QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

CatBaSur: un festival de teatro para conectar Barcelona con Buenos Aires

Cuatro obras recientes sobre temas de máxima actualidad compiten en La Badabadoc

foto-familia-rdp-2

foto-familia-rdp-2 / periodico

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las principales cualidades de la cultura es la de conectar con gente de otros países, otras culturas y costumbres que pueden identificarse con el mensaje que transmite a pesar de vivir a miles de kilómetros de donde se creó esa obra. Su difusión y expansión es algo necesario y beneficioso para la sociedad. Y en esta tarea está la pequeña sala <strong>La Badabadoc</strong> que, hasta el 21 de diciembre, celebra la segunda edición del Festival de Teatre Unipersonal CatBaSur. Es una iniciativa que pretende facilitar el encuentro dramatúrgico de obras teatrales entre Catalunya y Buenos Aires. Es un concurso que consta de cuatro piezas seleccionadas, ya estrenadas anteriormente y con un único intérprete, que se disputarán los dos premios: el del público (cuya recompensa será programarse en esta sala de Gràcia la próxima temporada) y el del jurado (una residencia teatral y estreno en Buenos Aires).

El terror de Edgar Allan Poe

Hasta este jueves, día 5, podemos descubrir la versión que el director y dramaturgo Pablo Ley ha hecho del famoso relato gótico de Edgar Allan Poe, <em><strong>L’esfondrament de la Casa Usher,</strong></em> interpretado por Núria Bonet. Es un texto de terror que utiliza una prosa poética y transcurre en un universo lleno de rincones oscuros, de bosques brumosos, de caserones agrietados. Cuenta la historia de dos hermanos, Roderick Usher y Lady Madeline, víctimas de una extraña enfermedad que hace que la muerte les ronde constantemente. El narrador es un amigo de infancia de Roderick con quien mantiene largas conversaciones. Pero, en esta ocasión, es Lady Madeline quien la explica desde su perspectiva mientras sus ojos nos miran en la oscuridad y nos hielan el alma.

La crítica resaltó de esta versión de la compañía Projecte Galilei su atmósfera claustrofóbica y opresiva, perfectamente subrayada por la (escasa) iluminación, la música y los efectos sonoros. También destacaron la interpretación de Bonet, repleta de matices y cambios de registro, así como la puesta en escena de Ley. Un espectáculo inmersivo entre la niebla, el misterio, el desasosiego y la melancolía. Terror, sí, pero al servicio de un cuento tan inquietante como poético.

Los nuevos catalanes

La siguiente propuesta es Ana y Serafín, inquilinos de la periferia (del 9 al 12), a cargo de la compañía Factoría los Sánchez y La nave va, interpretada por Rafa Sánchez y con dirección y dramaturgia de David Martínez Sánchez. El protagonista nos cuenta la llegada de sus padres a la Barcelona de 1962 procedentes de una Córdoba pobre y miserable. Su único equipaje está compuesto por una maleta y un colchón. Se instalan en la periferia y, pese a vivir en la pobreza, son felices. Un retrato de toda aquella gente que emigró a Catalunya el siglo pasado y cuyos hijos y nietos ya forman parte de esta sociedad. Más de uno puede sentirse identificado.

Su creador explica que “la memoria construye nuestra identidad individual y colectiva y hay que cuidarla y alimentarla con todas las versiones y miradas para que nos represente más a todos. Es una obligación humana y cultural dar voz a nuestra historias”. Para David Martínez, Ana y Serafín son “dos personas discretas y sencillas, como otras tantas, que han sobrevivido al tránsito iniciado en la segunda República española, pasando por la guerra civil, la postguerra, una larga dictadura y una torpe transición a una democracia monárquica corrupta y confundida, sometida a un capitalismo feroz”. Lo define como “una propuesta de teatro íntimo ideal tras la crisis del Covid 19 para ahondar en la sensibilidad abierta sobre nuestro modelo de funcionamiento y nuestra humanidad. Un acto de conexión y reflexión sobre nuestra relación, a veces contradictoria, con el valor y la belleza de la vejez”. 

La emigración vista por un perro

Del día 13 al 16 podrá verse <strong><em>El rey del Gurugú</em></strong>, también de La nave va, donde David Martínez es ahora el intérprete a las órdenes de Ferran Joanmiquel, director y dramaturgo. Aborda el tema de la emigración pero desde un punto de vista muy original, la lúcida y desconcertada mirada de un perro. Es un can vagabundo, Marley, que es adoptado por un inmigrante subsahariano que vive en la montaña Gurugú, cerca de Melilla, desde donde sueña dar el salto a Europa. Allí descubrirá que tiene que cumplir una importante misión: alertar a los miembros del campamento de los ataques de la policía marroquí, lo que le hará sentirse imprescindible y tener un hogar.

Sus creadores pretenden que el público se involucre en la trama y, por eso, el perro se dirige a él como si fuera un nuevo grupo de emigrantes que acaban de llegar al Gurugú, donde les explica su historia. El espacio escénico está vacío y los espectadores se sientan sobre mantas y cajas de madera para crear un ambiente de lugar de paso, de precariedad para que se difuminen los límites entre la realidad y la ficción. Todo ello para denunciar la indefensión de unas personas que huyen desesperadamente para construir una vida digna mientras las fronteras se cierran en un intento irracional de detenerlos.

Un feminicidio olvidado

La ultima obra es <strong><em>200.000 mujeres</em></strong> (del 17 al 20), de la compañía Cándida dirigida por Ángela Palacios e interpretada por Anna Tamayo a partir de un texto escrito por ambas. Muestra una historia escondida y poco conocida: el genocidio de 200.000 mujeres en Europa en los siglos XVI y XVII acusadas de brujería, en muchos casos por tan solo un rumor. Eran consideradas responsables de provocar epidemias, heladas y muertes sobrenaturales guiadas por el diablo. En esta ocasión están representadas por la comadrona Joana, la curandera Jaumeta y la campesina Felipa, quienes comparten la preocupación y el miedo por ser señaladas como brujas.

Sus autoras pretenden hacer “un homenaje a todas las acusadas de brujería que fueron injustamente asesinadas. Es un espacio mágico para invocarlas, descubrirlas y recordarlas”. Joana, Felipa y Jaumeta, interpretadas por una única actriz serán “la cara visible de una historia invisible que quiere dar voz a aquellas a las que se les arrancó en la horca. Más de 400 mujeres murieron en tierras catalanas a manos de tribunales civiles que las condenaban a muerte antes de celebrar el juicio. Las consecuencias de esta masacre se palpan hoy en día, en una sociedad en la que todavía la mujer debe cumplir el rol que se le asigna y es castigada si se sale de él”. Cuatro obras teatrales con un solo actor o actriz en escena sobre temas relevantes que conviene recordar hoy más que nunca.