CINE

Ladrones de pelo blanco

El miércoles llega a la cartelera 'Rey de ladrones', que rememora uno de los atracos más célebres de Gran Bretaña. Sus autores tenían edad para irse de viaje con el Imserso

'Rey de ladrones': Ladrones de pelo blanco

'Rey de ladrones': Ladrones de pelo blanco / periodico

Nando Salvà

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Cuando la cámara acorazada de la empresa de depósitos Hatton Garden apareció desvalijada a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa del 2015, el suceso fue inmediatamente catalogado como uno de los atracos más importantes de la historia de Gran Bretaña. ¿Quiénes eran los responsables de haberse colado en el rincón más inexpugnable del barrio de los diamantes de Londres, ejecutando el tipo de golpe que ni el más creativo de los guionistas de Hollywood habría imaginado? Entre las hipótesis que proliferaron en la prensa, hubo las que dieron por hecho que había sido obra de los Pink Panthers, temibles ladrones balcánicos que llevaban años saqueando joyerías de toda Europa. Otras compararon lo sucedido con los métodos sofisticados y acrobáticos del reparto de 'Ocean’s eleven'.

Por eso, cuando solo unas semanas después la policía llevó a cabo nueve arrestos, nadie entendió nada: los detenidos tenían la edad idónea para irse de viaje con el Imserso y echar las tardes mirando obras, y sus historiales médicos incluían cánceres de próstata, cuellos fracturados, neutropenias, aneurismas, policistitis renales, prótesis de cadera e incontinencias urinarias. Ahora llega a los cines 'Rey de ladrones', que se sirve de actores de la talla de sir Michael Caine, Tom Courtenay, Jim Broadbent y Ray Winstone para recrear su peripecia.

Los atracadores de Hatton Garden, es cierto, tenían un largo historial criminal a sus espaldas, y habían pasado los dos últimos años trazando un plan que incluía alarmas desactivadas, descensos por huecos de ascensores y la perforación de una pared reforzada de medio metro. Gracias a él se llevaron 18 millones de euros en billetes, joyas y relojes de lujo; en la cámara no quedaron más que montañas de escombros.  Mejor dicho: también dejaron un taladro, una pulidora y un puñado de palancas, probablemente para no cargar pesos innecesarios sobre la espalda en su huida.

Durante los días posteriores los ladrones pasaron desapercibidos, y evitaron el tipo de cambios repentinos de estilo de vida que habrían despertado sospechas. No habían dejado huellas físicas, así que asumieron que no harían falta más precauciones. Obviamente, no contaron con las modernas técnicas de investigación criminal –cámaras, micrófonos, lectores de matrículas, llamadas geolocalizadas–, y el 19 de mayo acabaron cayendo en una serie de redadas policiales en las que participaron más de 200 agentes. Entre todos, fueron sentenciados a más de 40 años de prisión tras ser declarados culpables de numerosos cargos de conspiración para cometer robo y posesión y ocultamiento de propiedad criminal. A lo largo del juicio, varios tuvieron serias dificultades para entender al juez a causa de sus problemas de oído. En la cárcel, uno de ellos murió, y otro sufrió dos derrames cerebrales.

A destiempo

El golpe de Hatton Garden fue el último exponente de una forma de latrocinio anclada en el pasado, una última reivindicación de la media en la cabeza en un tiempo de ciberatracos que implican mucho menos riesgo y proporcionan botines mucho más cuantiosos. Quizá en buena medida por eso, 'Rey de ladrones' mantiene un tono mayormente liviano y retrata a sus protagonistas como abuelos entrañables, y como consecuencia de ello un grupo de damnificados por el robo han puesto el grito en el cielo por lo que consideran la glorificación de un crimen que llevó a mucha gente a la ruina.

Y quizá tengan razón, pero lo cierto es que el enfoque de la película es del todo coherente. En todo momento, tanto la prensa como la opinión pública británicas mostraron sus simpatías por los ladrones de Hatton Garden; no habían herido o amenazado a nadie, ni siquiera habían empuñado un arma. Sabían que los robos acarrean muchos años más de sentencia cuando son a mano armada. Y, sin duda, ese es un detalle importante cuando no te quedan muchos de vida. 

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