noches con glamur

Zuu: bailar sobre los restos de Jimmy'z

Los bajos del Hotel Sofía (antes Princesa), que albergaron la disco que triunfó en los 90, resucita como 'nightclub' con cenas-espectáculo

Zuu: bailar sobre los restos de Jimmy'z

Zuu: bailar sobre los restos de Jimmy'z

Patricia Castán

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Serán muchos los que (como servidora) acudan a descubrir el estreno noctámbulo del año, Zuu, con gran afán arqueológico. O sea, buscando eslabones perdidos con aquel discotecón pijo que fue el Jimmy'z en la gloriosa década de los 90. Llevaba varios años cerrado, pero la reforma integral del Hotel Sofía (antes Princesa Sofia) ha hecho también su magia en el subsuelo, que ahora resucita como flamante 'nightclub'.

Imposible comparar estructuras, pistas, barras ni un solo elemento, porque la arquitectura y el interiorismo de Jaime Beriestain han inventado un club nuevo, aunque algunos aún creerán ver fantasmas.

AQUELLOS AÑOS 90

La solera nocturna del espacio ya le augura energía favorable. Albergó el cotizado Regine's antes de ser Jimmy'z, aunque fue en esta etapa más dilatada cuando arrasó en sus sesiones 'teenager' por las tardes y en las maratonianas noches de fin de semana.

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Por aquel piano bar de la entrada, su privado o su endiablada zona de baile desfilaban sin disimulos jugadores del Barça, presentadores, modelos y hasta las infantas Cristina y Elena dispuestas a fundir sus tacones en la pista.

¡Qué tiempos! Salir era liturgia obligada, mejor tres días que uno. Y los billetes de 5.000 y 10.000 pesetas se liquidaban en una ronda tras otra, como si no hubiera un mañana (ni crisis).

Tras el largo paréntesis, aquellas paredes (ahora en tonos burdeos) vuelven a vibrar en versión siglo XXI y 'cool'. Despliegue de terciopelo en sus sofás y butacas, calaveras en tiradores y ornamentos, baños lujuriosos donde todo son espejos y barras rutilantes.

Se impone aquí la oferta circular, donde el cliente cena, disfruta de un espectáculo, toma copas y acaba desmelenado al ritmo del 'DJ'. Todo en uno.

'DINNER SHOW'

A su favor cuenta con la asesoría gastronómica del chef Carles Tejedor, aunque aquí se opta por un menú degustación en mesas bajas con múltiples miniaperitivos (los fríos, de una vez en un candelabro giratorio, del cangrejo al 'foie'; los calientes, en varias fases) y un plato principal a elegir más postres por 150 euros, bebidas incluidas. Tarifa cerrada que incluye un 'show' de cantantes y bailarines (Desvarío Producciones) durante el ágape. Un 'dinner show' entretenido que no puede competir con las versiones ibicencas, pero posiblemente apunte sobre todo al turista.

Un buen plan B sería empezar con un ágape en los solventes restaurantes del hotel -Impar o Be So- y luego saltar a la discoteca a partir de medianoche, cuando el local tiene más 'punch' y dos espacios diferenciados pero contiguos para el copeo puro, o para el bailoteo.

Lo mejor de este arranque es el 'mix' generacional: los que llegan y los que estuvieron y aún les queda cuerda...