CINE

'Súper Empollonas': comedia escrita con Z

La ópera prima de Olivia Wilde como directora es una de las comedias adolescentes de la década. Captura la realidad de la generación Z y retrata los aspectos universales de esta extraña época de la vida

Súper Empollonas

Súper Empollonas / periodico

Nando Salvà

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Cada época posee al menos una comedia adolescente que le es definitoria. La chavalada de los 80 tuvo Aquel excitante curso (1982), El club de los cinco (1985) y Escuela de jóvenes asesinos (1988); la de los 90 contó con Fuera de onda (1995) y Caramelo asesino (1999), y la década pasada fue la de Chicas malas (2004) y Supersalidos (2007). Y ahora también Súper Empollonas se incorpora a esa lista porque, si por un lado retrata aspectos universales sobre esa extraña edad temprana en la vida de toda persona en la que lo sabemos casi todo y a la vez absolutamente nada, por el otro captura específicamente la realidad de la Generación Z.

Desde este viernes, día 26, en los cines, la película invita a comparaciones con títulos como SupersalidosMovida del 76 (1993) y la reciente Lady Bird (2017), e incluye secuencias que resultarán familiares a todo aquel que esté versado en la gramática del cine teen. Pero la actriz Olivia Wilde logra dotar su ópera prima tras la cámara de una personalidad del todo autónoma.

Sus protagonistas, Molly (Beanie Feldstein) y Amy (Kaitlyn Dever), han pasado los años de instituto encerradas en la biblioteca, y gracias a ello han logrado sendas plazas en dos de las mejores universidades. Pero su mundo se desmorona cuando descubren que el resto de estudiantes, que no renunciaron a ir a fiestas, también irán a buenas facultades; y entonces acuerdan dedicar su última noche juntas a disfrutar de golpe de toda la diversión que han pasado tanto tiempo evitando.

En otras palabras, Súper Empollonas es una película sobre los peligros de etiquetar a la gente; nada que ver con El club de los cinco, que estableció la tabla periódica de los arquetipos adolescentes: el rebelde, el atleta, el estudioso, la reina del baile y la friqui.

Cuestión de género

Desde el estreno de American Graffiti (1973) las historias sobre jóvenes que deciden correrse la juerga definitiva antes de graduarse se han convertido en un género en sí mismas. En todo caso, en su mayoría han sido ficciones eminentemente masculinas en las que la mujer a menudo funciona como un objeto sexual; sirvan a modo de ejemplo títulos como Risky Business (1983) o incluso American Pie (1999) –protagonizada por un grupo de muchachos dispuestos a perder la virginidad a toda costa–.

Pero la nueva película no solo es novedosa por aportar una perspectiva femenina sino, sobre todo, porque pone en el foco a una adolescente lesbiana sin necesidad de hacer hincapié en su sexualidad; no ha pasado tanto tiempo, después de todo, desde que Chicas malas retrató el lesbianismo como algo vergonzoso y destructivo, y mucho menos desde todos esos chistes lésbicos que trufaban Dando la nota (2012). Súper Empollonas captura el espíritu de una generación que rehúye divisiones de género y definiciones rígidas de su sexualidad, y también en ese sentido hace que comedias adolescentes previas parezcan anticuadas.

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