coreografías de Odo Cabot, producido por Daniel Anglès e interpretado por alumnos de la escuela Aules, la mayoría con escasa experiencia profesional pero con un entusiasmo desbordante.

Núria Llausí ha escrito las canciones y dirigido 'DOMVS'.

Núria Llausí ha escrito las canciones y dirigido 'DOMVS'. / JÚLIA CORTINA

Precisamente el Maldà es una de las salas que forman parte de la iniciativa On el Teatre Batega, que reúne a diversos teatros de proximidad para acercar la cultura a todos los rincones y proponer ofertas especiales. Justamente esta tarde, aprovechando la Setmana Mundial del Teatre, presentan a sus abonados su segunda temporada y, a partir de mañana a las 21 horas, podrá recuperarse en su canal de YouTube. En la misma habrá títulos tan interesantes como Talking heads, con Inma Colomer, Lurdes Barba y Lina Lambert (Akadèmia); la performance #Juana Dolores# Massa diva per un moviment assambleari (Antic Teatre); los monólogos M’haurieu de pagar; de Jordi Font (Atrium); la feminista Cándida, con Ana Tamayo (Fènix); la comedia negra La vida pornográfica (Flyhard); Speer (La Gleva); Sería una pena que se marchitaran las plantas, del croata Ivor Martinic (LaBadabadoc); el musical Mistela Candela Sarsuela (Maldà); el espectáculo familiar Els ocells ho fan i les balenes i les puçes també (Tantarantana) o el inquietante thriller La grieta (Versus Glòries).

De vuelta a DOMVS, el escenario de este musical está ocupado por un gran plafón blanco repleto de fotografías familiares y en el que, en determinados momentos, se proyecta la sombra de un árbol (una referencia al árbol genealógico, ya que el tema genérico es la familia). El suelo está cubierto por unas piedrecitas y destacan tres cajas cuadradas de las que los actores extraerán los diferentes objetos que utilizarán. Por último, a la izquierda se encuentra el pianista, el infalible Gerard Alonso que acompaña a los chicos musicalmente casi sin pausa quienes, por cierto, cantan sin amplificación alguna. No se trata de una obra con un argumento, sino de un concierto teatralizado en el que cada canción cuenta una historia que, en muchos casos, puede resultarnos muy cercana.

El pianista Gerard Alonso acompaña a los chicos musicalmente.

El pianista Gerard Alonso acompaña a los chicos musicalmente. / PAULA COSTAS

Del reencuentro a un embarazo

El número de apertura es coral, No sé qui sóc, y ya nos da una idea de la calidad del grupo que suena de maravilla al completo. Sirve de elegante presentación de los nueve cantantes antes de que cada uno de ellos tenga su momento de lucimiento y versa sobre el desconcierto pero desde una gran dulzura. La primera en hacer su solo es Maria Frías, en primer término, con Gràcies per fer-me tornar, la historia de un reencuentro repleta de estampas cotidianas mientras los otros chicos se miran entre ellos.

Especialmente original resulta No vol venir, a cargo de Núria Gomarín, con la que se identificarán todos los padres ya que es la crónica de los últimos días del embarazo pero lo más sorprendente es que incorpora el punto de vista del bebé, esa ansiedad y a la vez el miedo por salir al exterior. Sus compañeros la escuchan atentamente. Las velas y un ambiente tenue se apoderan de la poética La vetlla, con Laia Prats buscando un refugio donde poder esconderse mientras el conjunto la rodea ejecutando la respectiva coreografía mientras permanecen de rodillas.

Una comida familiar y la pérdida

El siguiente tema es, probablemente el más entrañable y también divertido, Dissabte, con Berta Butinyà (El despertar de la primavera) que relata una comida familiar repleta de anécdotas, donde demuestran el amor que se tienen entre copas y brindan “por los que están, por los que no están y por los que vendrán”. Hasta ahora solo hemos escuchado a las chicas y llega el turno de ellos con Pol Sanuy y El nostre jardí donde se habla de las discusiones familiares, pero también de cómo se apoyan entre ellos y de la distancia, al tiempo que el grupo va sacando recuerdos de sus cajas, colgando fotos en los plafones y el árbol se ilumina.

En 'El nostre jardí', los jóvenes sacan los recuerdos de sus cajas.

En 'El nostre jardí', los jóvenes sacan los recuerdos de sus cajas. / PAULA COSTAS

Es el turno de Alex Iglesias, con Cuando vuelva a casa, un tema en castellano, el más desenfadado, que interpreta subido encima de una de las cajas, en el que confiesa que siempre se ha sentido como un gato callejero que deambula por los tejados. El dramatismo se apodera del escenario con Oblidar-te y Laura Musales, una dolorosa canción sobre la pérdida y la imposibilidad de olvidarse de los seres queridos que nos han dejado. La emoción y sensibilidad de la intérprete llega a conmover a los espectadores.

Laura Musales interpreta la dolorosa 'Oblidar-te', sobre la pérdida.

Laura Musales interpreta la dolorosa 'Oblidar-te', sobre la pérdida. / PAULA COSTAS

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El góspel y el ‘medley’ final

Pero aún queda lo mejor, el gran número del espectáculo, Per totes elles, con Abril Torradas (Broadway a cappella) entre libros que acaba con un impresionante final a ritmo de góspel y donde la intérprete muestra su enorme talento y versatilidad. El aplauso es monumental e, incluso, algunos se ponen en pie. Piel de gallina. El último en aparecer es Odo Cabot, también coreógrafo, con Tornarem a començar, donde el mensaje es que, pese a los inconvenientes y problemas, al final todo vuelve a ponerse en su sitio, mientras sus compañeros lo abrazan.

Para acabar nos obsequian con un medley que inician a cappella (por fin Gerard Alonso puede descansar un minuto) en el que aparecen todas las canciones que hemos escuchado anteriormente y que resume perfectamente lo que hemos vivido. Es casi una hora de música íntima representada tan solo para un puñado de espectadores que se sienten como en su domus, en su casa. Muchos de ellos salen tarareando alguna de las canciones. La nueva generación de cantantes de teatro musical ya está aquí, recordemos sus nombres porque están llamados a ser las estrellas del mañana.

El espectáculo finaliza con un 'medley' que resume todas las canciones.

El espectáculo finaliza con un 'medley' que resume todas las canciones. / PAULA COSTAS