TEATRO

'El pare de la núvia': Joan Pera continúa en plena forma

El Condal acoge la 24ª producción de Joan Pera con la productora Focus. Lo hace bajo la batuta de Joel Joan, un actor que cuando dirige comedias da en la diana

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José Carlos Sorribes

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El padre fue Spencer Tracy y la novia, Elizabeth Taylor, en un filme de Vincente Minnelli de 1950. El padre fue Steve Martin, y la ovia, Kimberly Williams-Paisley, en un remake de 1991 dirigido por Charles Shyer. Ahora, en el Teatre Borràs y en una versión muy particular y 'nostrada', el padre es Joan Pera y la novia, Anna Carreño. Y los 'padres' de la obra son Joel Joan y Hèctor Claramunt, un tándem de sobrada trayectoria en el género de la comedia. Y si, además, cuentan con un monstruo en ese terreno como el veterano actor de Mataró las posibilidades de éxito están bien asentadas.

Pera es Francesc Ramon Pujols-Pinyol, un empresario 'molt catalanet' que se ha convertido, pasito a pasito, en el emperador de las galletas con una marca global. Vive días de felicidad inmensa porque prepara la boda de Meritxell, su única hija. Ella es un poco punki, le gustan las Harleys, pero se va a casar con Bernat (Oriol Casals), un apocado comercial de la empresa familiar que es el yerno ideal. Si ella quiere un enlace discreto, papá prepara un bodorrio con centenares de invitados en el que no va a faltar ni la Simfònica del Vallès ni  la empresa del Piromusical de la Mercè. De traca, vamos.

Del sueño a la pesadilla

Del sueño a la pesadillaPero de repente todo da un vuelco a escasas horas del bodorrio. Francesc descubre una revelación de su pasado –una canita al aire en Formentera– que hace imposible el matrimonio. Lo que era un día de sueño se convierte en una pesadilla a la que hay que buscar una salida. Lo intenta el empresario con su fiel secretario González (Pep Sais) y parece encontrarla con la aparición de un antiguo novio de Meritxell (Marc Rius). Es todo lo contrario que Bernat: un rockero vividor, un jeta que no da un palo al agua. Todo se desarrolla a espaldas de la mujer del empresario (Maife Gil), una señora amante del yoga y de todo tipo de terapias de autoayuda. O sea, con poca tierra en su caminar.

Entrar en más detalles sería avanzar demasiadas cosas, pero resulta obvio que esta trama da juego para gags y situaciones cómicas a borbotones. Así sucede aunque queda la impresión de que son demasiadas porque las casi dos horas y media de duración –entreacto (innecesario) incluido– es mucho tiempo. Joan y Claramunt han estirado las situaciones más de la cuenta, cuando 'El pare de la núvia' se podía haber resuelto en ese tiempo tan estándar de una comedia: horita y media o poco más.

El hándicap queda compensado porque Pera vuelve a demostrar que es capaz de provocar la risa del espectador hasta cuando bosteza. Mantiene a sus 71 años el inagotable registro cómico que le ha convertido en el inquilino predilecto del Condal. A su lado, Pep Sais también brilla en otro papel que es un traje a medida para él. Maife Gil, otra veterana, juega un rol más secundario con un personaje extravagante en exceso. Entre la facción joven, Oriol Casals destaca porque no da un paso atrás en sus escenas con Pera y perfila bien el aire pusilánime y graciosamente bobalicón que tiene Bernat. Anna Carreño, por su parte, es una acelerada novia, mientras que a Marc Rius le pasa como a Maife Gil: tiene que sacar adelante un personaje que es una caricatura. Sergi Vallès, por último, es el modisto de la novia y después el beodo juez de la boda. El último gag.