exposición

Antoni Fabrés sale del olvido

El MNAC ha restaurado y recuperado las obras de este pintor que gozó de reconocimiento mundial

Antoni Fabrés

Antoni Fabrés / periodico

Sonia Gutiérrez

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De la vida de Antoni Fabrés -a quien el MNAC dedica una exposición temporal- se podría hacer una película. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el artista catalán obtuvo el éxito allá donde dejó huella -Roma, París, México-, la alta sociedad lo consideraba uno de sus pintores favoritos e incluso retrató al papa Benedicto XV. Su minuciosidad y virtuosismo le dieron fama, sobre todo por sus obras orientalistas, influenciadas por Mariano Fortuny. Imagina para alguien que conoció toda esa gloria lo que supondría caer en el olvido.

En las últimas décadas, ya solo vivía de dar clases en Roma. En 1926, donó gran parte de su obra a Barcelona, su ciudad natal (en realidad nació en Gràcia en 1854, antes de que la vila se anexionara a la capital catalana) y se le concedió una pensión vitalicia. Fabrés, que vivía con su mujer en serias dificultades económicas, lamentaría después la retirada del pago y la falta de reconocimiento en su etapa final. Falleció en 1938.

La muestra que acoge el MNAC hasta el 29 de septiembre recupera la figura de este pintor y escultor. El museo ha restaurado 105 de las 147 obras expuestas, respetando los marcos originales. La exposición permite observar la técnica de Fabrés más allá del orientalismo, como en los retratos y obras de fuerte carga social, sobre todo tras su paso por México, donde se decantó por el naturalismo y el realismo.

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