Pequeños formatos

'Vespres de la Beata Verge': un retrato sin rostro

La obra forma parte de la tetralogía 'Quattro atti profani'. Un conjunto de textos que, mediante actos sacramentales, representaciones sagradas y viacrucis, busca retratar las capas más humildes de la sociedad

'Vespres de la Beata Verge', a l'Escenari Joan Brossa.

'Vespres de la Beata Verge', a l'Escenari Joan Brossa. / periodico

Aída Pallarès

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Teatralidad extrema, carisma desbordante, una personalidad fuera de serie. Describir lo que hace Oriol Genís sobre un escenario es quedarse corto de adjetivos. Llegas, te quitas el abrigo, apagas el móvil, te recolocas en el asiento, compruebas que sí, que has apagado el artefacto del demonio y él ya está ahí. Sentado en un banco. Mirada ausente pero presente. Suena el tono intermitente de un teléfono descolgado. Sin tregua, sin fin. Genís empieza a hablar, a vomitar frases enteras, una tras otra, casi sin respirar, sin moverse. Una verborrea imparable. Nos transporta a una ciudad gris y marginal, a un callejón de prostitutas y carmín rojo. 

'Vespres de la Beata Verge' es uno de esos pequeños éxitos del 'off' barcelonés que, desde su estreno hace más de siete años, ha ido volviendo a la cartelera. <strong>Sala Beckett</strong>Teatre Akadèmia<strong>Escenari Brossa</strong>. Un espectáculo cocinado a fuego lento por Albert Arribas -traductor de la pieza- y su compañía, Centaure Produccions, autores también de joyas como 'Moro com a país' o 'F.R.A.U.', esa genial provocación de siete horas que el propio equipo definió como una operación de márketing para denunciar que todo el teatro es un fraude. Solo en este contexto, de compañía rara avis dentro del panorama teatral catalán, puede entenderse 'Vespres de la Beata Verge', uno de los proyectos más personales de su director: Jordi Prat i Coll, responsable también del fenómeno teatral de la pasada temporada, 'Els Jocs Florals de Canprosa'. 

La obra, escrita por Antonio Tarantino, forma parte de la tetralogía 'Quattro atti profani'. Un conjunto de textos que, mediante actos sacramentales, representaciones sagradas y viacrucis, busca retratar las capas más humildes de la sociedad. Todo con ecos de Pasolini, el gran retratista de los bajos fondos italianos. Aquí nos encontramos con un padre, un delincuente de tres al cuarto, que espera el resultado de la autopsia de su hijo. Un hombre que, desesperado, mantiene una última conversación con su vástago, que se prostituía por las calles de la ciudad. Un monólogo desbordante hecho de palabras nunca pronunciadas, incomprensión y marginalidad. 

Solo la ausencia del hijo permite reconstruir la historia y generar un imposible diálogo para volver atrás y ayudarlo a cruzar el río Estigia. De este modo, pasando de la rabia a la pena, del odio a la tristeza, Vespres de la Beata Verge se convierte, casi sin darnos cuenta, en una historia de la tragedia contemporánea, la de la discriminación y la exclusión social. En una de las obras más políticas de la cartelera actual. 

Jordi Prat i Coll opta por una dirección limpia y precisa, una puesta en escena sobria y minimalista al servicio del texto. Una obra centrada en la palabra que, como venimos avisando desde el principio, Oriol Genís interpreta de forma orgánica, sublime. Su rostro nos conduce directos al abismo, un duro golpe en la boca del estómago que nos machaca y nos recuerda que, como escribía Eduardo Galeano, los nadie no son, aunque sean. Los nadie cuestan menos que la bala que los mata.