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Käthe Wohlfahrt: Navidad todo el año

En esta nueva tienda de artículos navideños, la primera de este tipo en Barcelona, venderán sus adornos incluso en verano

Tienda de adornos navideños Käthe Wohlfahrt.

Tienda de adornos navideños Käthe Wohlfahrt. / periodico

Abel Lacruz

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Todo empezó cuando unas catalanas, históricas clientas de la tienda de artículos navideños Käthe Wohlfahrt, en Rotemburgo (Alemania), invitaron a su dueño a visitar Barcelona. Harald Wohlfahrt se enamoró del Gòtic y cuenta que un día, mientras paseaba, se topó con “la bonita calle de Ave Maria. Un nombre muy navideño”. Y más casual fue que, al entrar a preguntar si había locales disponibles en esa zona, las propietarias de la cestería Germanes Garcia le contaron que se jubilaban después de 50 años vendiendo cestos de mimbre. A las hermanas les parecía estupenda la idea de ceder el local a un comercio de productos artesanales. ¿Coincidencia o milagro navideño?

El caso es que en esa antigua cestería acaba de inaugurarse la última sucursal de Käthe Wohlfahrt, una empresa familiar alemana especialista en productos de decoración navideña de alta calidad. Te paseas por ella y te teletransportas al 25 de diciembre gracias a esos adornos de madera y vidrio artesanales creados con los mismos procesos de manufactura que utilizaban los padres de Harald en 1964, cuando decidieron abrir su primera tienda en la antigua RDA. Un negocio originado también por casualidad: en 1963, un militar norteamericano y su familia se quedaron prendados con los adornos que los Wohlfahrt tenían en casa, especialmente con una caja de música, y les animaron a comercializarlos.

Guiño navideño

Guiño navideñoHoy, Käthe Wohlfahrt tiene 16 tiendas entre Europa y EEUU y hasta un museo de la Navidad en Rotemburgo. Ahora es el turno de Barcelona. La tienda está decorada como un tradicional pueblo alemán. Más de 300 metros cuadrados con toda clase de bolas de vidrio sopladas artesanalmente, decoraciones talladas en madera, pesebres, guirnaldas, figuras e incluso algún guiño al público catalán: ‘caganers’ (conocer esta tradición catalana provocó un momentáneo shock a Harald, pero luego la abrazó con humor), taxis de Barcelona, la Moreneta o chimeneas al estilo Gaudí para el árbol de Navidad. El público que asiste a la inauguración sonríe y brinda con cava y galletitas alemanas en un ambiente de lo más cordial, pero muchos neófitos en lo navideño no acaban de verlo demasiado claro: “¿Piensan abrir todo el año vendiendo productos navideños?”.

“Los barceloneses comprarán nuestros productos en Navidad –afirma Montse Escribano, directora de la tienda–, pero los turistas que visiten la ciudad en julio o agosto también querrán llevarse nuestros artículos porque no saben si después los encontrarán”. Asegura, además, que ofrecen un producto de calidad y asesoramiento experto, lo cual contrasta “con tiendas de suvenires, donde todo es repetitivo y barato en el peor sentido de la palabra”. Está segura de la continuidad de la tienda y de los 12 empleados que trabajarán en ella. “¡Incluso a 40 grados  la gente comprará adornos navideños!”, promete.

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