TEATRO

'Rita': una emotiva mirada a la muerte digna

La dramaturga Marta Buchaca aborda la eutanasia en esta obra, que oscila entre lo cómico y lo emotivo

Rita, obra de teatro en la Sala Beckett

Rita, obra de teatro en la Sala Beckett / periodico

José Carlos Sorribes

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Abrir la ventana y mirar qué sucede en tu entorno debería ser hoy una obligación para cualquier autor o director teatral. Son tiempos para abordar desde la escritura dramática una actualidad no siempre gozosa y, a la vez, huir de lugares habitualmente trillados. Y es que no son pocas las voces que lo han echado en falta en la aplaudida dramaturgia contemporánea y su legión de excelentes firmas. A Marta Buchaca (Barcelona, 1979) no cabe, por contra, adjudicarle esa carencia.

Por ejemplo, si en una de sus últimas obras, 'Només una vegada',  puso en el escenario del TNC de forma rigurosa un tema que tanto hay que denunciar como es la violencia de género, ahora lleva su mirada a otra cuestión también actual: la muerte digna y la eutanasia. Buchaca aborda en su teatro cosas trascendentales, cierto, pero sin la losa de la trascendencia.

Porque 'Rita', en cartel en la Sala de Dalt de la Beckett, es una comedia que habla de cuestiones tan serias como el amor y la muerte en el entorno familiar. Amor a una madre y, por qué no, también a una mascota como es una perrita. Ambas están en la recta final de su existencia y sufren, por lo que su gente más cercana se cuestiona la necesidad de alargar, o mitigar, ese mal trago.

Dos hermanos

Dos hermanosEsa familia son dos hermanos, Toni (David Bagés) y Júlia (Anna Moliner). Él se acaba de separar y es un hipocondriaco de manual, porque vive en permanente alerta ante cualquier pequeño achaque. Es el dueño de Rita, a quien su veterinario cree que hay que sacrificar. Toni se resiste a hacerlo y más si piensa en el momento en que tendría que comunicárselo a su hija. Júlia, que es médica, está acostumbrada a notificar estas malas noticias a sus pacientes, aunque por contra no lo tiene tan claro con el tema de su madre enferma. También pasa por un mal momento personal con un marido que viaja mucho y la atiende poco.

Buchaca, también directora y productora de la obra. manifiesta de nuevo su habilidad para un retrato bien perfilado de sus personajes. Lo hace en una obra que es como una muñeca 'matriuska' rusa con breves escenas para componer un todo. La pieza oscila entre el registro cómico y el que quiere provocar la reflexión en el espectador, aunque hay alguna escena del inicio –la de Júlia cuando le explica a su hermano que se plantea desprenderse de uno de sus colaboradores– que podía haberse resuelto de manera más breve para no ralentizar el desarrollo de la obra. Pero pronto se recupera el pulso en una función que no puede dejar de ser emotiva, aunque no cae nunca en la sensiblería.

La dramaturga y directora cuenta siempre con la complicidad de sus intérpretes. Bagés ya tiene muchísimos kilómetros hechos y siempre da el tono a sus personajes. Igual puede ser algo gruñón que seductor. Estuvo ya este verano en la presentación de la obra en el ciclo 'Terrats en cultura', no así Moliner que sustituye a Sara Espígul en el estreno en la Beckett. La actriz badalonesa también es de aquellas con una capacidad que le permite cambiar de registro en un suspiro. Ambos se mueven en un espacio plagado de cachivaches y recuerdos familiares de la propia Buchaca que encajan perfectamente en un texto, reciente premio Frederic Roda, llamado a tener vida más allá de la Beckett.