TEATRO

'Un, ningú i cent mil': festivo y gustoso juego de espejos

Pirandello da para mucho. A esa máxima se han aplicado el director Ferran Utzet y los intérpretes Laura Aubert y Marc Rodríguez en su versión de esta novela

'Un, ningú i cent mil': Festivo y gustosos juego de espejos

'Un, ningú i cent mil': Festivo y gustosos juego de espejos / periodico

José Carlos Sorribes

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Vitangelo Moscarda es un tipo con una vida sin complicaciones hasta que un día su mujer, Dida, le dice que tiene la nariz algo torcida. Podía haberse ahorrado ese alarde de sinceridad. Él lo ratifica ante un espejo, lo que le lleva a un arrebato cyranesco que le hace cuestionarse su plácida vida –vive de rentas de un padre banquero– con una crisis de identidad de aquellas que pintan mal. Así, por ejemplo, fracasa en el loable intento de quitarse la etiqueta de usurero que le ha puesto la gente de su entorno.

Vitangelo y Dida son los dos personajes principales de 'Un, ningú i cent mil', la novela del dramaturgo y narrador Luigi Pirandello, publicada en 1927 y última de su trayectoria. Una obra de larga gestación y que fue, de alguna forma, el testamento del escritor de 'Seis personajes en busca de autor' y Nobel de Literatura en 1934. Pirandello traspasó los cánones teatrales de su época y también alcanzó cumbres en su cara narrativa.

Lo que fue un primer boceto en el 2017 para el festival 'Escenes de filosofia i teatre', que impulsa la productora La Perla 29, se ha convertido ahora en un montaje teatral estrenado en su sede, la nave gótica de la Biblioteca de Catalunya. Los mismos protagonistas de entonces, el director Ferran Utzet y los intérpretes Marc Rodríguez y Laura Aubert, se han zambullido en el copioso universo pirandelliano para llevar al terreno de la tragicomedia –no exenta de farsa y de guiñol– los apuntes sesudos del autor siciliano sobre la cuestión de la identidad. A Utzet le ha correspondido la minuciosa tarea de levantar la dramartugia a partir de ese abundante material narrativo.

En esa misión, el director ha apurado  al máximo las posibilidades teatrales del juego de espejos de la novela. Empieza con los dos personajes, alcanza incluso a los propios espectadores y acaba con proyecciones de Charlot, Mr. Bean o Tom Cruise y Nicole Kidman en 'Eyes wide shut', el último filme de Stanley Kubrick. Una buena ensaladilla. Utzet también eleva sin disimulo las situaciones cómicas a las que se ve abocado el atribulado Vitangelo Moscarda.

Hasta el 'Yo soy aquel'

No podía encontrar mejor pareja el director para esa intención. Laura Aubert es una payasa enorme, con una inacabable paleta cómica en sus manos, y que despierta la risa a un enterrador. Lo demuestra en la primera parte cuando despacha una amplia lista de personajes, y también brilla más contenida en la segunda cuando se intercambian los roles. Rodríguez, mientras, apechuga con un torrente de palabras en el arranque y luego se siente en su salsa cuando le toca el catálogo de roles más histriónico.

Para que la fiesta sea completa no falta una variada banda sonora. ¿Alguien se imaginaba que el 'Yo soy aquel' de Raphael podía acompañar una pieza de La Perla? Pues sí. Y de cierre, el 'Libérate', de Rafael Conde, El Titi. Tampoco falta George Michael y el gran 'Voglio vederte danzare' de Franco Battiato, este mucho más acorde con lo que podía esperarse de la playlist. Y lo que nunca pierde 'Un, ningú i cent mil' es el inconfundible aroma perla de las obras de la productora que pilota Oriol Broggi.