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Las secuelas familiares de la guerra civil

El Teatre Gaudí estrena 'Ferides', ambientada en los años 70

ferides obrir

ferides obrir / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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La guerra civil española, más allá de los muertos y heridos, dejó múltiples secuelas psicológicas en la gente. Cuando finalizó ya nada era igual, las traiciones, las suspicacias, las delaciones cambiaron el panorama emocional del país y la única solución pasaba por curar las heridas. Los más jóvenes quizás no se den cuenta de la gravedad y trascendencia de aquellos hechos pero, ahora, pueden acercarse a ellos con Ferides, una obra escrita por Frank Bayer y dirigida por Núria Florensa y Ricard Martí que puede verse desde hoy en el Teatre Gaudí, pero hay que darse prisa porque tan solo hay cinco funciones, una diaria hasta este domingo.

Imagen del equipo que ha creado 'Ferides'.

Imagen del equipo que ha creado 'Ferides'. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

El Caminito de Carlos Gardel suena de fondo mientras se proyectan unas imágenes de los dos bandos de la contienda salpicados con Fred Astaire y Ginger Rogers bailando Cheek to cheek en la película Sombrero de copa. Así, entre tristeza y cine de evasión conocemos a la enamorada pareja protagonista, Joan y Carme. Él ha sido reclutado por los nacionales para combatir y deben separarse pero esperan volver a danzar juntos. Se escriben cartas de amor, ella sufre los bombardeos de Barcelona y la guerra finaliza (escuchamos el audio del comunicado). En este rápido prólogo, casi en la penumbra, vemos también el paso del tiempo, su boda y el nacimiento de sus dos hijos: Magda y Robert.

Continuos saltos en el tiempo

La obra se caracteriza por continuos flashbacks desde el presente, situado en 1977 durante las primeras elecciones democráticas postfranquistas, mientras vemos a Adolfo Suárez pronunciando el célebre discurso de “puedo prometer y prometo”. Las luces se encienden y vemos el escenario principal formado por un perchero, una silla y mesas, un pequeño mueble con diversos objetos y, en el suelo, los azulejos con el característico símbolo de Barcelona. Es entonces cuando descubrimos, durante una conversación entre madre (Mònica Pardo) e hijo (Xavier Mercadé), que el padre, Joan, falleció años más tarde como consecuencia de una herida de guerra.

Las proyecciones contribuyen a situar históricamente la trama.

Las proyecciones contribuyen a situar históricamente la trama. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

Los saltos temporales nos hacen retroceder a una década atrás, cuando Robert regentaba una papelería y decidió dejar los estudios mientras que su hermana Magda (Laura Porta) siguió adelante con los mismos. Ella es una intelectual, cercana a los círculos políticos clandestinos, de ideas muy distintas a las del resto de su familia. Todo se complica cuando descubre que alguien la ha delatado y se ve obligada a huir e instalarse en París.

Laura Porta es Magda, la hija rebelde de la familia.

Laura Porta es Magda, la hija rebelde de la familia. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

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El reencuentro familiar

Ya en los años 70, Magda regresa tras diez años de ausencia y siete de silencio, pretende reconciliarse con los suyos y dejar atrás el pasado. Intenta ponerse al día con su hermano, comentan sus respectivas vidas amorosas mientras beben absenta, cómo vivieron el final de Franco con humor pero con quien necesita hablar es con su madre, de la que sospecha que fue la responsable del chivatazo.

El reencuentro de los dos hermanos transcurre entre risas, pero también hay tensión.

El reencuentro de los dos hermanos transcurre entre risas, pero también hay tensión. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

Lo que sigue es una serie de encuentros entre los tres miembros con sus respectivos enfrentamientos. Son personajes desorientados, todos ellos guardan algún secreto que confían a otro de ellos, esconden detalles importantes de su vida mientras que el espectador es el único que va conociendo toda la verdad a cuentagotas mediante las escenas que transcurren en ambas décadas.

Todos los miembros de la familia esconden algún secreto.

Todos los miembros de la familia esconden algún secreto. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS

Un desenlace poético

Es un montaje sincero, con un texto muy detallista, que habla del perdón como una solución para curar la aflicción, de los errores de los padres que arrastran los hijos, de la insatisfacción de estos por no conseguir estar a la altura de sus modelos paternos, de la división de ideas en un mismo núcleo familiar como consecuencia del conflicto bélico… Un desenlace poético con un delicioso contrapunto nostálgico cierra esta obra que pretende sanar almas y sanear conciencias, como advierte el título, el mejor remedio para cerrar las… heridas.

Al final del espectáculo, los actores reciben el aplauso del público.

Al final del espectáculo, los actores reciben el aplauso del público. / LA GÀRGOLA PRODUCCIONS