CINE
'La noche devora el mundo': el apocalipsis es uno mismo
Sí, es una película de zombis, pero solo porque en ella aparecen zombis. La verdadera amenaza de la que habla no tiene nada que ver con ellos
Las medidas a tomar para sobrevivir a un apocalipsis zombi están claras: localizar un refugio seguro y tomar posesión de él; conseguir una cantidad considerable de alimentos; idear modos alternativos de recolectar agua y generar calor, considerando que los sistemas de fontanería y electricidad estarán fuera de servicio; hacer acopio de herramientas, suministros médicos y, por supuesto, armas con las que hacer frente a los muertos vivientes u otros enemigos; y evitar la compañía tanto como sea posible para rentabilizar las provisiones al máximo y para limitar las probabilidades de conflictos y errores humanos. Sin embargo, incluso logrando todo eso, estaríamos expuestos a una amenaza aún más perversa que los cadáveres andantes: el aburrimiento.
Silencio espeluznante
Así queda claro en 'La noche devora el mundo'. Su protagonista, Sam, asiste a una fiesta en el apartamento parisino de su exnovia. Triste y molesto por los demás asistentes, se encierra en una habitación vacía y se queda dormido. Al despertar, descubre que la casa es una orgía de sangre, y que su ex –o lo que queda de ella– intenta comérselo. No tarda en descubrir que el mundo ha sucumbido a una plaga zombi. Poco a poco, Sam va logrando mantener a los infectados fuera, no solo del apartamento sino también de todo el edificio, lo que significa que él está atrapado dentro. El director Dominique Rocher envuelve la mayor parte de este proceso de un silencio que hace espeluznante para aumentar la sensación de suspense.
A partir de entonces, el héroe va estableciendo una rutina diaria que primero le proporciona tranquilidad pero con el tiempo, inevitablemente, lo sume en la angustia. Para él, después de todo, cualquier opción de futuro ha sido reemplazada por un estancamiento vital que quiere mantener pero que aborrece.
Momentos de peligro
Mientras contempla ese proceso, la película ocasionalmente escenifica momentos de peligro para evitar caer en el tedio. En cualquier caso, el tedio es precisamente su principal asunto; el tedio y la soledad, y el descenso gradual a la locura que causan.
Por eso, lógicamente, 'La noche devora el mundo' no se resuelve con un clímax explosivo; se limita a ir dejando cada vez más claro, escena a escena, lo vano que resulta el aislamiento, y a hacer que Sam vaya comprendiendo que los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Entretanto, demuestra que lo único que realmente hace que la vida valga la pena es la esperanza en un mañana y, sobre todo, en la existencia de alguien con quien conectar.
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