PEQUEÑOS FORMATOS

Orgullo de extrarradio

Reivindicación de los artistas sin etiquetas. Las palabras sin género. La escena 'off'

Reina de las ramblas

Reina de las ramblas / periodico

Aída Pallarès

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"Espectador curioso busca romper con las etiquetas y reglas teatrales. Abstenerse teatros de más de 500 butacas". Si este es tu perfil de Tinder, acabas de hacer match. El nuestro será un amor brusco y salvaje, un amor singular. No hablaremos del último gran musical ni de esa obra que ves anunciada en el autobús. Haremos visibles los márgenes, desplazándonos a la periferia teatral y entraremos en esas salas que más que un teatro parecen una caja de cerillas. Reivindicaremos el extrarradio de la industria. Los artistas sin etiquetas, las obras sin género. La escena off.

Nuestra ruta podría empezar en la sala Hiroshima, que, con los años, se ha convertido en una auténtica meca de la escena contemporánea. ¿Quieres experiencias fuertes? Vete al Poble Sec. Esta temporada han programado un buen puñado de artistas inclasificables como David Espinosa, Aina Alegre y Pau Masaló, que ofrecerá un espectáculo sobre la falsa fraternidad entre los pueblos. Si queréis algo (más) punk, no lo dudéis: Antic Teatre. Allí podréis ver joyas que rompen con todo como las Mandonguilles de fresnillo de Roger Pelàez o lo que hará el Grupo de performance Isabel la Católica. Un nombre rimbombante para cuatro grandes de la escena contemporánea: Tomàs Aragay, Sofía Asencio, Søren Evinson y Semolina Tomic.

La casa de las compañías jóvenes

Solo tendremos que caminar cinco minutos para encontrar nuestra siguiente parada: el Tantarantana. La casa de las compañías. Sobre todo las más jóvenes y, por qué no decirlo, precarias. Aquí veremos un teatro crítico con la sociedad y entenderemos qué preocupa a los veinteañeros. También descubriremos algún que otro nombre inolvidable como la compañía Paradiso 99 (no os perdáis Canción dulce y amarga del hombre sin abuelos y la hija robada que quiere encontrar a su madre en el Cámbiame) o Teatre de Part, que han convertido un cuento de Dickens en un karaoke. Un apunte: si lo que queréis es saber qué piensan los millennials, echad también una ojeada a la programación del nuevo Escenari Brossa. 

Dos salas más que hacen de la frescura su bandera: El Maldà, que apuesta por historias cercanas como las de Barbes de balenaUna habitació buida, de Marc Artigau y Clara Peya, o Sacarina, de La Ruta 40. Y la pequeñísima Sala Flyhard, en el barrio de Sants, donde podemos ver y descubrir caras menos conocidas como por ejemplo Roc Esquius o Yago Alonso. ¿Buscáis talento femenino? Lo encontraréis, principalmente, en la Sala Atrium.  Tres imprescindibles: Eat me: Ana, de Mireia Izquierdo, Ramon, de Mar Monegal y La volta al món en 80 ties.  En Atrium se atreven con todo.

No cerréis aún la agenda y apuntaos que en la Beckett –normalmente en su sala pequeña– podremos ver imprescindibles como Ocaña, reina de las Ramblas de Marc Rosich o Memento mori o la celebración de la muerte, del franco-uruguayo Sergio Blanco. Sin olvidar el festival Escena Poblenou, que año tras año nos recuerda que la calle también es un escenario. Empieza septiembre, empieza la temporada. Agarraos, que vienen curvas.