CINE

'Border': también los cactus florecen

La segunda película del director sueco-iraní Ali Abbasi es un cuento de hadas para adultos sobre el descubrimiento personal, el amor y el mal

'Border': También los cactus florecen

'Border': También los cactus florecen / periodico

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

'Border' tiene un poco de película de terror, un poco de intriga criminal y un poco de comedia, pero no llega a encajar en ninguno de esos géneros. Es, simplemente, cine fantástico, y lo es en todos los sentidos. En su primera parte, la película construye una premisa tan bizarra que a partir de entonces estaría abocada a caer en el ridículo de no ser por la exquisita capacidad del director, Ali Abbasi, para fundamentar el relato sobre el realismo y una enorme capacidad para la empatía y la emoción.

Su protagonista, Tina, es una oficial de aduanas con rostro neandertal y un olfato implacable que usa para atrapar a quienes intentan introducir productos ilegales; no son esos productos lo que su hocico detecta, sino el olor que la culpa y el miedo de los criminales despiden. Tina vive en el bosque con su novio, un crápula que obviamente la engaña, y tiene a su padre ingresado en una residencia, solo intermitentemente capaz de reconocerla. En realidad, la joven mantiene una relación más estrecha con la naturaleza que con la mayoría de las personas, y eso es algo que queda claro incluso antes de que la veamos compartir momentos nocturnos con un alce o un zorro.

Las cosas cambian cuando Tina detiene a un sujeto, Vore, durante un control. Aparentemente no ha hecho nada punible, pero sin duda hay algo raro en él. De hecho, posee el mismo semblante cavernario que ella. Inmediatamente, los dos se enzarzan en algo que podríamos llamar un olfateo mutuo. «¿Te gustan los insectos?», pregunta el tal Vore con un brillo en los ojos. Y entonces queda claro que los dos están destinados a encontrarse de nuevo.

Devorando caracoles

A partir de entonces, la narración se divide en dos líneas. Una sigue a Tina mientras ayuda a las autoridades a resolver un crimen; la otra la acompaña mientras redescubre su verdadera naturaleza y se convierte en lo que siempre debió ser, ya sea revolcándose en la tierra húmeda o devorando caracoles o descubriendo junto a Vore –en una escena de sexo simultáneamente hilarante, conmovedora y algo repugnante– que tiene formas de llegar al orgasmo mucho más creativas que quienes la rodean. También comprobará que las afinidades que comparte con él no significan que sean compatibles.

'Border' pone en duda las normas sociales que dictan qué es bello y qué no, y explora el efecto que tienen en aquellos que no se ajustan a ellas. Quien quiera buscarle subtexto político, podrá hacer paralelismos con el creciente rechazo a inmigrantes y refugiados. Pero lo que ofrece es más universal: una oda sorprendentemente humanista y del todo fascinante a los excluidos del mundo. 

TEMAS