ENSAYO EN PRIMERA FILA

Lo que los hombres piensan de sus mujeres

Las confidencias y fantasías de dos amigos dan para mucho, y Ramon Madaula las ha puesto sobre la mesa en 'Ignots' para que las escuches

Marc Rodríguez y Josep Julien, durante un ensayo en casa de Ramon Madaula, autor y director de 'Ignots'.

Marc Rodríguez y Josep Julien, durante un ensayo en casa de Ramon Madaula, autor y director de 'Ignots'.

David Torras

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Marc ha pasado mala noche, pero por nada del mundo renunciaría a la cita que tiene en Valldoreix en casa de Ramon. Le espera un mano a mano con Josep, una conversación en varios actos que les llevará a romper unas cuantas barreras de la amistad que les une cuando se transforman en Joan y Lluís.

Un viaje a Alpicat y al Mercat de Santa Caterina, y a otros muchos rincones a los que nos conducen la mente y la imaginación cuando aparecen según qué fantasías. Y lo harán con sus queridísimas parejas, María y Ester, que no aparecen, pero que no dejan de estar presentes de principio a fin en Ignots.

«Hemos de decidir qué comeréis en cada escena. Bueno, en la primera está claro: un chupito», dice Ramon Madaula, autor, director y anfitrión, y que ha tenido el detalle de permitir a On Barcelona colarse en este ensayo artesanal. En primera fila. Una privilegiada función privada en una enorme sala empapelada con libros, cuadros y dibujos, que Josep Julien y Marc Rodríguez convertirán en un pequeño teatro.

«No es fácil. Es corto, pero lo hemos de hacer intenso», comenta Julien. Setenta y cinco minutos. Una hora y cuarto en la que se impone una sonrisa, como la de Madaula cuando, sentado en el sofá, contempla la mesa donde se representa su pequeña diablura, ese desafío a la amistad y a los límites que a menudo aparecen, y que la mayoría de los hombres atraviesan de pensamiento y de boquilla unas cuantas veces cada día.

Ahí están Marc y Julien, metidos en su papel, Joan y Lluís, las dos piezas  de este «divertimento», según su autor, que sigue el diálogo con la memoria que da la escritura.

LAS TÍAS SON UN MISTERIO

«Osti, la he cagado, perdona. Volvemos donde estábamos», suelta Marc, tras un ligero extravío. Nada grave. Pero el guion es el guion, y así son de puntillosos. «¿A ti tu mujer te da la razón?», pregunta Joan. En eso estaban. En hablar de ellas: «Las tías son un misterio», dice Joan. Y de ellos. «En cambio, nosotros somos simples,  primarios», remata Lluís. Y así seguirán.

Ignots avanza por ese terreno, el de  las confidencias sobre la vida de pareja y el más pantanoso (y muy divertido) de lo que se cuece en el cuarto oscuro de la imaginación. La de Joan y Lluís da para unas cuantas carcajadas.

«Ahora llega lo gordo», exclama Marc. Llega la tercera escena. Sube la temperatura. «Aquí, Marc, te han de temblar las piernas», apunta Madaula ante lo que le espera. Lo que ha tramado.

UNA CONVERSACIÓN ROBADA

«Cuando los matrimonios llevan juntos unos años, hay ciertas inercias, se estancan, y con los amigos el tema recurrente es hablar de mujeres. Y eso es Ignots, dos amigos que hablan de mujeres. Y a partir de aquí empiezas a jugar», explica Madaula, que pretende huir de la distancia del teatro y que sea el espectador el que se acerque. «Me gustaría que la obra fuera una conversación robada en la mesa de al lado de un restaurante».

Y ahí, en ese salón perdido en Valldoreix, es muy fácil meter la oreja.

-«Pues que una cosa es la voluntad, el control, el consciente, lo que se ha de hacer, y otra es el animal, la bestia, el instinto, el inconsciente, lo que no se ha de hacer».

- «¿Y?»

-«Pues que, aunque no quiera, mi mente, que es una hija de la gran puta, iría haciendo su camino. Ella no para, no se cansa nunca. ¿Lo entiendes?».

Quién va a levantarse de la mesa y no seguir escuchando a Joan y a Lluís.