Una muestra repasa la vida de la Orquestra Pau Casals

Pau Casals fue un famoso y muy reconocido violonchelista y compositor que obtuvo múltiples galardones e, incluso, fue nominado al premio Nobel de la Paz. Pero hay un aspecto de su carrera menos popular y es que, en 1920, fundó una espléndida orquesta que tuvo una corta duración (tan solo 16 años), ya que su trayectoria fue interrumpida por el estallido de la guerra civil. Aprovechando que se cumple un siglo desde su creación, el Museu de la Música ha organizado una exposición, 100 anys de l’Orquestra Pau Casals: Excel·lencia musical y compromís social, que puede verse tanto en su sede barcelonesa como en el Museu Pau Casals del Vendrell, comisariada por Núria Ballester, directora de este último centro.

En el prólogo de esta muestra nos explican que la orquesta se presentó el 13 de octubre de 1920 en el Palau de la Música y que la formación ofreció un total de 360 conciertos que combinaron los autores clásicos con los contemporáneos y los locales, así como contó con la colaboración de grandes músicos y directores internacionales. Igualmente contribuyó a la difusión de la música entre la clase trabajadora con la Asociación Obrera de Conciertos. El 18 de julio de 1936 celebró su último ensayo para, poco después, disolverse. Conozcamos más a fondo su historia. 

Intérprete y director

En el primer apartado podemos ver una foto de un ensayo del artista en Puerto Rico en 1968, así como otra con su inseparable violonchelo en el Londres de 1945. Al lado, un antiguo gramófono que nos permite escuchar sus notas. En Intérprete y director internacional podemos verlo trabajando con el pianista Arthur Rubinstein y se proyecta un vídeo con la cronología de esta formación. Enfrente se encuentra La Orquesta Pau Casals, un ideal después de la gran guerra y, en una vitrina, hallamos varios objetos habituales del artista: su levita (con un pin de la OPC), la batuta, una pipa o una partitura de Lohengrín y nos advierten de que tuvo un papel básico en la historia del sinfonismo barcelonés.

En La música sinfónica, una imagen de la comunidad veremos una imagen del concurso de globos de 1908 y cómo, desde principios del siglo XX, estaba naciendo una nueva sociedad industrial que se complementaría con una importante actividad musical. Hay carteles de las instituciones y los primeros conciertos, así como dibujos de la citada ópera wagneriana. Orígenes: fundación y patronato contiene diversos documentos sobre su creación e imágenes de algunos de sus artífices como el director Joan Lamote, el presidente Enric Casals, el secretario Joaquim Pena y los tesoreros, Felip y Francesca Capdevila. También se expone una carta en la que Francesc Cambó reclamaba que se unieran suscriptores a esta iniciativa, así como programas, entradas o el boletín de inscripción.

Normas de la orquesta y compromiso social

Músicos y funcionamiento de la orquesta destaca que la selección de intérpretes fue muy cuidada, así como exigía que fueran músicos catalanes y que tuvieran buenos salarios. A cambio, ellos debían cumplir unas normas como la imprescindible puntualidad, el estudio y asistir a los ensayos. Hay retratos de Casals, imágenes suyas dirigiendo o el diploma de un homenaje que se le rindió, una carpeta con partituras, el listado de músicos o sus nóminas (entre todos, cobraban 5.225 pesetas de entonces).

El apartado dedicado a la Asociación Obrera de Conciertos destaca su compromiso social para divulgar la música entre los trabajadores más humildes. Para ello ofrecieron más de 125 actuaciones por toda Catalunya y podemos ver la foto del concierto inaugural de esta asociación, un ejemplar de la revista musical Fruïcions, el libro de actos, programas de mano o un carnet de socio. Una orquesta catalana abierta al mundo nos explica que se ocupó de traer a Barcelona a músicos internacionales de primer nivel centrándose en el repertorio clásico y del Romanticismo combinándolo con autores contemporáneos y catalanes. Vemos una imagen del concierto inaugural en el Palau y ejemplos de su festival dedicado a Manuel de Falla o la interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven. Por aquí pasaron compositores como Donald Francis Tovey, Anton Webern, Igor Stravinsky o Richard Strauss y nos recuerdan su actuación en París durante los Juegos Olímpicos de 1924.

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Los últimos días de la formación

República y guerra civil nos lleva al triste fin de la orquesta aquel funesto 18 de julio de 1936 mientras ensayaban, justamente, la Novena de Beethoven junto al Orfeó Gracienc. Solo actuarían dos veces más: en un homenaje a los caídos en la guerra en 1936 y en un congreso de escritores al año siguiente. Podemos ver una invitación para asistir al primer concierto o la nómina de los músicos para actuar en la inauguración de la Olimpiada Popular que tuvo que ser suspendida al estallar la contienda.

En una pequeña cabina podemos escuchar una de las tres grabaciones de la formación que se conservan y viajamos hasta el año 1929 para degustar su Adagio de la sinfonía número 4 en si bemol mayor, opus 60, de Beethoven. Al lado, toda una curiosidad, un anuncio en el que Casals promociona el gramófono de La voz de su amo. Orquesta Sinfónica después de la guerra se ocupa de la creación, en 1942, de la Orquesta Municipal de Barcelona dirigida por Eduard Toldrà y sus distintas denominaciones hasta convertirse, en 1994, en la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya.

La herencia de Pau Casals

Por último, nos descubren el legado de Casals como director de orquesta, nos hablan de su exilio y cómo volvió a coger la batuta en localidades como Prada, San Juan de Puerto Rico o Marlboro. Un vídeo explicativo nos adentra en los detalles de la trayectoria de esta formación que tuvo una corta vida pero una gran repercusión e influencia en el futuro. Una iniciativa importantísima en el mundo de la cultura que vale la pena recordar cien años más tarde.