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Armando de David: el cuarto de las maravillas de Gràcia

Este establecimiento es un referente para los anticuarios por sus muebles 'vintage' y lámparas de diseño

Armando de David, tienda de lámparas y muebles 'vintage' en Gràcia

Armando de David, tienda de lámparas y muebles 'vintage' en Gràcia / periodico

Laia Zieger

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El nombre de este local, Armando de David, no es más que la conjunción de los nombres de sus propietarios, David (Anguita) y Armando (Martínez Cábia). Dos apasionados de la estética de otra época que, tras largas trayectorias en solitario -el primero, con un negocio de ropa y muebles 'vintage' en la misma calle del Torrent de l’Olla en la que está su actual establecimiento, y el segundo, con una tienda de antigüedades instalada en la Provenza francesa- decidieron fusionar hace poco más de un año sus gustos y criterios para crear esta preciosa tienda del barrio de Gràcia.

Una especie de gabinete de curiosidades donde encontrar todo tipo de muebles y objetos para dar un toque exclusivo y diferente a cualquier interior. Pero la especialidad de este establecimiento, toda una institución en la ruta de anticuarios de la ciudad, son las lámparas. ¿Por qué? "Todos necesitamos varias lámparas en casa, sea cual sea el espacio que queramos decorar y el efecto que buscamos conseguir. Si es bonita, aporta un toque de calidez y da personalidad", argumenta David. Arañas, colgantes, de sobremesa, apliques, de pie… De suelo a techo, conviven con sillas, espejos, jarrones, figuritas, cómodas, estanterías y otros objetos para decorar.

Tanto es así que moverse por el local, a medio camino entre una tienda 'cool' y la 'brocante', es casi misión imposible. Alberga en torno a unas 1.000 piezas de diseño únicas, muy buscadas por los coleccionistas y amantes de las antigüedades -sobre todo las firmadas por el diseñador Miguel Milá, la debilidad de los dueños de Armando de David, que se han convertido en especialistas en la venta de su obra-. Los precios oscilan entre los 100 y los 3.000 euros, siendo aun así tarifas relativamente moderadas respecto al mercado, ya que prefieren posicionarse por su proceso de recuperación y, para que ello funcione, quieren estar al alcance de un público más amplio.

TRABAJO DE BÚSQUEDA Y SELECCIÓN

"Los turistas entienden mejor el concepto y el valor de nuestros muebles y objetos, ya que están más concienciados con la exclusividad de lo 'vintage' -detalla David-, mientras que a los locales, aunque cada vez lo entienden mejor, hay que hacerles algo más de formación, hay que explicarles que aquí no vendemos nada realizado en serie, sino que son de muy pocas unidades y que a ello tenemos que sumar nuestro trabajo de búsqueda y selección. En la diferencia está lo bonito".

A la hora de elegir todo lo que cabe en la tienda, prevalece un criterio estético y el gusto personal. "Tenemos piezas de diseñadores muy reconocidos, pero también obras anónimas. Mandan líneas de los años 50, 60 y 70, algo de los 80, y tenemos creaciones francesas, nórdicas e italianas, pero lo que más nos interesa es recuperar el patrimonio 'made in Spain'", explica Armando, que también destaca: "En nuestro país hubo y hay un diseño muy diverso y rico en detalles. Se debe tanto a las migraciones internas como a la variedad de la artesanía nacional con el trabajo del cristal, la cerámica, el latón, la piel, el hierro... También es interesante observar la aparición de influencias religiosas en mobiliarios funcionales como sillones, por ejemplo, y el intento de recuperar el detalle y el esplendor burgués cuando solo los más ricos podían permitirse tener algún mueble decorativo".

RANGO DE OBRA DE ARTE

Armando de David es, en definitiva, una mezcolanza de curiosidades del siglo XX -que ya se pueden considerar antigüedades- que nos recuerdan con nostalgia escenarios de nuestra infancia, momentos vividos, y que pasan al rango de obra de arte para su segunda vida.

Un último consejo: lo mejor es dejarse caer por este establecimiento al anochecer, cuando le dan a los interruptores y las lámparas se iluminan, cobrando vida y desplegando sus encantos, y poniendo el foco en cada detalle que ocupa los rincones de la tienda. Entonces, casi podremos oír una voz susurrando: "Luces y... ¡acción!".

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