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Icíar Bollaín: de lo íntimo a lo político

Su nueva película, 'Yuli', mantiene el mismo tipo de diálogo entre lo personal y lo social. Aquí repasamos su carrera

La seña de identidad de Icíar Bollaín: de lo íntimo a lo político

La seña de identidad de Icíar Bollaín: de lo íntimo a lo político / periodico

Nando Salvà

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La de Carlos Acosta, que pasó de bailar 'breakdance' en un barrio marginal de La Habana a convertirse en una leyenda mundial de la danza a la altura de Rudolf Nureyev y Mikhail Baryshnikov, es una vida accidentalmente diseñada para ser convertida en película. Y esa película, 'Yuli', llega este viernes a los cines. Basada en la autobiografía 'No mires atrás', que el cubano publicó en el 2007, el octavo largometraje de Icíar Bollaín es una original combinación de 'biopic' al uso y espectáculo de danza.

En ella, el propio Acosta se interpreta a sí mismo en tiempo presente, mientras ensaya una serie de coreografías inspiradas en su biografía al tiempo que recuerda momentos definitorios de su infancia y juventud –dos jóvenes actores se encargan de darles vida–; y su peripecia le sirve a la directora madrileña para trazar en paralelo una historia de la Cuba de los últimos 40 años. Dicho de otro modo, 'Yuli' ofrece el mismo tipo de diálogo entre lo personal y lo social que Bollaín ha convertido en seña de identidad a lo largo de sus películas.

1. Hola, ¿estás sola? (1995)

Secundada por Julio Médem en labores de guionista, Bollaín debutó como directora de largometrajes con este sencillo relato de maduración, situado entre lo cómico y lo amargo, en el que dos veinteañeras de familias desestructuradas deciden irse de viaje en busca de trabajo, amor e independencia.


2. Flores de otro mundo (1999)

Inspirándose en la caravana de mujeres organizada en 1985 por los hombres de un pueblo oscense, la directora se situó entre la comedia y el drama para hablar de la desertificación del campo, las condiciones de vida de los inmigrantes ilegales en nuestro país y los prejuicios que condicionan nuestro trato a las personas de culturas diferentes.


3. Te doy mis ojos (2003)

En la película que supuso su consagración cinematográfica –ganó 7 Goyas, entre ellos los de Mejor Película y Mejor Director–, la madrileña no solo trató de explicar cómo una joven de buena familia acaba víctima de los malos tratos; también se propuso penetrar en la mente del hombre que, incapaz de contener su ira, se los inflige por amor.


4. Mataharis (2007)

Aunque protagonizada por tres detectives privadas, la cuarta película de Bollaín no es cine negro, sino una reflexión sobre las relaciones de pareja, la conciliación entre la vida laboral y la familiar, la ética profesional, la explotación de los trabajadores, el estrés moderno y la destrucción de la frontera entre lo público y lo privado.


5. También la lluvia (2010)

En su primera colaboración con su marido, el guionista Paul Laverty, la directora utilizó el rodaje de una película sobre Cristóbal Colón como premisa argumental a partir de la que poner en paralelo la explotación humana causada por la conquista de América y el colonialismo económico que las empresas del Primer Mundo ejercen actualmente. 


6. Katmandú, un espejo en el cielo (2011)

Mientras retrata a una maestra catalana trasladada a Nepal para trabajar en una escuela, Bollaín habla de la necesidad de un acceso igualitario a la educación y del poder transformador de la misma, y condena la mirada condescendiente que como occidentales fijamos sobre culturas distintas a la nuestra.


7. El olivo (2016)

Las desventuras de una joven que intenta devolver a su familia un árbol milenario funcionan como vehículo de un comentario sobre los vínculos intergeneracionales, la tensión entre los bienes materiales y los emocionales, la crisis actual de valores y una España social y económicamente desesperada.

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