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La publicidad contra el fascismo

El Palau Robert repasa la historia del Comissariat de Propaganda en 'Aixafem el feixisme!'

feix portada

feix portada / MARTÍ FRADERA

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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La victoria del fascismo en la guerra civil provocó un cambio radical en el país del que aún parece que no nos hemos recuperado, pero no les resultó nada fácil dada la gran oposición que suscitó el golpe de estado militar y hubo quien luchó hasta el final con las armas de que disponía. En Catalunya se creó para ello el denominado Comissariat de Propaganda de la Generalitat, que pretendía utilizar diversos métodos publicitarios para hacerle frente. El Palau Robert recuerda estos días su breve historia (de 1936 a 1939) y su importancia con la exposición Aixafem el feixisme!, comisariada por Ester Boquera, que podrá verse hasta el 5 de abril.

Fachada de la sede del Comissariat de Propaganda.

Fachada de la sede del Comissariat de Propaganda. / ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA

En la entrada nos explican brevemente su función principal, que consistía en que la voz del Govern no fuera sepultada entre la propaganda franquista y la de gobierno republicano. Por ello plantearon diversas estrategias que, en muchos casos, se avanzaron a la época. En el primer apartado, Propaganda y publicidad, nos muestran un pirulí con carteles de la época con lemas como “les milicies us necessiten” o “camperols, la terra es vostra”, unos mapas de la zona roja y nacional en julio y septiembre del 26 así como un ejemplar del libro La publicidad científica (1917) de Pere Prat Gaballí, considerado como la primera teoría metodológica sobre este sector o una curiosa foto que anunciaba, de forma muy espectacular, los almacenes Jorba.

A la entrada podemos ver carteles motivadores en un pirulí.

A la entrada podemos ver carteles motivadores en un pirulí. / EPC

Jaume Miravitlles y El més petit de tots

Dos pantallas nos muestran la guerra de las ideas por medio del choque de frases o palabras de ambos bandos. Más adelante conoceremos al responsable del departamento, el ampurdanés Jaume Miravitlles, al que veremos en varias imágenes, así como algunos documentos relacionados con él como el cartel de la Olimpiada Popular del 36 (de la que fue secretario general) que tuvo que ser suspendida por el estallido de la guerra, el organigrama del Comité Central de las Milicias Antifascistas, una rotativa o la confección de un cartel. Lo más curioso es ver la carta que le escribió Salvador Dalí, amigo de infancia, en la que le pedía que le nombrara comisario general de la imaginación popular y le reclamaba que le montara un despacho en La Pedrera. Miravitlles le contestó que no le necesitaban porque ya estaba todo perfectamente organizado.

Jaume Miravitlles, en su despacho.

Jaume Miravitlles, en su despacho. / ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA

La siguiente sala se ocupa de su etapa de creación y consolidación (de octubre del 36 a abril del 37). Unas fotos de Antoni Campañà salen de la pared con imágenes de la época: los soldados y sus parejas, un establecimiento colectivizado, un acto público de Radio Barcelona o el refugio montado en la subterránea Avenida de la Luz. De fondo suena la canción de Els tres tambors y descubrimos al símbolo de esta lucha. Se trata de El més petit de tots, una estatua creada por Miquel Paredes de un niño con un mono de miliciano que se hizo popular en la época y que apareció en carteles, revistas y postales. A su lado, en la vitrina hallaremos otros documentos curiosos como el Auca del noi català, antifeixista i humà o el poema No passareu, de Apel·les Mestres.

El més petit de tots se convirtió en el simbolo de la lucha.

El més petit de tots se convirtió en el simbolo de la lucha. / PALAU ROBERT

Cine, actos y difusión internacional

Un elemento muy importante fue la creación de la productora cinematográfica Laya Films que rodó más de un centenar de cortometrajes que son, hoy en día, documentos excepcionales de la vida durante la guerra civil. Se muestra su organigrama, un programa de mano y el filme Els tapers de la costa. También se preocuparon por difundir las actuaciones del Govern, divulgar su actividad legislativa en revistas como Nova Iberia o en los fascículos semanales Visions de guerra i reraguarda. Igualmente se celebraron diversos actos para recaudar fondos como exposiciones, conciertos o exhibiciones folclóricas y se editaron libros o carteles para informar a la población de cómo protegerse contra los gases, montar un refugio en casa o la comida en tiempos de guerra.

Operador de Laya Films, rodando desde el techo de un camión.

Operador de Laya Films, rodando desde el techo de un camión. / ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA

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Su actuación tenía también como objetivo el resto de la zona republicana y así podemos ver el cartel del mitin que celebró Companys en 1937 en el Día de Madrid mientras escuchamos su voz diciendo: “Madrileños, Catalunya os ama” o el poster del concierto en el Liceu dedicado al “heroico pueblo de Madrid”. Para que el conflicto llegara al extranjero, los comunicados de prensa de la Generalitat estaban traducidos también al francés, inglés, alemán, sueco y esperanto (la lengua internacional), así como tanto la cobla Barcelona como una exposición sobre arte catalán medieval hicieron una gira por Europa. Puede verse el Llibre d’Or del Comissariat de Propaganda, en el que firmaron más de 300 personalidades, las visitas de la delegación soviética o los parlamentarios británicos y, lo más sorprendente, unas imágenes del actor de moda en la época, Errol Flynn, al que Miravitlles facilitó un coche y un chófer para que conociera el frente de Madrid.

El Comissariat de Propaganda facilitó al actor Errol Flynn (izquierda) el viaje a Madrid.

El Comissariat de Propaganda facilitó al actor Errol Flynn (izquierda) el viaje a Madrid. / COMISSARIAT DE PROPAGANDA

El horror, la mujer y los últimos días

El siguiente apartado es escalofriante y consiste en mostrar las atrocidades del bando nacional con fotos de cadáveres (incluso de niños, publicadas en el Daily Mirror), la ciudad en ruinas o el álbum Madrid, donde se mostraban las consecuencias de los bombardeos. El frente era otro de sus objetivos y vemos cómo pedían que la gente no tirara los diarios para llevárselos a los soldados, los libros para los combatientes, un manual de empleo de armas o la celebración de una carrera ciclista entre el frente de Aragón y Barcelona cuyos fondos se destinaban a los milicianos. El papel de la mujer en la retaguardia también es destacado con la recogida de juguetes para los niños, preparando las mochilas de los soldados o una colección de sellos que conmemoraba la lucha femenina.

La prensa cobró una especial importancia en el frente durante el conflicto.

La prensa cobró una especial importancia en el frente durante el conflicto. / ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA

El principio del fin tiene lugar entre mayo del 37 y marzo del 38. Surgen las primeras críticas hacia Miravitlles pero la actividad no cesa, se crea la insignia Catalunya y sigue expandiéndose la solidaridad hacia territorios como Euskadi, Galicia y Mallorca y la actividad cultural como los libros No passaran! o Poetes russos de la Revolució (de Josep Carner), cuentos como El senyor Pèsol i altres plantes, un poema sobre el ciprés de Gernika o un boletín de noticias gallegas con destino al bando republicano y América Latina. La militarización se ocupa del periodo hasta marzo del 39 y ocupan este espacio fotos del homenaje a las Brigadas Internacionales, libros sobre personajes ilustres catalanes, un cancionero popular o el programa de radio Xerrameques.

Durante estos años nació la insignia Catalunya.

Durante estos años nació la insignia Catalunya. / MARTÍ FRADERA

Un documental y un epitafio

Se proyecta el documental Catalunya màrtir (1938) en el que se muestran los efectos de los bombardeos en Barcelona, Granollers y Lleida, con el pueblo refugiado en el metro de Fontana, huyendo a las montañas o las escuelas y hospitales derruidos. El último tramo está dedicado a la retirada del Comissariat, su último acto en la Càmara Agrícola de l’Empordà (en Figueres), que consistió en un mural para despedir a los refugiados que huían a Francia, los artículos de Miravitlles desde Perpinyà o la exposición de Bruselas sobre los barrios de Barcelona tras el paso de las bombas. El jefe de propaganda de Franco, Dionisio Ridruejo, se adueñó del despacho del comisario y no tuvo más remedio que reconocer su tarea: “A simple vista se veía que los medios de propaganda republicanos habían sido muy superiores a los nuestros y su asistencia intelectual mucho más extensa, valiosa y organizada”. Si hasta el enemigo admitía su derrota en este terreno es que algo debieron hacer bien…