Diario de un carnívoro

Las 12 mejores 'burgers' gourmet de Barcelona

Barcelona se ha convertido en el Valhalla hamburguesero. Pedir una doble con queso es el nuevo capricho de sibaritas. Aquí tienes 12 restaurantes donde chuparte los dedos. Ya te pedirás sacarina con el cortado

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zentauroepp45209032 on hamburguesa181004121416 / FERRAN NADEU

Òscar Broc

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Qué lejos quedan los tiempos del Pokin’s. Hace años te citabas con los colegas en el Burger King, ahora vas con tus hijos al Santa Burg. Estamos en el 2018 y Barcelona se ha convertido en un Valhalla hamburguesero. Los restaurantes gurmet se han multiplicado exponencialmente y con ellos ha florecido una legión carnívora dispuesta a pagar más por un producto señorial (y olvidarse de esos discos de carne venenosa que años ha se consideraban hamburguesas). Las nuevas técnicas de maduración, la ganadería ecológica, la panadería artesanal, las innovaciones en la preparación y la brasa de calidad han definido un nuevo tablero de juego en el que este bocadillo ultracalórico ha dejado de ser el recurso para mitigar resacas y se ha convertido en una celebración gastronómica de toma pan y moja. Ya lo decía Jules Winnfield en 'Pulp fiction': «La hamburguesa, la piedra angular de un desayuno nutritivo». Cuánta razón, nunca el colesterol nos supo tan bien.

1. LOL al colesterol

Sagàs (Pla de Palau, 13)

Si los bocadillos fueran balones de fútbol, Sagàs sería el Barça de Pep Guardiola. En este restaurante de 'finger food', uno se mete entre pecho y espalda producto sin intermediarios, directo del pueblo de Sagàs. Verduras y embutidos alcanzan un nivel superior en esta bocatería gurmet que esconde en su carta una de las hamburguesas más rústicas y jugosas de Ciutat Vella (amén de las mejores bravas de Barcelona). Hablo de la menuda pero inmensa Burger Clàssic: panecillo artesano de la vieja escuela; lechuga crujiente; cheddar original; tomate de la huerta; pepino; unagruesa y sangrante pieza de vaca gallega... y una fregona industrial para que limpies las babas del suelo.


2. Boqueria con queso 

Barrachina Meat & Burger (Plaza de Sant Josep, 8)

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En Barrachina son carniceros. Vaya, que saben más de carne de lo que tú y yo aprenderíamos en tres vidas. Puedes fiarte de sus 'burgers': discos de Angus 100% orgánicos. Exentos de aditivos. Preparados a diario en la carnicería. Con un juguillo grasiento que transporta los efluvios de la brasa Josper y hace que tus glándulas salivales bombeen con más furia que Chuck Norris en una emboscada comunista. Las comodidades del pequeño espacio que tienen en La Boqueria son inversamente proporcionales al vicio de sus siete hamburguesas. Me pierdo en la de la casa: un ovni cárnico grueso y consistente, sobre un manto de lechuga, tomate y beicon ultracrujiente. En la cima, un huevazo frito y, de propina, panecillos tostados y musculosos para soportar el castigo. Bingo.


3. La colina de la hamburguesa 

Bar Centro (Casp, 55)

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Fui a Bar Centro justo cuando abrió y he ido repitiendo, admirándome ante su evolución hacia la excelencia cárnica. Es una de las mejores hamburgueserías de la ciudad. Todo es artesanal en este santuario; de hecho, si estuviera permitido, seguro que tendrían el ganado vivo en la misma cocina. Sus hamburguesas de vaca vieja gallega con 40 días de maduración y 180 gramos de peso te obligarán a llevar esponjas en los carrillos para contener la salivación. La Monkey Burger (foto), con huevo frito, queso ahumado, aros de cebolla, mayonesa de la casa, sriracha y lechuga, es la que corta el bacalao. Además, son expertos en cerveza artesana y en entrantes pecaminosos. Una bocatería pornográfica.


4. La picaña de España 

De Paula (Creu dels Molers, 65)

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Una de mis hamburgueserías favoritas. Me tira su ascendencia brasileña, traducible en el amor que profesa por la picaña, la punta de la culata de la ternera (más tierna que un 'marshmallow'). Me atrae su aspecto de 'burger' de barrio: pequeño, informal y para todos los bolsillos. Además, el pan de Daniel Jordà y Enric Flor es de la máxima calidad, se tuesta en el cielo y llega a la Tierra con una textura sensualmente esponjosa. Mención especial para la hipnótica brasa de carbón que broncea los óvalos de carne, estrictamente pesados y picados a mano. Y vítores para la Copacabana (foto), con pan de cerveza negra, cebolla, tomate, mozzarella curada, lechuga y una deliciosa mayonesa de la casa. Por cierto, ya que estamos, mazorca a la brasa, birra artesana y bravas de la casa de acompañamiento para bajarle los humitos a tu dietista: esta noche mandas tú.


5. La vaca que ríe 

La Real Hamburguesería (València, 285)

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¿Kétchup de piquillo y alioli de ajos asados como salsas? Toma, claro. ¿Y su Cheeseburger clásica? Antológica. En la Real Hamburguesería han conseguido un artefacto adictivo, una hamburguesa que recuerda al modelo americano, con pan de brioche, el punto bastante marcado y varias excavadoras llenas de 'cheddar'. Son bocadillos robustos, compactos. La rueda de carne se ciñe a la silueta del artefacto, que no se convierte en basura espacial al segundo mordisco. Operan con tiernísimos menhires de picaña de 180 gramos, ingredientes de calidad y una sucinta carta en la que se atreven con ideas tan brillantes como la pantagruélica Raclette (foto), con dos toneladas de queso raclette vertido en tromba sobre el vacuno. ¡Boom! Y después te limpias los morros con ese análisis médico que te decía no sé qué del colesterol.


6. Pleased to meat you 

Lomo Alto/ Lomo Bajo (Aragó, 283-285)

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«Tenemos entre manos la mejor carne del mundo», aseguran. No es fanfarronería. Prueba su tartar 'roll' de buey y verás que este santuario cárnico liderado por Carles Tejedor solo acepta chicha de la más alta alcurnia. Pero no todo son chuletones; su carta de 'rolls', pepitos y hamburguesas cuenta con un maravilloso apartado de 'burgers' para sibaritas. Armadas con pan Bretzel, reforzadas con ingredientes de calidad y la mejor carne imaginable, sus compactas 'burgers' son piezas perfectamente ensambladas, rebosantes de jugo y sabor. La Sibarita (foto), con 'foie' y manzana, pide a gritos que le pongas un piso, y si ya te han pagado ese artículo que escribiste en el 2009, por 14 eurazos te comes la Suprem, con auténtica carne de buey. Después de esto, el Big Mac te sabrá a hez de 'wookie'.


7. Es una experiencia religiosa

Santa Burg (València, 273 / Vallespir, 51)

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En Santa Burg tratan la hamburguesa como si fuera una talla sacra. La minuciosidad, la pasión por el detalle y el afán por mejorar el producto han convertido esta casa en uno de los reclinatorios para los creyentes del 'burger gurmet'. Pollo, cerdo, salmón... Meten cualquier cosa entre panes y lo hacen con arte, pero brillan en su apartado de hamburguesas de vaca vieja. Bailarás con piezas de 150 gramos, arropadas por panecillos de mucha calidad y bendecidas por la inventiva del chef Allain Guiard, el creador del invento. La Santa Royal (foto), con beicon, cebolla, lechuga, tomate y mayonesa de mostaza, es mi droga favorita, especialmente si la pido con el suplemento Tendón Light: la grasa de la carne se sustituye por tendón de vaca, que se deshace con el calor y le confiere la gustosa urdimbre de una esponja. Magia.


8. Carne trémula

BRestaurant (Rosselló, 24)

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BBurger ha evolucionado y se ha convertido en BRestaurant, más espacioso y con platos como el chuletón de rubia gallega madurada, un bicharraco que te visitará en sueños. Obviamente, podrás pedir las célebres 'burgers' de la casa: panecillo tostado muy consistente y rodajas de 150 gramos de jugoso bovino, con un punto perfecto en la brasa. La diva es la B-Dalí, con cebolla confitada y un pedrusco de 'foie' que haría bailar trap a Gerard Depardieu. No obstante, mi favorita es la Dolce Vita: un guijarro de vacuno envuelto en 'cheddar', con cama de beicon y cebolla crujiente en tempura con mermelada de tomate. Ármate hasta los dientes si vas en grupo: hay cuchilladas por las increíbles patatas fritas.


9. Como en casa

Foc i Oli (Aribau, 91)

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Si no espabilas, comerás en la calle. 'Street food' literal. He necesitado varios intentos para coger sitio en esta caja de cerillas, pero a Foc i Oli no vas a probar muebles, como en Ikea, sino a cultivar michelín invocando al ya legendario Chivito, con entrecot de ternera, beicon, jamón, queso gouda y otras lindezas embutidas en pan de brioche. También fabrican hamburguesas con pedigrí y quieren que te sepan como hechas en casa. Sus gruesos 'burgers', con 180 gramos de ternera pura y el punto sangrante perfecto, son minuciosos, delicados, pero al mismo tiempo presentan el encanto de la carne manipulada y picada artesanalmente en casa. Y mola. El panecillo rústico y las patatas (pequeñas y cortadas a mano) contribuyen a colorear la atmósfera casera.


10. Siga a esa hamburguesa 

Chivuo’s (València, 204 / Pintor Fortuny, 15 / Torrent de l’Olla, 175)

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Arterias en Defcon 3: estamos en Chivuo’s. En este oasis de cerveza artesana y bocadillos estratosféricos (Philly Cheese Steak obligatorio) se esconden unas hamburguesas con acento yanqui que son pura lujuria. La Chivuo’s es perfecta: brioche tostado, ternera de calidad con el punto perfecto, confitura de cebolla, lechuga, provolone y unas lonchas de beicon del grosor de un folio que te dejan sin aliento. Por cierto, las patatas, que sean con la potente salsa de la casa; ya te pedirás sacarina para el cortado.


11. Hermanos carnales 

Bro (Baluard, 34 / Còrsega, 562)

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Todo lo que engulles en Bro es artesanal, desde los panecillos hasta sus tremendas hamburguesas de 200 gramos: vacuno 'top', con un punto sonrosado perfecto. En Bro no están para tonterías: sus bocadillos argentinos de milanesa o ternera triunfan porque son tan honestos como deliciosos. Y ajustados en sus precios: pagar 6 euros por una 'cheeseburger' de tanta calidad es inaudito. ¿Invento favorito? 'La burger' con provolone y tomates secos (foto). ¿Un consejo? Cautela con sus patatas fritas: droga dura sin cortar.


12. Gula en Sant Antoni 

La Capital (Floridablanca, 79)

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Cuatro variantes de panecillos artesanos. Hamburguesas de ternera pirenaica o, por un precio más elevado, tiernísimos discos de wagyu. La Capital juega en dos ligas cárnicas pero en ambas ofrece calidad y cantidad (200 gramazos de ternera en cada bocadillo). Lo peta la hamburguesa Los Ángeles, con pan de cerveza, beicon, 'chutney' de tomate y cebolla caramelizada. Y para los campeones, la Pamplona (foto), con gruyere, mayonesa de ajo negro, huevo frito, chistorra y cebolla caramelizada: el mejor antidepresivo de Sant Antoni.