A TODO JAZZ

Este es "el mejor lugar para tocar" según Woody Allen

El Hotel Casa Fuster celebra 10 años de sesiones musicales de alto voltaje en el espacio Café Vienés

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Patricia Castán

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Con una acústica estelar y un entorno que predispone al público a la entrega visceral, no es de extrañar que Woody Allen se arrancase a tocar estando alojado en el <strong>Hotel Casa Fuster</strong> hace ya una década. Alentó lo que iba a ser una seña de identidad para el lujoso establecimiento de lo alto del paseo de Gràcia, una razón para acudir semanalmente que no tiene que ver con sus habitaciones de cinco estrellas: el jazz.

La buena música -en vena- sumada a una buena copa o incluso a una cena en varios formatos ha logrado que las veladas de los jueves sean un acierto seguro en las quinielas nocturnas de los adictos a este ritmo.

Y aunque usted, como quien suscribe estas líneas, no sea precisamente experto en ese torrente de emoción que destilan clarinetes, contrabajos, saxos, batería y otros instrumentos bien avenidos, el ritual de este jazz club merece una visita curiosa. Hedonista.

Porque el espacio Café Vienés, en todo su esplendor desde que el edificio modernista de Domènech i Montaner fue rehabilitado para albergar a turistas, ya entretiene la vista y apacigua el espíritu tan pronto el público se acomoda. Será que aquellas tertulias que protagonizó Salvador Espriu dejaron algún poso.

SESIONES ESPECIALES

Cientos de conciertos después, y tras más de una veintena de visitas de Allen, este hotelazo ha querido festejar sus diez años de ímpetu jazzístico a lo grande, con varias sesiones especiales. La primera, el pasado día 28 de septiembre, convirtió a este eventual jazz club en un acelerador de corazones. De los oídos cultivados en el género a los neófitos, la concurrencia se rindió a la magia de <strong>Doc Scanlon's Cool Cat Trio</strong> (con  Adrian Cunningham ese día). Talento catalán, australiano y neoyorquino. La actuación de Mariola Membrives hoy, y la sesión  de mañana sábado de Barcelona Alls Stars (con miembros de la Locomotora Negra y La Vella Dixieland), rematará la celebración, pero el jazz seguirá corriendo por Casa Fuster todos los jueves, prometen.

Este verano el director, guionista, actor y músico escribió en una foto suya en el Café Vienes: «El mejor lugar para tocar música». Esa pasión contagiosa lleva semana tras semana a programar a talentos y leyendas locales y foráneos, ante un público bien mezclado de viajeros alojados y barceloneses subyugados por el ambiente que se destila.

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OPCIÓN GASTRONÓMICA

Los recitales suelen empezar a las 21.00 o las 22.00 horas, previa reserva, y se maridan en varios formatos de entrada. Sean solo con consumición (19 euros por persona); el Slim&Slam Duet (24 euros); el menú de tapas LouisArmstrong (cuatro frías y cuatro calientes, más una copa de champán y media botella por persona), a 65; o la opción de cena completa Duke Ellington por 100 euros, elaborados por su restaurante Galaxó.

Son packs que muchos descubren cuando alguien se los regala en forma de bono y que en las sesiones extraordinarias han incorporado una opción (45 euros) que aúna cocina mediterránea y de Nueva Orleans. Larga vida al jazz club más glamuroso de Barcelona. 

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