FIESTA 'DETOX'

Desconexión digital y tóxica en Artte

El espacio artístico y restaurante del Eixample propone una fiesta (limbo) mensual que proscribe los móviles, el alcohol y la música no analógica

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Patricia Castán

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Cuesta recordar aquellos tiempos en que la propia vista era el único periscopio activo cuando uno salía de copas o de fiesta, y la lengua era la herramienta complementaria para rematar la comunicación (verbal) y hacer amigos efímeros o eternos. Los ojos enfocaban cada rincón explorando las posibilidades de la noche y captando conexiones y empatías. Hasta que llegaron los omniprentes teléfonos móviles y muchos convirtieron sus pantallas en el único visor con que mirar al mundo..., y su teclado, en la forma más fácil y blindada de hablar. Pero esa hegemonía tecnológica se rompe ahora cada primer jueves de mes para desconectar y resetear: Wifi is over!Wifi is over! se llama en el invento, en el espacio cultural y restaurante Artte ( Muntaner, 83 C).

El propietario del personalísimo establecimiento, Mario Fradera, tenía hambre de «desconexión del mundo virtual» para que los sufridos mortales volvieran a reconectar consigo mismos y se olvidaran del aparato que late en los bolsillos y las redes sociales que casi ejercen de telarañas. Luego decidió que el 'revival' emocional tenía que ir más allá, eliminando la chapa digital que cubre nuestras rutinas e incluso restringiendo -por un tiempo- otros ingredientes tóxicos, como el alcohol.

FIESTA 'SIN'

Lo que Artte ha propulsado (debutó el pasado día 2) son unas tres horas de encuentro sin wifi, sin móvil, sin copazos y con música analógica, ideales para recomponer sensaciones olvidadas y despertar otros sentidos. Cuentan los instigadores que la saturación de información, la adicción a las pantallas y la extraconexión nos devoran. Ciudades como Londres, Los Ángeles o San Francisco ya practican este 'detox'..., pero en Barcelona nadie había gritado hasta ahora «basta».     

Unos cuantos carteles anunciando el ‘corto y cambio’ de onda llenaron el estreno de ‘exconectados’, hastiados tecnológicos o exhaustos de las redes. De veinteañeros a cuarentañeros, locales y foráneos..., todos pulsaron el ‘off’ (vigilados por dos guardianas) al traspasar el umbral y sucumbir a sesiones de música coordinadas por Pablo Skaf para que los vinilos salten al ruedo, entre altavoces 'retro', y borren un rato a Spotify.  

Está por ver si el experimento seguirá siendo 'light', pero ha arrancado con 'mocktails' sanos (super cócteles sin graduación, donde a los sabores se suman efectos secundarios naturales, desde lo energizante a lo vitamínico). En ese horizonte de ginseng, lemongrass o tónicas caseras, lo que destaca es la conexión visual. Los ojos no miran pantallas sino que se cruzan. Y la gente redescubre sus manos para gesticular.