CINE

'High life': El espacio exterior es una cárcel

El nuevo trabajo de Claire Denis, es una de las películas de ciencia-ficción más extrañas, perturbadoras, aterradoras, apabullantes e hipnóticas que se recuerdan

'High life': El espacio exterior es una cárcel

'High life': El espacio exterior es una cárcel / periodico

Nando Salvà

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De entrada, un aviso: 'High life' es capaz de provocar el rechazo y la ira de buena parte de la audiencia. Pese a que sobre el papel podría parecer la película más accesible de Claire Denis –transcurre en una nave espacial y la protagonizan Robert Pattinson y Juliette Binoche–, es tan enigmática y provocadora como el cine previo de la francesa, si no más, y sus primeros compases están protagonizados por un astronauta que cría a su bebé en una astronave que transita por el cosmos.

Gradualmente, a través de un prolongado 'flashback', descubrimos que Monte (Pattinson) y su hija son los últimos supervivientes de una tripulación compuesta mayormente de criminales, enviados al espacio para estudiar la producción de energía que genera un agujero negro.

Una científica loca

A medida que emergen las historias personales de los pasajeros y sus dañadas personalidades, el viaje se va tornando cada vez más sombrío y caótico; la depresión, la fragilidad mental y la posibilidad de violencia se apoderan del vehículo, cuyo interior angosto y claustrofóbico asemeja la misión a un descenso grupal al infierno.

A ello contribuye lo más parecido a un comandante que hay a bordo, una científica loca (Binoche) que derrocha erotismo y obsesión materna, y que cuando no se dedica a realizar experimentos de fertilidad propios del doctor Mengele –se la conoce como "chamán del esperma"– pasa el tiempo en un artefacto llamado 'fuckbox' (la caja de follar), donde la tecnología se confunde con los fluidos corporales. En realidad, toda la nave es receptáculo de sangre, vómito, semen y leche de mujer, lo que la convierte en algo parecido a un cuerpo humano.

'High life' contiene varios momentos brutales, pero también otros de gran calidez y ternura. Tanto ese contraste como la sintaxis elíptica empleada por la directora hacen que la película resulte increíblemente efectiva confundiendo al espectador y dejándolo perplejo. Lo más conveniente para quien se siente frente a ella, en todo caso, es darse por vencido y rendirse a la capacidad hipnótica de sus imágenes y su atmósfera.

Habrá, en todo caso, quien encuentre en ella un escepticismo frente al progreso humano que sin duda choca con el idealismo de títulos como 'Interstellar' y 'Marte'; otros la interpretarán como una gran metáfora sobre la paternidad. Se mire como se mire, es una obra extraña, aterradora, conmovedora y apabullante, y algo completamente nuevo. La ciencia-ficción, decimos, nunca debería volver a ser lo mismo. 

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