ESCAPADA

6 calas de ensueño en la Costa Brava

Difícil encontrar unos rincones más bellos en el litoral catalán: aguas de color turquesa, rocas, vegetación casi a ras de mar... Ideales para desconectar durante estos días

Begur

Begur / periodico

Laia Zieger

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Con sus pequeñas calas de aguas cristalinas, sus paisajes rocosos y su espectacular entorno agreste, la Costa Brava se convierte verano tras verano en un centro de peregrinación de miles de personas deseosas de desconectar del mundanal ruido. Desde Blanes hasta Portbou, este tramo de costa ha enamorado a personajes de la talla de Ava Gardner o Salvador Dalí. ¿Qué tiene la Costa Brava que no tengan otros lugares? Entre otras cosas, algunas calas tan hermosas como estas que te recomendamos a continuación.

1. Aiguablava

Begur

A escasos kilómetros de Begur, esta pequeña cala de aguas cristalinas y frondosa vegetación, escondida entre paisajes rocosos, atrae día a día a decenas de bañistas. De fácil acceso –hay un aparcamiento de pago justo al lado–, se accede bajando unas escaleritas que conducen a este paraíso que por desgracia suele estar bastante concurrido en temporada alta. Los fans del buceo podrán disfrutar por libre o de la mano de los guías de su centro de buceo, mientras que los aficionados a tomar cañas en bañador no podrán resistirse a ocupar una mesa en su agradable chiringuito.


2. Cala Montjoi

Roses

Ubicada a siete kilómetros de Roses, conserva todavía ese indiscutible halo mágico que le confirió en su día haber sido escenario de El Bulli, el restaurante que dio fama internacional a Ferran Adrià y a la cocina española. Ubicada en el parque natural del Cap de Creus, acceder a ella por carretera es ya de por sí todo un espectáculo de hermosos acantilados y enfurecidos oleajes sobre paisajes desiertos. Y dormitar bajo la sombra de sus árboles, caminar por las rocas o nadar en sus aguas de color turquesa es uno de los grandes placeres del verano en la Costa Brava.


3. Cala Llevadó

Tossa de mar 

A esta pequeña cala ubicada a tres kilómetros de Tossa de Mar se accede a través del Camping Llevadó, que tendrás que atravesar antes de plantar la toalla en su arena fina y darte un baño en sus aguas transparentes y tranquilas. Se puede acceder fácilmente en coche hasta el cámping, de manera que su afluencia suele ser alta en verano, y constituye una imponente estampa de rocas, mar y vegetación a la que sería un pecado acceder sin gafas ni tubo.


4. Cala Tavallera

El Port de la Selva 

Merece la pena caminar los dos kilómetros que separan El Port de la Selva de esta pequeña calita rocosa que destila encanto y naturaleza en estado puro, donde nos sentiremos completamente alejados de la civilización, sin ningún tipo de servicio. Con una longitud de 135 metros y una anchura de 15, al ser de difícil acceso es una playa de baja ocupación incluso en los días más concurridos del verano.


5. Cala d'Aigua Xelida

Tamariu 

Tamariu es un pequeño pueblo que presume de un ambiente siempre tranquilo y familiar, y la cala d’Aigua Xelida, situada a poco más de un kilómetro, es sin duda una de las más bonitas de Catalunya. Pese a que se puede acceder en coche hasta el aparcamiento y después bajar unas escaleras, lo ideal es calzarse unas zapatillas y protegerse del sol para disfrutar a pie del hermoso paisaje mientras recorres el trayecto que la separa de Tamariu.


6. Cala de la Belladona

Platja d'Aro 

Parece mentira que esta tranquila y magnética cala se encuentre tan cerca de uno de los municipios más efervescentes y bulliciosos de la Costa Brava, Platja d’Aro. La mejor manera de acceder a sus aguas de color turquesa rodeadas de pinos y rocas es hacerlo a pie o en bicicleta a través del Camí de Ronda, una ruta de gran belleza e indudable interés cultural y arquitectónico que recorre la Costa Brava de extremo a extremo.