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'Hey, hermana!': la mitología en clave feminista

El Tantarantana muestra una visión distinta de Helena de Troya y Clitemnestra

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hey portada / AITOR RODERO

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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La historia de Helena de Troya es una de las más conocidas de la mitología griega. Era la esposa del rey de Esparta, Menelao, que fue raptada (o seducida, según las fuentes) por el príncipe Paris, lo que desencadenó la guerra de Troya. Menos popular es la de su hermana, Clitemnestra, que se casó con el hermano de Menelao, Agamenón, rey de Micenas y también tuvo experiencias trágicas. Sin embargo, ninguno de los autores clásicos quiso sacar partido de los hipotéticos encuentros entre ambas, que siguieron vidas paralelas en la literatura. Para paliar este sospechoso olvido, la argentina Vicky Salvucci escribió Hey, hermana, que ahora recupera el Tantarantana codirigida por Beatriz Bonet (también actriz) y Eric Balbàs.

Es una reescritura de sus vidas vista en clave feminista. La obra sigue sus trayectorias mezclando los elementos clásicos con los contemporáneos, con continuas referencias a la actualidad pero sin alterar los trazos fundamentales de sus historias. El espacio está ocupado por tres rectángulos de mármol. En el que se encuentra al fondo sobresalen una lamparita, un micrófono y un ordenador. Cuando entramos en la sala, las tres actrices ya se encuentran allí y pasean por el escenario. Bonet, que hará el papel de narradora, escribe sobre una pizarra una larga lista de nombres de héroes, dioses y hombres relacionados con ellas que irán apareciendo en sus relatos.

En una pizarra se muestran los nombres de héroes, dioses y hombres con quienes se relacionaron.

En una pizarra se muestran los nombres de héroes, dioses y hombres con quienes se relacionaron. / MONTSE FARRARONS

De la complicidad al distanciamiento

María Hernández es Helena y Anna Elias, Clitemnestra. Hablan con complicidad de sus pretendientes y matrimonios pactados, de sus respectivos embarazos y de cómo los hombres y los dioses marcan sus vidas. Helena se desahoga en la discoteca y, ambas, cantan para mostrarnos sus preocupaciones o debatir sobre los vestidos que llevarán en su boda. El momento de los partos es mostrado de una forma tan original como casi aterradora. Es solo el principio del drama.

Helena intenta olvidar sus problemas bailando en la discoteca.

Helena intenta olvidar sus problemas bailando en la discoteca. / AITOR RODERO

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Se van distanciando entre ellas, solo hablan por teléfono, al tiempo que también su relación con sus maridos se va deteriorando. Todo estalla entre ellas tras el nuevo capricho de la diosa Afrodita que provoca la tragedia y los reproches mutuos que parecen anunciar un desenlace fatal. Pero, entonces, el Deus Ex Makina propone la solidaridad entre ellas para crear un nuevo final que les haga justicia de una vez por todas y deambulan por la platea para exponernos sus reivindicaciones.

Deus Ex Makina propone un nuevo desenlace para sus historias.

Deus Ex Makina propone un nuevo desenlace para sus historias. / AITOR RODERO

El punto de vista femenino

Es una hora y veinte de máxima intensidad donde se critica la visión exclusivamente masculina (todos los autores eran hombres) de sus vidas. Se cuestiona que Helena quede como la mala de la película porque es la que provoca la guerra (según los escritores), también se denuncian las violaciones en masa, las actitudes veleidosas de los dioses que juegan con su destino como marionetas, la violencia y sufrimiento que causan los enfrentamientos bélicos y, sobre todo, el escaso poder de decisión que les dejan a las mujeres. Todo ello ciñéndose escrupulosamente a sus historias (aunque también hay que reconocer que hay varias versiones distintas según el autor) y salpicándolas con elementos y nombres de nuestros días (Orlando Bloom, Tarantino o David Lynch) y una breve aparición del indispensable coro griego.

Las actrices también cantan durante la representación.

Las actrices también cantan durante la representación. / AITOR RODERO

Va de menos a más. Para los no iniciados en mitología puede resultar algo complejo empezar a acumular tantos datos sobre ambas pero, a medida que avanza la acción, vamos comprendiendo más a Helena y Clitemnestra e identificándonos con ellas. El tramo final, más interactivo y rebelde, en el que ellas, por fin, han tomado las riendas, deja la emoción en lo alto y sales con la impresión de haber recibido una original clase de mitología desde una perspectiva de género. Y es que, sí, también este conjunto de mitos bajo una apariencia de cuentos fantásticos tenía su parte más oscura destinada a la consolidación del patriarcado y la sumisión femenina. Una visión fresca, espontánea y necesaria de las historias que nos han explicado pero miradas con otros ojos.