CINE

'Varda por Agnès': así se dice adiós

La película que la cineasta francesa completó poco antes de su muerte el pasado marzo es un valioso resumen de su vida y su obra

Agnès Varda

Agnès Varda / periodico

Nando Salvà

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Con Agnès Varda sucedió algo insólito. Con 88 años, después de más de seis décadas de carrera y veintitantos filmes en su haber, vio cómo una mayoría de críticos que nunca antes habían demostrado mucho interés en su estupendo trabajo se fijaron en ella gracias al documental 'Caras y lugares' (2017), por el que además fue nominada al Oscar; no contenta con eso, después de pasar décadas ignorándola, la Academia de Hollywood también le otorgó una estatuilla honorífica. Y durante los meses siguientes, hasta casi el día mismo de su muerte, el pasado 29 de marzo, la directora paseó por festivales de todo el mundo su figura rutilante -similar a la de una bruja buena en una película de Hayao Miyazaki-, recibiendo tributos y ofreciendo clases magistrales. 

Precisamente, su película final toma la forma de una de esas lecciones de cine. 'Varda por Agnès' está mayormente ambientada en un teatro sobre cuyo escenario la francesa permanece sentada frente a un patio de butacas lleno de jóvenes estudiantes, compartiendo con ellos reflexiones sobre su carrera.

Mientras intercala ese monólogo de fragmentos de su obra previa, la película zigzaguea a lo largo de décadas y da saltos entre lo personal y lo político, el documental y la ficción y el cine y la fotografía; entre su primer largometraje, 'La Pointe Courte' (1955) y el que marcó su resurgir al compás de la revolución digital, 'Los espigadores y la espigadora' (2000); entre 'Cleo de 5 a 7' (1962), considerada su obra maestra, y 'Sin techo ni ley' (1985), por la que ganó el León de oro en Venecia.

Para conocedores y desconocedores

A través de esa combinación, Varda articula los temas e intenciones de su trabajo y nos recuerda tanto su singular imaginación como la juguetona curiosidad que siempre sintió por el mundo y sus habitantes; y, dada su costumbre a diluir la frontera entre la realidad y la representación incorporándose a sí misma en sus películas, también nos da acceso a su vida privada. Para quienes no conozcan su filmografía funciona como introducción; para los que sí, es una valiosa recapitulación.

Cierto que Varda por Agnès es menos experimental, menos divertida y menos personal que el ensayo 'Las playas de Agnès' (2008), del que podría considerarse una continuación. Sin embargo, es una reflexión mucho más aguda sobre el paso de los años, la edad y el proceloso camino hacia la muerte. Su autora la creó para despedirse de nosotros y tener la última palabra acerca de su cine, y hace ambas cosas derrochando tanto la energía de una niña que nunca perdió su entusiasmo como la sabiduría de una abuela que nos instruye con amor. 

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