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Dolç i Taíno: fusión de sabores catalanes y tropicales

En esta pastelería artesana del Raval no se van a tomar mal que te quedes babeando frente a su escaparate. Ya están acostumbrados

Dolç i Taíno

Dolç i Taíno / periodico

Natàlia Queralt

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El bizcocho de piña y maracuyá, el pastel de queso y fruta de la pasión y las tartaletas de chocolate puro son algunas de las creaciones que harán que te quedes babeando delante de Dolç i Taíno (Lleó, 9), una pastelería artesana del Raval que mezcla las culturas catalana y dominicana ofreciendo una fusión de sabores con productos de elaboración propia.

Que no te dé corte, aquí ya están acostumbrados a vecinos golosos y a turistas curiosos que, después de pasar dos o tres veces por delante del local, se deciden a entrar. “Desde el mostrador veo cómo se les hace la boca agua”, asegura Vicky Encarnación, propietaria de la empresa.

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Es dominicana, tiene 34 años y llegó a Barcelona hace más de una década para estudiar un máster en diseño de interiores. Con el tiempo, cambió el diseño por el azúcar y los bizcochos. “Me enamoré locamente de la pastelería”, confiesa Vicky, que se apuntó a uno de los cursos de la Escuela de Hostelería Hofmann y, desde aquel momento, no ha dejado de aprender e innovar.

CON MARTÍN BERASATEGUI

Estuvo haciendo prácticas en diferentes pastelerías de la ciudad, se marchó a Francia para perfeccionar su técnica en un restaurante con estrella Michelin y volvió a Barcelona para encargarse de la repostería del restaurante Loidi, de Martín Berasategui. Después de estas experiencias de alto voltaje, decidió abrir su propio negocio: Dolç i Taíno, una pastelería donde el mostrador, el obrador y una única mesa en el centro son el atrezzo para un local de ensueño.

“Siempre me había gustado la cocina, pero los postres se me daban muy mal”. Te parecerá mentira que lo diga, sobre todo si has pasado por delante de esta pastelería, donde las masas, la crema, la mermelada y todo, absolutamente todo, está elaborado con sus propias manos. Además, Vicky también trabaja por encargo para establecimientos y particulares en el obrador del local, donde se pasa horas amasando la base y preparando la crema pastelera para elaborar sus cruasanes de crema, que ya son famosos en el barrio.

MEZCLA DE CULTURAS

Dolç (dulce, en catalán) y taíno (que significa ‘bueno’ en la lengua que hablaban los habitantes precolombinos del Caribe conocidos como taínos) resumen la experiencia que te encontrarás en este azucarado rincón. Aunque hace falta añadir el ingrediente más importante: el talento y la amabilidad desbordante de Vicky, que solo consigue quien convierte su pasión en su trabajo. “Aparte de la calidad del producto, para mí es importante ofrecer un trato cercano y poder recomendar nuevos sabores al cliente”, afirma la impulsora del establecimiento, que reivindica la red comercial del Raval y su apuesta por la artesanía, como la que hace Kanay, taller de cerámica que elabora los platos y las tazas que utiliza en la pastelería.

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¿Una recomendación para los más arriesgados? “El pastel de té ‘matcha’. Además de estar delicioso, no lleva harina ni leche; es ideal para quien sufre algún tipo de intolerancia alimentaria”. Este oro verde, con el permiso del aguacate, es la última moda en Barcelona, ya sea en forma de ‘matcha’ con leche, de ‘frappé’ refrescante o como guarnición para el cruasán. ¿Y  para los más convencionales? “Vale la pena probar la pastelería con el toque tropical que le aporta el mango, la guayaba o el maracuyá”, asegura Vicky, quien sugiere un bizcochito de avellana y guayaba o una galleta con base de plátano y coco.

Quienes (inexplicablemente) no disfruten con el dulce pueden tomarse un delicioso café acompañado de unas galletitas saladas de elaboración propia mientras contemplan el espectáculo: identificarán con facilidad a quienes descubren Dolç i Taíno por primera vez porque se quedan embobados ante el colorido escaparate. ¡Bienvenidos al trópico!

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