ESTOY EN BERLÍN
Zur Klappe: el arte de un lavabo gay
Dos jóvenes berlineses transforman un antiguo baño público frecuentado por la comunidad homosexual en Zur Klappe, galería y club subterráneo con largas colas. No apto para claustrofóbicos
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Carles Planas Bou
En la noche de Berlín, la extravagancia se convierte en norma. Sin embargo, ese espectáculo nunca deja de sorprender. Cuando sales de la parada de metro de Mehringdamm, en pleno bullicio del barrio de Kreuzberg, uno ya sabe que tendrá que esquivar la larga cola que, llueva o nieve, se congrega frente al turístico kebab Mustafa’s. Pero cuando se va la luz es otro el sitio que centra todas las miradas.
En medio de la calle, otra cola intenta aplacar las temperaturas bajo cero frente una entrada metálica. Un pequeño cartel luminoso y el retumbar del suelo indica que algo está pasando bajo nuestro pies. Tras una larga espera —inquebrantable tradición en Berlín— se llega a la puerta, unas roñosas escaleras que se hunden en un mundo subterráneo en las entrañas de la capital. Estamos en Zur Klappe.
Desde el primer paso uno ya intuye que este no es club normal. Las cuatro paredes grafiteadas que forman este diminuto y decadente bar nocturno no apto para claustrofóbicos fueron en su día un baño público. Sin apenas saberlo, Flint Neiber y Sören van Laak, dos jóvenes berlineses, vieron en este antro abandonado una oportunidad y lo reanimaron, transformándolo en un galería de arte que durante los fines de semana se convierte en escenario de 'djs' tan reputados como el alemán Recondite.
El Zur Klappe se asienta sobre algo que fue mucho más que unos lavabos. Lo que ahora reúne a artistas y a jóvenes sedientos de fiesta fue no hace mucho un sitio para la evasión de la comunidad homosexual de Berlín. Durante años, la oscuridad de este cubículo abrazó a aquellos que querían practicar sexo anónimo, un mundo gay visto entonces como sórdido en el que muchos encontraban un espacio de libertad lejos de la represión de las calles.
Aunque la homosexualidad fue descriminalizada en ambos lados del muro en 1968, no fue hasta finales de la guerra fría que la comunidad LGTB empezó a hacerse escuchar. Ya en 1987, el Tribunal Supremo de la Alemania socialista dictaminó que la homosexualidad era "una variante del comportamiento sexual, igual que la heterosexualidad". Pero en la vida real eso no era aceptado.
Como homenaje a su historia, el año pasado este lavabo público reconvertido volvió a abrir sus puertas con la exposición 'Baños públicos y asuntos privados', un descarnado proyecto fotográfico del artista francés Marc Martin que repasa las vidas ocultas en estos rincones olvidados. "Fueron sitios donde las diferencias de cultura, clase y orígenes fueron borradas", apunta. "Hombres cuyos deseos fueron reprimidos que se enfrentaron al miedo y encontraron un refugio".
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