FIESTA, COPAS Y COCINA

Así es el Café del Mar de Barcelona

La marca ibicenca ha exportado al Port Fòrum el que ya es su mayor espacio mundial

Así es el Café del Mar de Barcelona

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Patricia Castán

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Por el novísimo Café del Mar del Port Fòrum peregrinan estos días a partes iguales veinteañeros atraídos por todo lo que huele a Eivissa y nostálgicos que hace una, dos o hasta más de tres décadas descubrieron una puesta de sol de postal en el primer local de la marca, abierto en 1980 en la entonces bucólica bahía de Caló des Moro de Sant Antoni de Portmany.

Los tres ideólogos de aquel ritual inventaron, sin saberlo, una gallina de los huevos de oro que se convirtió en visita obligada para quien pisaba la isla con espíritu iniciático.

Por aquel entonces, el combo de vistas, copas y buena música de fondo eran sus mandamientos. Pero el éxito amplió en los años 90 el 'business' con la edición de álbumes que recogían aquel delicioso sonido 'chill out', 'ambient', 'balearic beats'... para llevárselos a casa y soñar todo el año con las vacaciones.

Mucho ha llovido desde entonces, con la proliferación de franquicias de la marca y su merchandising. Pero hasta ahora nadie había levantado un Café del Mar tamaño XXL como el que late hace unas semanas en el Port Fòrum de Sant Adrià, en la frontera con Barcelona, aunque obviamente se le publicite como barcelonés.

4.000 METROS CUADRADOS

Un macro espacio de 4.000 metros cuadrados con vistas al mar mucho más ambicioso que el que antes estrenó con el mismo nombre en el Maremàgnum el grupo Costa Este, y que tiene los domingos su día de mayor agitación con la fiesta La Movida.

El puerto, con notable ocupación de la zona náutica pero escasa de los espacios comerciales, ha visto en el desembarco del Café la gran esperanza. Con cuatro plantas, el espacio encarado al mar abarca en la planta baja exterior una piscina con zona de camas lounge, barras, escenario para DJ -con mucho superstar- y pista, mientras que en las plantas superiores hay más zona de baile (aunque no aspira a discotecón), restaurante y superterraza alta llamada a acoger eventos corporativos.

EN ACTIVO TODO EL AÑO

En contra tiene la ubicación, alejada del meollo, mientras que a favor cuenta con una ciudad en plena efervescencia turística todo el año y hambrienta de marcha. De ahí que uno de sus instigadores, Nacho Soler, ha planificado un negocio que no descansa (y que también bebe del Lío y Ushuaïa) y abre a diario en temporada alta, pero de jueves a domingo en invierno, más focalizado en el restaurante y las celebraciones.

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En nómina hay talento para que la fiesta no decaiga: desde Fede Fontes como solvente relaciones públicas, hasta el colorido y las coreografías de Andrei Ramos o la dirección artística de algunas fiestas -como la imprescindible Hed Kandi- de Dani Blanes.

SABORES MARINEROS E INTERNACIONALES

Sin olvidar la mano del chef Juan Jiménez, que despliega una carta donde conviven sabores marineros e internacionales (de un foie redondo a un pulpo 'al dente') con poderosos chuletones deshuesados a la piedra (precio medio de 60-70 euros), buen servicio de sumiller, trato cordial y opción de interior tranquilo o terraza con decibelios.

A la fresca es cuando el templo más brilla, convirtiendo en virtud el mix de edades que hizo de Eivissa el paraíso de la fiesta (de 25 a 55 años), el mix de procedencias (de California a Sant Adrià), y de bolsillos: entrada con copa a 15 euros y mesas VIP desde 350.