Cine

Ryan Gosling: el arte de no mover un músculo

El estreno de 'First man (El primer hombre)', un 'biopic' que rememora la vida del astronauta Neil Armstrong en los años 60, nos invita a repasar los filmes en los que Ryan Gosling ha ido perfeccionando su cara de póquer

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Nando Salvà

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Algo curioso le pasó a Ryan Gosling en el 2011. Por un lado, fue el año en el que se convirtió en superestrella gracias a tres películas de éxito que vieron la luz casi a la vez –'Crazy stupid love', 'Los idus de marzo' y 'Drive'–; pero por otro también el momento en el que, quizá como consecuencia de ese reconocimiento masivo, el canadiense dejó de explorar e intentar ampliar el alcance de sus habilidades interpretativas. Desde entonces, en cambio, la inmensa mayoría de sus personajes se han ajustado a un único arquetipo: el antihéroe frío, taciturno, intensamente hierático.

A ese patrón interpretativo vuelve a recurrir en el biopic 'First man (El primer hombre)', en el que rememora la vida de Neil Armstrong entre 1961 y 1969, cuando puso su huella sobre la luna.

En su piel, el mítico astronauta es un tipo irreparablemente dañado por la muerte de su hija y del todo incapaz de exteriorizar sus sentimientos. La llegada de la película a los cines nos ofrece la oportunidad de repasar los papeles que han permitido a Gosling ir perfeccionando su cara de póquer.

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1. BLADE RUNNER 2049 (2017)

Dada su increíble capacidad para mantener la misma expresión –o la falta de ella– ya sea para decir cosas bonitas o para hablar del colesterol, era solo cuestión de tiempo que Gosling interpretara tarde o temprano a una máquina. Aquí era un replicante, un guirigay de circuitos y tornillos recubiertos de piel humana. ¿Hace falta aclarar que lo bordó?


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2. SOLO DIOS PERDONA (2013)

Aquí dio vida a un entrenador de thai boxing que se ve empujado a vengar la muerte de su hermano, pero en lugar de convertir el personaje en un héroe optó por encarnarlo en modo robot. Incluso durante una escena de sexo mantenía el gesto propio de quien ha sido lobotomizado. Solo cambiaba la expresión de su cara cuando se la rompían a hostias.


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3. CRUCE DE CAMINOS (2012)

Para interpretar a un as de la moto que se mete a ladrón de bancos usó una única expresión facial, con la que parecía querer situarse a medio camino entre la tristeza, el misterio y la confusión pero que más bien lo asemejaba a un caballo aquejado de distrofia muscular. Entonces quedó claro: si los monosílabos tuvieran rostro humano, sería el de Ryan Gosling.


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4. LA LA LAND (2016)

Es cierto que, al menos de acuerdo a sus estándares, la interpretación que ofreció aquí casi podía considerarse histriónica, y que gracias a ella a punto estuvo de convencernos de que sabe bailar claqué. A la hora de mostrarle su amor a Emma Stone, sin embargo, parecía un alienígena que trata de reproducir actitudes humanas cuyo significado no entiende.


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5. GANGSTER SQUAD. BRIGADA DE ÉLITE (2013)

Para encarnar al sargento Jerry Wooters en este fallido drama gansteril optó por recurrir al equivalente interpretativo de un encogimiento de hombros. En realidad, no puede decirse que ofreciera una mala actuación. De hecho, a lo que Gosling hacía aquí no se le puede llamar actuar; su aportación era más bien la propia de una pieza de atrezo.


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6. DRIVE (2011)

El más icónico de sus personajes petrificados es un tipo regido por rituales rigurosos y estrictos códigos de conducta, algo parecido a un samurái melvilliano. Al volante, su concentración es tal que podría atropellar a un perro y ni se daría cuenta. Fue gracias a esta película que Gosling se convirtió en el rey indiscutible de la mirada en blanco.

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