cine
'La noche de Halloween': vuelve la cara del terror
La undécima entrega de la saga protagonizada por el asesino Michael Myers es un solvente tributo a la inigualable película original de John Carpenter
En los créditos de apertura de 'La noche de Halloween', una calabaza hecha pedazos vuelve lentamente a su forma original, y la imagen podría sugerir que la nueva película en su conjunto es un intento de insuflar nueva vida a la saga que nació con la gloriosa 'Halloween' (1978), que desde entonces ha ido muriendo lentamente. Su objetivo es menos ambicioso: funciona más bien como un devoto homenaje, que tanto a través de un argumento lleno de puntos de conexión como de una plétora de alusiones inteligentes nos recuerda todo lo que amamos del 'slasher' pionero de John Carpenter.
Para ello, el director David Gordon Green despoja la saga de toda la porquería que acumuló a lo largo de nueve secuelas y 'reboots'. Su versión trata esos remedos como un mero rumor al tiempo que se reivindica como la continuación legítima del relato original. De paso, logra erigirse en la película más intencionadamente cómica del universo 'Halloween' y, a la vez, en una de las más inquietantemente brutales.
Sus primeros compases muestran tanto al asesino como a su víctima más célebre viviendo encerrados. Él, Michael Myers, ha permanecido privado de libertad durante cuatro décadas; ella, Laurie Strode (Jamie Lee Curtis), ha convertido su casa en una fortaleza mientras se preparaba para el regreso de Michael, controlada por el miedo y la sed de venganza. Y se ha pasado la vida alertando a su hija y su nieta del peligro, envenenándolas con su trauma, segura de que, tarde o temprano, demostraría estar en lo cierto.
LA CANTIDAD JUSTA DE CHISTES
Mientras avanza hacia la inevitable confrontación entre ambos, convirtiendo en el proceso a Laurie en la heroína feminista que en la primera película no llegó a ser –fue salvada en el último momento por un hombre–, 'La noche de Halloween' incluye referencias a otras películas de la saga -los personajes, por ejemplo, aluden a esa "leyenda urbana" según la que Michael y Laurie son hermanos- y observaciones metatextuales sobre el cine 'slasher' -"¿es un tipo que apuñala a unas pocas personas realmente aterrador en el 2018?", se pregunta alguien-.
También ofrece la cantidad justa de chistes, que dan al espectador momentáneos respiros y hacen que el terror por venir le impacte aún más. Y en (casi) todo momento logra hacer justicia al desdén por el gore del original de Carpenter sin descuidar las necesidades de violencia explícita del público actual. Nada de eso, por supuesto, logra que esté a la altura de su modelo, pero la sitúa más cerca que la mayoría de las otras películas que lo intentaron.
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