ESTRENO

Joaquín Cortés repasa con 'Calé' en el Tívoli sus 20 años de carrera

33 Joaquín Cortés, el martes, en la presentación de Calé en Barcelona.

33 Joaquín Cortés, el martes, en la presentación de Calé en Barcelona.

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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De fondo, un gigantesco tablero publicitario de una revista del corazón, con imágenes suyas. Y en la sala, muchos más plumillas de los habituales en las ruedas de prensa culturales. Pero Joaquín Cortés no dio concesiones a la galería rosa y habló el martes solamente de su nuevo trabajo,Calé,que se presenta por primera vez hoy en el Teatre Tívoli de Barcelona. Aunque su estreno oficial, matizó, tendrá lugar el próximo 14 de mayo en Nueva York, ciudad rendida a sus pies, incluso antes de que por estos lares lo reconocieran como genio y figura de la fusión flamenca.

Cumplidos los 40, el bailarín cordobés ha querido echar la vista atrás y reunir enCaléla esencia de las seis coreografías de su trayectoria profesional.«Llevo 20 años danzando por todo el mundo y ahora, que estoy en el ecuador de mi vida, pues espero llegar a los 80, quería hacer una retrospectiva de mi trabajo», explicó el artista, que reivindicó sus primeros pasos como «pionero» del mestizaje flamenco. «En mis inicios fui considerado unenfant terriblepor los puristas, que me querían matar por mi mezcla de estilos. Nadie creía en mí y me decían que estaba loco al unir danza clásica y cajón. Ahora todo el mundo hace fusión con el flamenco. Pero yo lo inventé», adujo el creador, que recordó, con el ego extravertido, algunos de sus grandes hitos internacionales: «He sido el primer artista español en actuar en la Casa Blanca, en los Oscar, en los Grammy, en la MTV...». Y un último reconocimiento, que desveló su agente de prensa, el de la Unesco a su trayectoria artística.

UN GRAN MONTAJE / Calé, informó Cortés, es una superproducción en la que participan una cincuentena de personas: entre ellas, un cuerpo de baile con 10 artistas y 16 músicos (cubanos, ingleses, gitanos...), que son el «alma del espectáculo». Un puzle dancístico y musical –con ritmos de salsa, soul, gospel, música árabe...– que a lo largo de una hora y 40 minutos «captura la esencia» de sus coreografías anteriores.

Sin hilo argumental ni cronología, el coreógrafo hilvana siete números, cuatro de ellos protagonizados por él mismo, en un espectáculo que le ha servido para salir del «túnel personal» que atravesó el pasado año. «Fue un tiempo de oscuridad muy malo». Embrollos sentimentales aparte, el artista ve acercarse el momento de su despedida de los escenarios. «La vida profesional de los bailarines tiene fecha de caducidad. Aún espero estar varios años más, pero yo me entrego en cuerpo y alma y para salir a medias prefiero retirarme. No me moriré con las botas puestas».