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Glasgow, la capital de la cerveza

En la ciudad escocesa, la birra triunfa más que la Coca-Cola, ya que se beben más pintas que refrescos de cola. Incluso la fábrica de Tennent's es un atractivo turístico

Uno de los murales de la fábrica de Tennent¿s con grafitis cerveceros

Uno de los murales de la fábrica de Tennent¿s con grafitis cerveceros / periodico

Ferran Imedio

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Escocia es sinónimo de whisky. Cierto, impepinable, indiscutible. ¿Y Glasgow, la ciudad más grande del país británico, también? Pues sí, por pura lógica. Pero lo que allí se bebe a todas horas y en todas partes es cerveza. De hecho, si Edimburgo es la capital del país británico, Glasgow podría reivindicar sin problemas que es la capital de la birra. Hay tantas razones y tantos ejemplos como pintas se sirven en los pubs. Millones.

Acaso el más significativo, ya que hemos comenzado hablando de whisky y cerveza, sea The Pot Still (Hope Street, 154), templo del destilado de malta que cuenta con más de 700 referencias. Si pides algo que no tienen es porque, probablemente, no existe. Su vitrina tras la barra deja boquiabierto a cualquiera, pero también sorprende que tenga hasta siete tiradores de cerveza. Pero no te engañes: esa cantidad es propia de un local de Glasgow con muy pocos surtidores. La media ronda la quincena. Bueno, sorprende al foráneo porque los nativos no pueden vivir sin cerveza. Mientras no para de llover afuera, ellos beben una pinta tras otra.

No es cuestión de percepciones, de ver toooodos los pubs llenos a casi cualquier hora, sino de datos. El volumen de negocio de Tennent’s, la marca líder del país, supera de largo al de Coca-Cola. Su fábrica, la Wellpark brewery (Duke Street, 161), es uno de los atractivos turísticos de la ciudad: hasta allí acuden cada año más de 30.000 personas, lo que la convierte en la cervecería que más visitas recibe en toda Gran Bretaña (tras la reciente remodelación de su 'Visitor center', esperan alcanzar los 100.000 en poco tiempo).

Allí, los visitantes pueden recorrer Duke Street, una de las calles del perímetro de la fábrica, y admirar los casi 200 metros de muros decorados con motivos cerveceros que han sido pintados por grafiteros de la ciudad (Glasgow entera está llena de murales impresionantes de todo tipo y condición); ver los imponentes tanques de fermentación, maduración y filtrado que simulan pintas de cerveza y que almacenan 1,75 millones de pintas (una pinta equivale a poco más de medio litro); entrar en la planta de producción y tomarse una birra en su bar tras finalizar el recorrido, e incluso participar en cursos de cocina que acaban con fiestas con música, baile o humor en otros locales de la ciudad. Las visitas se hacen en castellano con previo aviso.

The left bank, Old College Bar, The citizen...

Pero la manera más genuina de disfrutar de una pinta y de la capitalidad cervecera de Glasgow es bebiéndola en los pubs (el siempre animado West End es la mejor zona para hacerlo). Ahí va una breve selección: el típico-típico The left bank (Gibson Street, 35); el entrañable Old College Bar (High Street, 219), el más antiguo de la ciudad; el supercéntrico The counting house (Saint Vincent Place, 2), con más de 300 birras a elegir (entre ellas, la española San Miguel); el muy 'cool' The citizen (Saint Vincent Place, 24), donde sirven Tennent’s fresca, sin pasteurizar, recién salida de un tanque de cobre...

También están el sorprendente Waxy O’Connor’s (W George Street, 44), que simula una catedral de madera, con un órgano incluido; el diáfano Drygate Brewing Co (Drygate, 85), cuyo 'fish & chips' se puede acompañar con la cerveza que hacen en su minifábrica, a la vista de los clientes; el deportivo Reardon’s Snooker & Pool Central (Hope Street, 24), ideal para aficionados al billar...

Sigue lloviendo en Glasgow, la ciudad británica con más precipitaciones. Sigue lloviendo en Loch Katrine, el lago que abastece a toda la ciudad, también a la fábrica de Tennent’s, que con ese agua produce nueve millones de pintas cada semana. "Algo teníamos que hacer con tanta lluvia, ¿no crees?", sonríe el guía al acabar la visita. Lo suelta en el bar de la fábrica, cerveza en mano, claro.