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Rambo, un héroe para todos los gustos

Con el estreno de la quinta entrega de la saga 'Rambo' y su consiguiente festival de violencia innecesariamente gráfica, repasamos las otras cintas del exsoldado

Sylvester Stallone, en `Rambo: Last blood¿, la quinta y última entrega de la saga.

Sylvester Stallone, en `Rambo: Last blood¿, la quinta y última entrega de la saga. / periodico

Nando Salvà

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La imagen permanece indeleble en la conciencia colectiva de la cultura pop: un Sylvester Stallone a pecho descubierto, y con la frente cubierta por un pañuelo color rojo sangre apenas capaz de sujetarle el pelazo, blande un lanzacohetes cargado de connotaciones viriles. Esa versión de John Rambo, antiguo soldado de los boinas verdes y veterano de Vietnam reconvertido en la peor pesadilla de los malos de este mundo, es tan emblemática del descerebrado cine de acción de los 80 que resulta fácil olvidar que, en sus inicios, el personaje era símbolo de algo muy distinto.

De hecho, en toda la historia de Hollywood quizá no haya otra saga cinematográfica de arco narrativo tan peculiar como el de Rambo; y la llegada, este viernes, día 27, a los cines de su quinta entrega -probablemente, esta vez sí, la última- es una excusa perfecta para repasarlo.

La historia original del personaje, tal y como lo concibió el escritor David Morrell en su novela 'First blood' (1972), en realidad era antibelicista. En ella, Rambo era la víctima de los horrores de la guerra y, sobre todo, de una América que, tras el fracaso en Vietnam, dio la espalda a los combatientes; así puede describirse también el protagonista de la adaptación cinematográfica del libro, 'Acorralado' (1982).

Pero cuando llegó a los cines su primera secuela, 'Rambo: Acorralado-Parte 2' (1985), el personaje ya se había convertido en una mezcla prototípica de superhéroe y engrasada máquina de matar; y, enviado a Vietnam para rescatar a un grupo de prisioneros de guerra que habían sido abandonados en suelo enemigo por los desalmados burócratas, logró vengarse de la derrota sufrida por Estados Unidos en el sudeste asiático aniquilando a los charlies y a los malvados rusos que les daban apoyo para conspirar contra América.

Inmediatamente, se convirtió para su país en un símbolo patriótico tan potente como el himno y la bandera. El entonces presidente Ronald Reagan llegó a decir que Rambo era republicano y, durante una rueda de prensa hacia el final de la crisis de los rehenes de Beirut en 1985, incluso afirmó: "Después de ver la película, ya sé exactamente qué haré la próxima vez que tengamos un problema así".

Y con 'Rambo III' (1988), el propagandismo patriotero de la saga abrazó el disparate: la película no solo sostenía que la invasión soviética de Afganistán había sido inmoral -Estados Unidos, recordemos, tiene tropas en aquel país desde el 2001-, sino que estaba dedicada a "los valerosos hombres y mujeres del muyahidín". En otras palabras, el integrismo islámico armado.

Unos 250 muertos

Cuando el héroe regresó a bordo de 'John Rambo' (2008), su batalla era menos geopolítica que puramente existencial; en lugar de intentar corregir los errores pasados de su país, el personaje trataba de combatir la acechante sombra de su propia mortalidad llenando la batalla de centímetros cúbicos de sangre. Aproximadamente 40 minutos de metraje de esa cuarta entrega nos muestran a Stallone matando soldados birmanos y mutilando sus cadáveres. No hay consenso sobre cuántos llegan a caer, pero rondan los 250.

¿Y qué hay de 'Rambo: Last blood'? Como era de esperar, nos ofrece un verdadero festival de violencia innecesariamente gráfica que incluye decapitaciones, desmembramientos, descuartizamientos y empalamientos; en una escena, el exboina verde hace explotar la cabeza de un hombre de un disparo y luego le dispara numerosas veces en el torso, por si acaso.

También era inevitable que, en su quinta desventura cinematográfica, el héroe apareciera reconvertido en abanderado de Donald Trump, pero aun así resulta llamativo hasta qué punto la nueva película funciona como defensa de las xenófobas posturas del actual presidente de Estados Unidos respecto a México. Según su retrato, el país vecino es un lugar casi exclusivamente habitado por violadores, traficantes de blancas y asesinos, y Rambo es el muro humano encargado de evitar que esa chusma pise suelo yanqui. 

¿Te acuerdas de David Morrell, que hace casi medio siglo creó al personaje para criticar la actitud imperialista e intolerante de su país? Ha declarado que se avergüenza de aquello en lo que se ha convertido.

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