ARTE

Yago Hortal, un chute de optimismo

Los tonos fluorescentes y los trazos enérgicos del joven artista seducen en 'Rigor y rosa', la exposición que reúne, en la galería Senda, sus últimos trabajos

Yago Hortal, un chute de optimismo

Yago Hortal, un chute de optimismo / periodico

Natàlia Farré

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Contemplar la obra de Yago Hortal (Barcelona, 1983) es un chute de optimismo. Lo suyo es el color y el gesto. Todo elevado a la enésima  potencia. Trazos enérgicos y tonos vivos, brillantes, fluorescentes... Hasta en los fondos. Una superficie, la del fondo, que hasta ahora el artista mantenía inmaculada: de blanco. Y que en sus últimos trabajos, una decena de piezas que la galería Senda (Trafalgar, 32) despliega en sus paredes, se han convertido en otro ejercicio de color: rosas, negros, azules, verdes… Nada de blancos.

"Sentía que nunca había dado a los fondos el valor que tienen, y aquí intento darles la importancia que se merecen", afirma el artista. Lo hace. Tanto que ha reducido los trazos que antes tapaban los blancos. "Es un ejercicio de síntesis, busco el gesto, la pincelada perfecta". Así que, desaparecido el blanco y reducidos los trazos en busca de lo sublime, no queda otra que titular la exposición con un 'Rigor y rosa'.

CUADROS PLAGIADOS

El resto de títulos, el de las piezas, son alfanuméricos, como siempre ha hecho Hortal: las iniciales del estudio donde ha sido pintada la obra y un número. En este caso las letras son SP, de Sant Pere més Alt, la calle donde el pintor trabaja. Aunque amenaza con cambiar, pues sus lienzos cada vez miden más y necesita espacio: "Cuesta lo mismo pintar un buen cuadro pequeño que uno inmenso, pero a mí me gusta pintar en grandes dimensiones", justifica. También amaga con irse al extranjero. Estuvo tres años instalado en Berlín y ahora le gustaría probar en Estados Unidos o Sudamérica, pero no le dejan. "Demasiado trabajo y demasiada logística".

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Y es que Hortal gusta. Aquí y fuera. Vean si no: en el 2013, la marca de moda inglesa Preen, una de las favoritas de Michelle Obama y otras famosas, plagió cuatro de sus cuadros para hacer 33 diseños. Hortal demandó a la firma por apropiación indebida de su obra. Y tras dos años de intensos tira y afloja entre abogados, el artista consiguió ver reconocida su autoría. 

MIRANDO AL FUTURO

De todo esto y más hablaba Hortal la semana pasada, durante la presentación de 'Rigor y rosa'. Hubo recorrido por la galería. Cena en casa del pintor (es tan buen artista como anfitrión). Y tiempo para las revelaciones. El futuro tendrá tres dimensiones: "Las piezas más pequeñas tienen mucha materia y me están llevando hacia la escultura. Es cuestión de tiempo". De momento, hace esculturas de pared, que es como llama a los cuadros de tamaño reducido que suman capas y capas de pintura acrílica que sobrepasan todos los límites del marco. 

Aunque igual esto también se acaba. La pintura acrílica tratada como material escultórico le gusta, lleva haciéndolo desde que estuvo en Berlín (2010-2013) pero está experimentando con nuevos materiales. ¿Cuáles? "Ya se verá". ¿Cuándo? No hay fecha definida. Ahora se trata de disfrutar de la exposición actual, la que le ha dejado sin vacaciones y la primera en Barcelona desde que trabajó a cuatro manos con Peter Halley, en el 2016. Fue el neoyorquino, uno de pintores americanos vivos más influyentes, quien propuso la colaboración. 'Pas mal'. Pero lo dicho: su arte gusta en todos lados.

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