ARTE

40 años con Ramon Casas

La galería Gothsland cumple cuatro décadas de actividad dedicando una exposición al pintor modernista, icono pictórico del movimiento artístico y autor fetiche de la sala

40 años con Ramon Casas

40 años con Ramon Casas / periodico

Natàlia Farré

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La galería Gothsland cumple 40 años, y lo hace a lo grande. Con una exposición sobre Ramon Casas, cómo no. Subieron la persiana en la calle del Consell de Cent con una muestra sobre modernismo y celebran las cuatro décadas de actividad con su máximo exponente. «Es el principal referente pictórico del modernismo catalán», afirma Gabriel Pinós, su responsable. Y para corroborarlo recuerda los dos iconos del movimiento, a su juicio: 'Ramon Casas i Pere Romeu en un tàndem' y 'Noia decadent'. «Casas es autor de ambos», puntualiza Pinós. En la muestra no figura ninguno de los citados cuadros, que están en colecciones públicas, pero sí el cartel que Casas hizo para 'Pèl & Ploma' con el mismo motivo de la mujer tumbada en el sofá después del baile. También pueden verse 'La Parisienne' (o la model), una fantástica pieza en la que aparece Mademoiselle Clo-Clo, Clotilde Pignet de nombre, una de las modelos más conocidas del París de la 'belle époque' que posó también para Toulouse-Lautrec y Santiago Rusiñol, de la que fue, además, amante.

Pero, pese a estas obras, lo primero que llama la atención al entrar en la exposición es un Renault 8CV de 1908. Rojo. Y casi igual al que Casas inmortalizó en sus cuadros. Casi igual porque el que el pintor plasmó en su archiconocido Ramon Casas i Pere Romeu en un automòbil era de 1902, pero los frontales de ambos coches son idénticos. No es la primera vez que Pinós mete uno de los vehículos de Casas en su galería; no en vano el pintor es uno de sus artistas fetiche. La sala lleva cinco muestras –esta es la sexta­– dedicadas a él, y fue la impulsora de los homenajes que se le dedicaron al artista en el 2016, cuando se cumplieron 150 años de su nacimiento.

De novicia a burguesa

El coche es la pieza más sorprendente, o más efectiva, pero no la única importante. La muestra esconde pequeñas joyas, además de las citadas, como 'Adelantos del siglo XIX', un conjunto de 25 cerámicas en las que Casas plasmó los supuestos avances del siglo XIX, desde la fotografía al inodoro. Tal cual. En una de las cerámicas se puede ver perfectamente un sanitario con un hombre en plan caganer. Reunir las 25 ha sido casi una heroicidad, pues las piezas son frágiles y se vendían por separado con la revista 'Pèl & Ploma'.

Hay más obras, hasta llegar a las 35. Con una posición destacada figura otra de las modelos, que acabó siendo su esposa, Júlia Peraire. Casas la retrató de todas las maneras posibles y con todas las técnicas posibles, desde un óleo con la musa vestida de novicia en el claustro del monasterio de Sant Benet hasta vestida como una burguesa parisina adicta a la última moda: 'Júlia vestida amb boà i una rosa'.  

En la muestra hay espacio también para las chulas y manolas a las que Casas inmortalizó numerosas veces y para otra curiosidad: un cartel que hizo para concienciar de los peligros de la tuberculosis, enfermedad que había sufrido de pequeño.

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