TEATRO

Dos 'millennials' toman las tablas

Las veinteañeras Elisabet Casanovas y Elena Tarrats se coronan en el TNC y el Lliure

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IMMA FERNÁNDEZ

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Brillan con luz propia rodeadas de consagradas estrellas. Elisabet Casanovas es la más joven y descarada de las 'singles' de Rodoreda, O sea, de esas mujeres de La senyora Florentina i el seu amor Homer que acaban dándoles la patada a los hombres, y brindan por ello. Sucede en la vitalista versión de Sergi Belbel que acoge el TNC.

Mientras, en otra esquina de la ciudad, el Lliure de MontjuïcElena Tarrats se mete en el tierno pellejo de Hedvige en L'ànec salvatge, de Henrik Ibsen. Acaba pagando el pato, pero antes sirve una exquisita interpretación bajo la batuta de Julio Manrique. Las dos grandes salas de Barcelona, rendidas a un par de novatas. Aquí hay madera.

JÓVENES PROMESAS

"Zi, zenyora, zoc la minyona...". Así, con ceceo y garbo se presenta en su debut teatral una dezlumbrante Casanovas. Es Zerafina, la sirvienta de Florentina, pero apunta muy alto. Alumna aventajada del profesor Merlí, dio las campanadas de Fin de Año en TV-3 y ahora las da, en singular, cada noche ante una platea entregada. El suyo ha sido un estreno de traca. 

A sus 22 años desprende una frescura, espontaneidad y vis cómica que destaca, y ya es decir, entre el ramillete de espléndidas veteranas -Mercè Sampietro, Margarida Minguillón, Carme Callol y una hilarante Teresa Urroz- de un montaje con el que Belbel ha buscado, y conseguido, complacer al gran público. Le ha dado un giro primaveral y humorístico a las soledades amorosas de Florentina y su coro de vecinas y confidentes. Flores y canciones para enterrar a los funestos príncipes azules y celebrar la vida y la amistad. Y la llegada de esa Zerafina, reina de corazones y que, "un poc embarazada", se niega a cabalgar sobre los deseos del macho de turno.

En el invierno de Ibsen -impecable puesta en escena de Manrique- también Tarrats logra robarnos el alma con un personaje en las antípodas. Con mucho más recorrido que Casanovas en el arte de la ficción (ha hecho tele, cine, teatro y tiene dos discos), Tarrats dibuja con enorme sensibilidad a la adolescente Hedvige.

La obra dispara contra el idealismo integrista, patológico, representado en un hijo vengativo, Gregor (espléndido Pablo Derqui), emperrado en desenterrar una verdad doliente. Aunque para ello destruya la felicidad de una pobre familia. Verdad destructiva frente a mentira piadosa, y en medio una Hedvige incapaz de matar una mosca. Y mucho menos un pato.