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Sons of Gutenberg, trinchera de letras

Esta librería comprometida con la cultura alternativa puede despertar el amor por la literatura incluso a quienes solo han leído a Belén Esteban

Sons of Gutenberg, trinchera de letras

Sons of Gutenberg, trinchera de letras

Natàlia Queralt

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"Aunque lo único que hayas leído en tu vida sea a Belén Esteban eres bienvenido en Sons of Gutenberg", asegura Adrià Rodríguez, librero de esta trinchera de letras en el Raval que, pese a la gentrificación, lucha junto con otros establecimientos para mantener la ebullición cultural que tanto caracteriza a este barrio. "Para mí lo más importante es tener curiosidad, y si uno tiene el afán de abrir un libro, aunque lo haya escrito Belén Esteban: ¡no todo está perdido!", añade.

En el número 32 de la calle de Ferlandina se encuentra Sons of Gutenberguna librería comprometida con la escena cultural barcelonesa que se declara continuadora del movimiento 'underground' en la ciudad. En unos pocos metros cuadrados y con mucho bricolaje autodidacta, Rodríguez ha convertido una melancólica casa de antigüedades en un potente altavoz de la cultura alternativa: una librería repleta de tesoros de segunda mano entre los que destacan clásicos de la literatura, títulos imperdibles de pequeñas editoriales y autores extranjeros poco conocidos en el ámbito local.

TAMBIÉN GALERÍA Y TEATRO

Además de librería, Sons of Gutenberg funciona como galería y como teatro, ya que este espacio cuenta con el llamado teatro más pequeño del mundo, convertido en estudio-refugio de nuevos artistas por la mañana. "Según la leyenda, son las butacas que el Antic Teatre tuvo que reemplazar debido a la última reforma", explica el librero con aire misterioso.

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"Disponemos de una programación trimestral de pequeños espectáculos que normalmente resultan ser monólogos, ya que se trata de un espacio verdaderamente reducido». La única condición que ponen a los artistas que se establecen en el estudio es que su primera exposición sea en la librería.

"Cuando era pequeño pasaba horas y horas en la tienda que tenía mi madre en la plaza de Sant Josep Oriol -fue la primera condonería de la ciudad, mucho antes que cualquier 'sex-shop'- y siempre que podía me escapaba a la librería Makoki, cuna del 'underground' y la contracultura barcelonesa que me fascinó", recuerda Rodríguez rodeado de muchos de los cómics que se podían encontrar por aquel entonces en Makoki.

EL PRECEDENTE, CONSUMICIÓN OBLITAGORIA

"Pero claro, en medio de todo este romanticismo y mi entusiasmo por las letras, uno tiene que comer", sentencia el librero, quien había trabajado en un bar hasta que llegó la crisis del 2008 y se quedó en el paro.

Fue entonces cuando su tío, que regentaba un quiosco en Gràcia, decidió empezar a vender libros de segunda mano por el módico precio de 2 euros. Esta idea resultó ser un éxito y ambos apostaron por abrir una librería llamada Consumición Obligatoria con el mismo sistema de negocio al lado del quiosco. "Después de algunas divergencias y de no terminar de comulgar con la idea de que los libros de Eduardo Mendoza estuvieran a dos euros, me independicé del proyecto", explica Rodríguez. Y así fue como nació Sons of Gutenberg, una iniciativa con nombre propio.

FANZINES Y POESÍA

El compromiso de Sons of Gutenberg va mucho más allá de su función comercial y aprovecha su condición de altavoz para reivindicar la escena poética de la ciudad. "Desgraciadamente, a la poesía no se le brinda toda la visibilidad que merece", opina Rodríguez, que apunta las asociaciones culturales Club Cronopios y Prostíbulo Poético como referentes actuales de buena calidad en lo que a versos se refiere.

Además, como férreo defensor de los proyectos con convicciones Rodríguez se declara un amante de los fanzines. "El único ismo que conocemos aquí es el 'fanzinismo", afirma. "Se trata de publicaciones autogestionadas y autoeditadas de todos los temas y formatos que te puedas imaginar, impresos en muchos casos en el salón del autor", explica Rodríguez, quien recomienda sumergirse en este mundo de amor por la literatura.

Ya seas de los que solo lee a Belén Esteban o de los que dice no haberla leído nunca, eres bienvenido en esta trinchera de letras, aunque será mejor que no tengas prisa porque tanto la librería como el librero tienen muchas historias que contar.

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